Los hombres de verdad tienen que comer carne, ¿o no?
Con ‘Engachados a la carne’, Marta Zaraska trata de averiguar por qué seguimos comiendo carne pese a los argumentos en contra que hay desde el lado de la ética con los animales, nuestra propia salud y la del planeta. “¿Por qué ponemos tanto esfuerzo en crear un avión eléctrico en lugar de centrarnos en el consumo de carne como responsable del cambio climático?”, se preguntaba la periodista en su reciente presentación del libro en Madrid. Además, Zaraska introduce en el debate otros elementos, como los trasnochados roles de género: “Hoy día, sigue siendo más difícil hacerse vegetariano para un hombre que para una mujer, ya que tienen que demostrar que no son débiles por ello”.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015 alertaba de la relación directa entre el consumo de carnes procesadas y el cáncer. Diez años antes, la FAO -otro organismo dependiente de la ONU- ponía sobre la mesa que la ganadería es uno de los mayores causantes del cambio climático y que la producción de carne genera más gases de efecto invernadero que todos los transportes juntos. Además, cada vez más personas creen que los animales tienen derecho a no sufrir. Pese a todo esto, el consumo de carne aumenta. La OCDE calcula que para 2020 la demanda crecerá un 8% en Norteamérica, un 5% en Europa y hasta un 56% en Asia. ¿Por qué ocurre esto?
A esta pregunta responde la periodista polaco-canadiense Marta Zaraska en el libro que ha presentado recientemente en Madrid: ‘Enganchados a la carne’. Para este texto -editado por Plaza y Valdés dentro de la colección LiberÁnima, cuyos beneficios van destinados a la ONG Igualdad Animal– la autora ha consultado durante los últimos cuatro años más de 500 informes y ha entrevistado a más de 70 científicos. El objetivo no es convencer a nadie, dice la autora a El Asombrario, sino saber por qué hacemos lo que hacemos.
¿A quién va dirigido este libro?
Espero que sea para todos, pero sobre todo para personas que comen carne. Los veganos pueden extraer del libro un punto de vista diferente, como saber por qué la gente se enfada tanto cuando hablamos de la carne. Especialmente está destinado para gente que come carne y que dé respuesta a preguntas como qué es lo que la carne tiene de especial para desearla tanto o por qué desempeña un papel tan importante en nuestra mesa. ¿Por qué ponemos tanto esfuerzo en crear un avión eléctrico en lugar de centrarnos en el consumo de carne como responsable del cambio climático? Está claro que si esto se solucionara eliminando el consumo de patatas, por poner un ejemplo, sería más sencillo. La carne tiene algo que nos impide dejar de comerla. El libro responde al por qué de esa relación.
Muchos pros, como el placer de degustarla, pero la carne tiene muchos inconvenientes también…
La carne animal nos ha mantenido alimentados, pero ya no necesitamos sus nutrientes, existen innumerables alternativas. Además, numerosos estudios muestran que el consumo de carne conlleva cáncer, diabetes y enfermedades cardíacas. Tampoco tenemos suficiente planeta para alimentar a todos los humanos con las dietas occidentales carnívoras. Si no reducimos significativamente el consumo de carne, nos enfrentaremos al calentamiento global, la escasez de agua y la contaminación. Nos enfrentamos a una transición alimentaria.
Como sociedad, ¿es algo fácil de cambiar?
Los sociólogos han visto que la cultura gastronómica es la que más tarda en cambiar. Tu puedes irte a vivir a un país nuevo y lograrás aprender otro idioma o adaptarte a la vestimenta de allí, pero en el caso de la comida es lo último que se incorpora. En el caso de Occidente, está claro que el exceso de consumo de carne que tenemos en la actualidad es uno de los motivos por los que se fomenta la reducción de este producto, aunque por otro lado seguimos muy influenciados por lo dictado después de la II Guerra Mundial. Esa necesidad y capacidad de comer carne está cambiando. Por otro lado, en lugares como Europa del Este, por ejemplo, cuando yo era pequeña la carne brillaba por su ausencia y la cocina se adaptaba a otros ingredientes.
En la investigación que ha hecho para este libro, ¿qué datos han sido más difíciles de encontrar o qué datos están menos investigados por la ciencia?
