El histórico concierto de un ‘artista para la paz’ en la Antártida
A bordo del Hespérides, en la Antártida, Rosa M. Tristán comparte con nosotros un concierto muy especial: El famoso músico búlgaro Theodosii Spassov, que ha compuesto un álbum en la Antártida, ofreció varias piezas con el kaval, una flauta de madera que es uno de los instrumentos más antiguos de Europa.
Una temperatura cercana a los cero grados. Un viento gélido y una música que transmite la gélida belleza que se respira en el Estrecho de Brandsfield, que separa la Antártida continental de las Islas Shetland del Sur, donde están las dos bases científicas españolas. El artífice es el músico búlgaro Theodosii Spassov, un compositor que fusiona el jazz, el folk y la música clásica en unas piezas que le han hecho toda una celebridad en Europa del Este y le han otorgado muy diversos premiso, como el título de Artista para la Paz de la Unesco en 2016.
Hace unos días, Spassov dio un concierto sorpresa en la proa del buque oceanográfico Hespérides, que navega por estas aguas con sus bodegas llenas de ciencia dentro de la Campaña Antártica Española, la número 25 para este emblemático buque que por un rato se convirtió en improvisado escenario de un concierto único en la historia: ningún otro artista ha tocado a bordo de un buque como el Hespérides en las aguas antárticas, o al menos nadie tiene noticia de ello, señalaba el comandante José Emilio Regodón.
Spassov se encontraba en la base búlgara San Clemente de Ohrid , invitado por el programa polar de este país para que este continente le inspirara. “Para nosotros es importante una presencia cultural en la Antártida y Spassov es el primer músico que viene, pero también animamos a venir a pintores, escritores y periodistas. Ese año, con su presencia ha sido especial”, nos cuenta el profesor Christo Pimpirev, científico y fundador de la base de Isla Livingston vecina de la española Juan Carlos I. De hecho, antes de embarcarse en el buque Hespérides, Spassov y su guitarrista, Hristiyan Tsuyaticon, también ofrecieron una actuación en la sala de la base española, a la que acudieron unas 50 personas de ambos países, además de los científicos invitados.
“Para mí es algo muy especial estar en la Antártida, este lugar de inmensa belleza, limpio, inspirador. He compuesto una decena de canciones en los 10 días que he estado aquí. Ahora sí que puedo decir que he tocado en todos los continentes de este planeta”. Su voz transmite la emoción de quienes visitan este mundo gélido y hermoso por primera vez. Mientras habla, a lo lejos se ven navegar gigantescos icebergs y algún que otro crucero turístico, tan grandes que a veces se confunden.
El artista búlgaro es un virtuoso del kaval, una flauta de madera tradicional en su país, la más popular de Bulgaria, con la que consigue notas que parecen imposibles y que se pierden en la atmósfera cristalina del antártico durante la mañana del tercer día de viaje en el BIO Hespérides. “Quiero componer un álbum que seguramente llamaré Hielo en los ojos, junto a Hristiyan, con el que llevo 10 años tocando por el mundo. Lo acabaré en un estudio para que tenga la calidad suficiente, pero grabar partes en Livingston ha sido una experiencia única. Quiero transmitir el mensaje de que tenemos en la Tierra lugares tan maravillosos e inspiradores como es la Antártida y que debemos cuidarla para que siga siéndolo”.
Tras comenzar su educación en Escuela de Música Kotel y en la Academia de Música y Danza en Plovdiv (Bulgaria), Spassov se centró en esa flauta que tocaban los pastores y es uno de los instrumentos más antiguos de Europa, rico en tono y posibilidades técnicas. Pero Spassov le ha dado un giro, desarrollando un estilo propio que le ha proporcionado un premio Grammy por Le Mystere Des Voix Bulgares. En abril de 1995, la revista Newsweek le reconoció como uno de los músicos más talentosos de Europa del Este, subrayando que “en el páramo cultural postcomunista ha inventado un nuevo género musical». En su haber, además de 20 CD y colaboraciones con grandes del jazz como Winton Marsalis, un largo listado de partituras cinematográficas, con compositores como Ennio Morricone para películas como Una historia italiana.
Ahora, en el estrecho antártico de Brandsfield, mientras buscamos sensores sísmicos para que nos digan cómo se está transformando nuestra corteza terrestre,
Theodosii Spassov ha escrito una historia musical polar que será difícil de olvidar. El canto de las ballenas, durante media hora –el frío no permitía bises- se unió a un concierto que ha hecho historia.
No hay comentarios