herman de vries, la esencia artística de la naturaleza, sin mayúsculas

Una vista de la exposición de herman de vries en el MUSAC de León.

Una vista de la exposición de herman de vries en el MUSAC de León. Fotos: MUSAC.

Una vista de la exposición de herman de vries en el MUSAC de León.

Tierra, lúpulo y bambú en la exposición de herman de vries en el MUSAC de León. Fotos: MUSAC.

Tiene 86 años y le gusta seguir vagabundeando, a menudo desnudo, por el bosque que rodea su casa en un pequeño pueblo alemán. Es un gesto más de la coherencia artística-personal de comunión con la naturaleza que ha tratado de mantener toda su vida este hombre nacido en Holanda, herman de vries, que rehúsa usar mayúsculas para subrayar su defensa de las no jerarquías, su creencia en la igualdad de todos, todas y todo. Hemos visitado en el MUSAC de León su primera exposición individual en España. Una experiencia esencial.

Así cuenta Kristine Guzman, coordinadora general del musac (en este artículo lo vamos a escribir así, como pequeño homenaje a herman) y comisaria de la exposición, su visita a su casa en un texto que se incorporará al catálogo, que está a punto de publicarse:

“En una tranquila población alemana rodeada de tierras de cultivo y un espeso bosque, se levanta una pacífica casa rústica con un hermoso jardín delantero. En un buzón de madera situado junto la puerta principal se lee «de vries», en referencia a la casa de herman y susanne de vries. El amplio vestíbulo de esta casa de campo se abre a una escalera cuyas paredes están atestadas de diversos instrumentos musicales exóticos. En la primera planta, una puerta entreabierta deja ver una habitación luminosa de paredes y sábanas blancas. Una sala, con su biblioteca contigua, llena de libros cuidadosamente catalogados y colocados en estanterías que van desde el suelo hasta el techo, ofrece un fiel retrato de los habitantes de la casa. Hay libros sobre botánica, medicina natural, etnobiología, paisajismo, filosofía y religiones orientales, poesía; cajas y cajas llenas de muestras de tierra, piedras u hojas; obras enmarcadas, carteles de exposiciones, carpetas con poesía escrita a mano… En la planta baja, ocupada por la cocina, un mapa muestra los cientos de recorridos realizados a lo largo de los años. El baño, con un armario lleno de frasquitos de medicinas naturales, da a un jardín donde crecen libremente las plantas y las flores. Allí, en un espacio independiente, se encuentra el estudio de herman de vries: está repleto de más elementos naturales, maravillas para el ojo curioso. . .

herman de vries burned III,2014-2015Cortesía del artista y Galleria Michela Rizzo Fotografía: Joana Schwender.

herman de vries, ‘burned III’ (2014-2015). Cortesía del artista y Galleria Michela Rizzo Fotografía: Joana Schwender.

Herman de Vries. Die steine, 2017. Colección del artista. Fotografía: Bruno Schneyer.

herman de vries, ‘die steine’ (2017). Colección del artista. Fotografía: Bruno Schneyer.

El estudio de un artista dice mucho sobre quien trabaja en él, y el de herman de vries es un mundo muy particular donde la naturaleza, la ciencia, la filosofía y la poesía coexisten y se convierten en arte. En su mundo, moldeado tanto por procedimientos científicos como por escritos budistas o taoístas, hay muchos conceptos recurrentes que discurren transversalmente por su práctica de la manera más lógica y natural. entre ellos está la idea de chance & change (casualidad/oportunidad y cambio)”.

Y ese es precisamente el título de la exposición en el musac, armoniosamente montada entre los enormes muros de hormigón de este centro. Entrar en ella es relajarse, olvidar artificios estresantes de la rutina. Entrar en el mundo de herman de vries es tocar lo más profundo de la naturaleza, por muy entre paredes de hormigón que se encuentre apresada. Sin duda, la banda sonora de la muestra ayuda: la respiración -profunda, sonora y ya cansada- del artista. Impone un ritmo natural, desahogado, como en las exposiciones de otro gran artista, Bill Viola, que obligan a aparcar el aceleramiento con que solemos ventilarnos las exposiciones, en un afán atropellado heredado de las tiendas, del simple consumismo.

chance & change es circular –ahora que tanto se habla del círculo como organización social y política frente a la estructura y la jerarquía; como economía frente a la despilfarradora linealidad-. Arranca con la etapa de herman de vries como artista zero, el minimalismo llevado hasta el extremo, con sus piezas totalmente blancas, reacción en los años 50 frente a lo que entonces estaba de moda, el invasivo expresionismo abstracto. Y termina con unos troncos negros, calcinados, que halló en su bosque y que ha donado a la colección del musac.

Como dice el folleto, “con esta exposición, de vries nos incita a mirar y abrir los sentidos para percibir la belleza y diversidad del mundo que nos rodea”.