Sobre todo, los relacionados con los aspectos biológicos. La investigación la acabé en 2015 y de entonces aquí han surgido muchas investigaciones sociológicas, psicológicas e incluso cognitivas, pero muy poco sobre el por qué anhelamos ese sabor de la carne. Gran parte de la información que figura en el libro respecto al sabor he tenido que desarrollarla yo misma después de hablar con científicos e investigar los sabores, como el umami -el quinto sabor junto al dulce, salado, ácido y amargo, que significa delicioso en japonés-. Considero que toda esta parte biológica de nuestra adicción a la carne está muy poco estudiada.
Si el sabor es tan importante, ¿podríamos solucionar el problema con carne artificial o ‘clean meat’?
Absolutamente. Esta carne es similar a la carne consumida y en estos momentos hay científicos que están añadiendo las células grasas que harán que esta clean meat sea desde el punto de vista biológico lo mismo. Pero además tendrá más beneficios, ya que podremos jugar con las grasas para que sean beneficiosas, con menos colesterol, con el mismo sabor.
¿No generará rechazo de las personas por ser creadas en laboratorios?
Creo que la gente debería darse cuenta de que hay muchas cosas que consumimos de forma habitual que salen de laboratorios. Desde una barrita de chocolate hasta otros productos que son considerados naturales. De hecho, en el futuro, la clean meat será producida en barriles, muy similar a la cerveza. Todo empieza con científicos, con pipetas, y luego se normaliza.
En el libro cuenta que su madre dejó de comer carne al leer un informe sobre los efectos perjudiciales de su consumo en la salud, pero al tiempo volvió a comerla porque le gustaba. ¿Qué argumento cree que es el que tiene más peso para seguir una dieta vegana o vegetariana?
Depende de la persona, no creo que haya un motivo mejor o peor. Si es por tu salud, perfecto, hazlo. Si es por respeto a los animales o por motivos de concienciación con el medioambiente, también. En mi caso, soy prácticamente vegetariana porque me di cuenta del sufrimiento de los animales y más tarde vi el efecto tan negativo que tenía la producción de carne sobre la naturaleza. Es muy posible que los argumentos sumen o incluso vaya cambiando a lo largo de la vida de una persona.
Mantiene que el patriarcado también está detrás como razón de comer carne, ¿de qué manera?
Es un mensaje muy potente. He investigado y leído muchas publicaciones de salud dirigidas básicamente a los hombres, que recogen artículos en los que se fomenta la idea de que los auténticos hombres comen carne. Esto nos retrotrae a hace 2’5 millones de años, cuando había cazadores, todo el mundo quería una porción de ese super alimento y tenerla era poder. Luego hay otras épocas en las que el consumo de carne también era vetado a las mujeres por otras razones. Como la época Victoriana, donde se creía que la carne era demasiado fuerte para las mujeres y podía hacer que fueran demasiado sueltas sexualmente. Hoy día, sigue siendo más difícil hacerse vegetariano para un hombre que para una mujer, ya que tienen que demostrar que no son débiles por ello. Mi propio marido, que es vegetariano, empezó a hacer más ejercicio para luchar contra este estereotipo. Que llega incluso a las marcas: hay estudios que dicen que cuando hay que ponerle nombre a un producto cárnico se usan nombres masculinos y cuando son productos vegetales, a femeninos.
Para terminar, como especie, ¿no es absurdo que sigamos consumiendo algo que nos mata?
Claro que lo es. Espero que la gente cambie sus hábitos por el calentamiento global y por el alto coste en la salud que supone. Yo no como carne actualmente, pero sigo echando de menos la carne. Cuando veo pepperoni en una pizza no puedo resistirme a comerlo. Es la parte absurda de todo esto.
Comentarios
Por JL, el 20 julio 2019
Entonces de vegetariana tiene poco. No me gustó q se terminara el articulo diciendo que si ve pepperoni se lo come. Que pensara la gente que come animales?? Si ella misma no tiene la fuerza de voluntad para no comerlo no puede esperar que los demas la sigan. Muy mal!
Por Santi Ochoa, el 20 julio 2019
En la ganadería de vacuno cuando nace una ternera se la mantiene para que crezca, pueda parir y aumentar así la manada. Si nace ternero se le ceba lo más posible y se le sacrifica joven para el consumo de carne. De tal forma que las manadas son siempre de terneras/vacas, salvo un macho o dos, que son los que montan a las vacas para seguir reproduciéndose. O sea que, prácticamente no se vende nunca la carne «de ternera», es siempre de ternero o de toro. Llamar carne de ternera a la carne de ternero es pura ideología ¿patriarcal?