¿Por qué los hombres no pueden regalarse flores?
“Qué haces, los niños no se dan besos. Eso es de niñas”. “Los hombres no se regalan flores. A ver si lo vas a volver rarito como tú o algo”… Guille, que tiene 9 años, ha ido a la fiesta de cumpleaños de un amigo y lo ha pasado mal. Le han soltado frases como esas. No entiende nada. Y por eso nos ha enviado a la Redacción de ‘El Asombrario’ esta nueva carta a través del escritor Alejandro Palomas.
Hola, señor director. Le escribo porque yo creía que ya no iba a escribirle más, pero resulta que sí. Es que ha pasado una cosa y me parece que a lo mejor es un poco rara, aunque a lo mejor no, porque como es de las personas mayores seguro que es muy difícil. Pues bueno, lo que pasa es que ayer fue el cumpleaños de Emilio Robles y dio una fiesta de cumpleaños en su casa, que es muy grande y tiene un tejado de pizarra de verdad como los de las películas de la tele de los domingos por la tarde, que siempre pasan en Alemania o en Suiza de los Alpes. Como también tiene hierba en el suelo de fuera porque es un jardín de ricos y hacía mucho calor, tanto que papá dijo que no era normal porque todavía no es verano, y también dijo: “Pero qué se le va a hacer, Guille, esto ya no tiene arreglo, es culpa del cambio climático”, que dice Nazia que es primo del payaso malo de la cara blanca de Batman pero en espíritu y por eso es peor y no se puede hacer nada porque siempre se escapa, pues bueno, resulta que Emilio Robles dijo que su madre le había dado permiso para que estuviéramos en el jardín y jugáramos fuera.
Entonces, cuando llegué a la casa rica de Emilio y papá se marchó me di cuenta de que me había dejado el regalo en el coche y me dio una cosa aquí, como en la barriga, porque no se puede ir a una fiesta sin el regalo, es que es de mala persona que cuando reza se inventa las palabras y me entraron ganas de hacer pis por los nervios hasta que vi que venía un coche y era el de la madre de los gemelos Rosón, porque es amarillo y va sin carné de conducir para no gastar. Y como no quería que me vieran corrí hasta la esquina y me escondí en un solar de una casa de ricos que todavía no estaba, porque como ahora se construyen tantas casas hay que pedir número y hacer la cola. Mientras esperaba hice un poco de pis, pero no mucho, y también me manché un poco, aunque solo unas gotas, y luego tuve una idea y me puse tan contento que seguro que papá habría estado muy orgulloso de mí. Pero seguro, seguro.
Es que, señor director, como el solar estaba lleno de yerbas y cosas, también había muchas flores, y de muchos colores, y me acordé de que mamá siempre decía que no se puede ir de invitado a casa de nadie sin un ramo de flores. También decía: “Las flores abren todas las puertas, Guille, hazme caso”. Y entonces cogí unas cuantas, bueno, muchas, y las puse así, chulas, y las até con un trozo largo de hiedra y también puse un papel plateado que había debajo de un arbusto que era de un bocadillo, pero no estaba muy arrugado, y volví a la casa de Emilio y también llamé a la puerta y ya está.
Bueno, está casi. Cuando Emilio abrió la puerta, dijo “Hola”, y también estaba Arturo, que es su hermano mayor de trece años o más porque tiene granos en el bigote. Y entonces dije: “Feliz cumpleaños” y le di el ramo de flores del bosque y también le di un beso como los que le doy a papá cuando llego a casa y él está mirando la tele en el sillón, pero no pude porque Arturo me cogió el ramo y dijo: “Pero, chaval, tú dónde crees que vas con estas flores”. Y yo dije: “Aquí”. Y él se rio una vez y otras más y luego Emilio me dio un empujón y dijo: “Qué haces, los niños no se dan besos. Eso es de niñas”. Y si me hubieran dejado les habría dicho lo de mamá con las flores y eso, pero no hubo tiempo, porque entonces Arturo me dio una colleja un poco fuerte y abrió la puerta y tiró las flores a la calle y dijo: “No jodas, chaval”. Y también: “Los hombres no se regalan flores. A ver si lo vas a volver rarito como tú o algo. Solo nos faltaba eso.” Y ya no dijo nada más, porque enseguida sonó el timbre y Emilio me dio otro empujón para que saliera al jardín y su mamá gritó desde la cocina: “¡Debe de ser la cuentacuentos!”, y bueno, cuando se lo conté a Mariano Ruiz, que estaba en la piscina, me miró así, muy raro, y dijo: “Pues claro, Guille. Los hombres no se regalan flores porque les salen tetas y entonces ya no pueden tener hijos y el Rey los obliga a operarse para que tengan el carné de identidad nuevo”.
Y ahora sí que ya está. Pero, señor director, ¿usted sabe si es por eso? Es que a mí me gustaría que me regalaran flores siempre, pero si me tienen que operar y duele, creo que prefiero que no.
Las otras cartas al director de Guille:
Comentarios
Por Lina, el 25 marzo 2019
Me encanta Guille y su inocencia y su ternura. Gracias Alejandro por crear un ser tan maravilloso.
Por Ruiz, el 26 marzo 2019
Buenos días, mi nombre es Mariano Ruiz, sí, igual que el amigo de Guille que le reprende regalar flores… y me ha tocado. Tanto que cuando acabe de trabajar voy a ir a una floristería para regalarle un ramo a mi hijo. Es un gesto que no se me había ocurrido, tal vez por lo de siempre, por prejuicios.
Así que Alejandro te agradezco que me hayas ayudado a darme cuenta de lo bonito que es regalar flores sin importar a quién.
Grande Guille…, de nuevo.
Por Esperanza Benayas Caño, el 26 marzo 2019
Es maravilloso ver como Guille tiene una sensibilidad y ternura que abraza el corazón de quien le escucha.
Porque realmente cuando lees una carta como esta tu corazón pide que ojalá sirva para cambiar algo entre los adultos.
Un abrazo enorme para Guille.
Por latiendadelasflores.es, el 27 marzo 2019
Poco a poco la gente va cambiando.
Nosotros en nuestra web cada vez recibimos más pedidos de flores de hombres para otros hombres.