Entre el blanco y el negro, los ocres más diversos y los verdes apagados de hileras de troncos de bambú, series de cientos de muestras de los colores de la tierra, tótems que son piedras de León sobre peanas que aportan valor a su hierática presencia, un gran círculo en el suelo con cogollos de lúpulo, y sus inmensos e impactantes -por su armonía y sencillez- diarios, con muestras vegetales recogidas en sus largos paseos, que son su inspiración y la base de sus procesos creativos, desde Canarias a Baviera.

Y uno entiende que este hombre nunca se ha apartado del zero, de la esencia, de la defensa de la mínima intervención humana en el arte y en el planeta, tal es el respeto y entendimiento que siente con la naturaleza, con todo lo que le rodea.

“herman de vries reflejó todas estas ideas en sus obras tempranas”, escribe kristine guzman (escribámoslo también en minúsculas). “En 1956 elaboró collages utilizando papel blanco sobre fondo blanco y en 1959 realizó su primer cuadro blanco, mezclando arena con pintura blanca. Aunque la intención de estos cuadros blancos era esconder la identidad de su creador, el interés del artista en el budismo Mahayana, el taoísmo y el zen se refleja en ellos y revela una intención personal: la del vacío. Al adoptar el principio taoísta de wu-wei (no acción) y el zen mushin (no pensamiento), de vries pretendía crear una obra de arte carente de significado, hallando plenitud en el vacío y elocuencia en el silencio”.

de vries se formó como horticultor y trabajó 16 años como biólogo en el Instituto de Investigaciones Biológicas Aplicadas a la Naturaleza en Arnhem, Holanda. También trabajó como jardinero en un monasterio, lo que le permitió, como nos subraya guzman, tener tiempo para observar y reflexionar, dos elementos cruciales para crear algo distinto, y algo de lo que hoy día nos olvidamos prácticamente por completo.

En 1970, de camino a Irlanda, pasó por el pequeño pueblo agrícola de Eschenau, en el norte de Baviera, cerca del bosque Steigerwald. Encantado por lo anónimo del pueblo y su proximidad al bosque, preguntó a los lugareños si había alguna casa de alquiler en la zona. de vries nunca llegó a instalarse en Irlanda. Desde entonces, vive en Eschenau, en esa casa que fue una antigua escuela. Casualidad y oportunidad. Chance & change que te cambia la vida, le da sentido al pasado y te marca el futuro.

herman de vries v71-63 random dot grid field, 1971 Archivo del artista

herman de vries, ‘v71-63 random dot grid field’ (1971). Archivo del artista.

“herman de vries ha subordinado sus medios artísticos a la obra de arte de la naturaleza”, escribe guzman. “Quiere aportar interpretaciones mínimas sobre lo que es la realidad para así incitarnos a percibir y a pensar en consecuencia. Muchas de sus obras son el resultado de buscar, coleccionar y mostrar elementos del mundo real. El mundo es la realidad y esa realidad se extiende desde el pequeño pueblo donde vive, al bosque por el que pasea a diario y a todos los lugares lejanos que recorre en sus viajes”.

Una de las obras más impresionantes del musac es el catalogue earth museum, una recopilación en curso de más de 7.000 muestras de todo tipo de tierras (caliza, arenisca, turba volcánica, marga…) que el artista empezó a reunir en 1978. “Sin ninguna intención científica, cada muestra es tratada como un especimen científico: se seca, se embolsa, se empaqueta y se etiqueta con su fecha y lugar de origen. Después, de vries las traslada al papel, tomando una pequeña muestra con los dedos y frotando en el papel para crear una imagen cuadrada o rectangular, y, a continuación, las guarda en cajas idénticas o las exhibe como si se tratase de una gran biblioteca de colores pantone”.

Como otros grandes artistas e intelectuales, desde Thoreau a Miró y Richard Long, de vries encuentra en el paseo las raíces, ramas y frutos de su trayectoria. Así nos lo explica la comisaria: “En respuesta al planteamiento filosófico de Descartes, “Cogito ergo sum” (“Pienso, luego existo”), el filósofo del siglo XVII Pierre Gassendi contestó “Ambulo ergo sum” (“Camino, luego existo”). Descartes considera que mente y cuerpo son independientes, mientras que Gassendi piensa que, en el acto de caminar, la mente y el cuerpo están interconectados. de vries ha interiorizado el lema de Gassendi y lo ha adaptado. A sus 86 años, dedica un mínimo de dos horas al día a recorrer el bosque Steigerwald, donde recoge elementos que llaman su atención tales como muestras de tierra, plantas, conchas u objetos de origen humano, todos ellos encontrados de forma casual” .

Lo que propugnaba el movimiento zero era “una zona de silencio y de posibilidades puras para un nuevo comienzo”. Y eso es lo que encontramos, maravillosamente bien traído, en el musac.

Del cero al uno.

de vries se siente uno con la naturaleza, porque cada uno de los elementos son necesarios para que todo pueda existir.

Somos uno con la naturaleza.

En el musac.

Hasta el 4 de febrero.

En La Casa Encendida de Madrid pudimos ver hace un año la exposición ‘El curso natural de las cosas’, que también incluía obra de herman de vries.

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