Iban Petit: “Hay que reivindicar la valentía de las mujeres en las cosas pequeñas”
Intentar recuperar el protagonismo que a la mujer le fue despojado en el pasado. Novelarlo no sólo por justicia y derecho, sino como homenaje. Un reconocimiento que no detentaron nunca, siempre en un segundo plano, acarreando una vida silenciada tras la sombra del hombre. Porque las novelas también funcionan como reparadoras del pasado, como artilugios con los que dar una segunda oportunidad a la historia. Por todo eso Iban Petit ha colocado a tres mujeres en el centro de su última novela, ‘Los abismos’ (Expediciones Polares).
A través de estas tres voces, Petit expondrá los diferentes retos que ha tenido que afrontar cada generación encadenada (abuela, madre e hija) en las épocas que les ha tocado vivir, para erigir un único personaje principal: la mujer en los últimos 50 años. Todo ello atado por la razón de la literatura.
¿Qué representan los abismos?
Representan el vacío frente al precipicio. Un vacío que las diferentes protagonistas de la historia están obligadas a cruzar; el vacío a enfrentarse a cosas nuevas. Ese sentimiento de vértigo cuando todo cambia y tienes que adaptarte a esa nueva situación.
Estos abismos, estos cambios, son afrontados por tres generaciones totalmente diferentes.
Totalmente diferentes, pero encadenadas: abuela, madre e hija. Recoge tres momentos de mujeres diferentes que se han tenido que enfrentar a vidas totalmente dispares. Nuestras abuelas tuvieron que batallar con una vida mucho más hostil que a la que nos enfrentamos nosotros. Nuestras madres, en cierta medida, también se enfrentaron a una vida más complicada. Cada ecosistema, cada época, se enfrenta a desafíos muy diferentes. Lo que yo quería resaltar en la novela es que, aunque las realidades sean diferentes, los retos, los cambios que tienen que afrontar, son muy similares. Aunque haya tomado a tres personajes diferentes, al final es el personaje de la mujer el que se erige como principal. La mujer y sus problemas en los últimos 50 años.
Esto hace que, al igual que en la novela ‘Molloy’ de Samuel Beckett, las tres mujeres funcionen como un juego de espejos.
Podría ser un espejo triangular en el que se van reflejando, incluso en el que se van mezclando. Sobre todo la narradora, la nieta, que se cree única, que se enfrenta a retos a los que nadie nunca antes se ha enfrentado, y sin embargo, poco a poco, según va descubriendo la vida de su madre y de su abuela, se va dando cuenta de que no es más que el reflejo de las otras dos que la han precedido. Y cómo reaccionan de manera muy similar ante esos desafíos, sin haber sido consciente de las vidas que habían llevado previamente sus antecesoras. Molloy es un reflejo de una personalidad frente a la otra, en el que incluso no se llega a saber si realmente existe Morán. Aquí sí que se sabe que son tres generaciones diferentes, pero que al final se acaban mezclando, acaban tomando decisiones muy similares.
Ser una novela protagonizada por mujeres hace que sea muy sensible, muy de emociones.
Yo espero haber trasladado eso a la novela. El abanico de matices que tienen las mujeres para percibir las cosas, creo que nos supera ampliamente a la que tenemos los hombres. Sí que perciben la realidad de una forma diferente, más sutil, de los pequeños gestos. Es una característica que yo he aprendido a través de mi abuela y tías abuelas, que son las que me criaron. Prácticamente hasta que me hice adulto, siempre he visto la vida a través de esos ojos, y he intentado recrear eso que me transmitían. Esos oasis de la vida que, pese a cargar con una vida dura, siempre tenían un momento para la felicidad.
Esto hace que la crítica social quede escondida.
Sí. La idea de la novela no era hacer una crítica social en la que las protagonistas mostraran un posicionamiento político. Es este caso las protagonistas no tienen tiempo para eso; tienen que vivir, que trabajar, están metidas en el día a día. La novela no busca criticar las dificultades durante el franquismo, la Transición o a día de hoy, sino todo lo contrario; ensalzar esas vidas de lucha, de sacrificio de las tres protagonistas.
Aunque intentes apartarlo, creas una novela muy política.
Creo que eso es algo inevitable. Cuando pones ante la palestra a alguien para que te cuente sus sentimientos y las situaciones que ha vivido, como que tuvo que emigrar, o las complicaciones que se encontró por ser mujer, o que no pudo criar a su hija…. A partir de este hecho, se vertebra la novela. Aunque no intentes hacer una novela política, al final estás describiendo una realidad. Yo he intentado dar fuerza al personaje.
Esa realidad en la que las mujeres estaban menospreciadas, relegadas a un segundo plano… ¿Por qué esa reivindicación de la mujer?
Por mi experiencia propia y porque creo que hay que reivindicar las vidas de las mujeres. Siempre han llevado unas vidas muy silenciosas, detrás del hombre, de su protagonismo, tanto en la vida pública, como en la artística, incluso en el reconocimiento familiar, de las vidas pequeñas, cotidianas. Con esta novela intento dar voz a esas vidas, que dieron todo por mí, como son mi abuela, mi tía abuela y mi madre. De alguna forma intento devolverles todo aquello que me dieron; ponerlas encima de la mesa y que se hable de ellas. Reivindicar vidas pequeñitas.
Otro tema fundamental que subyace en la obra es la literatura, la cual funciona como hilo conductor.
Es una especie de argamasa. La narradora se encuentra en sus inicios ante las dificultades de escribir una primera novela y me parecía interesante que las tres protagonistas encontraran en la literatura un lugar de soledad y un lugar donde poder reflexionar. Ese espacio es encontrado tanto en la literatura leída como en la escrita. A partir de las lecturas que van haciendo, se van tejiendo las diferentes reflexiones que van teniendo. Más que literatura, habla de la literatura en soledad: ese proceso de enfrentarte ante una obra ya sea para leerla o para escribirla. Y las tres protagonistas, buscan ahí un refugio, pese a tener vidas plenas. Esto funciona como una metáfora; acudir a un refugio, a un lugar donde estar reflexionando alrededor de las cosas.
Este es el espacio en el que sientes vértigo ante el abismo.
Creo que es el espacio previo a la toma de decisión, esa soledad que te lleva a tomar el impulso y a llevar a cabo esos cambios que siempre despiertan dudas antes de llevarlos a cabo. A través de esa soledad que la literatura les proporciona, es desde donde se toma el impulso.
Todo esto es una forma de entender la vida y aparece plasmado en una frase del libro perfectamente: “Porque la vida es de quienes la viven, y los que la viven de verdad son aquéllos que se escurren en ella, pero en realidad disfrutan de la plenitud desde la inteligencia y el silencio”.
Es también una forma de reivindicar a estas mujeres. ¿Por qué una de las mujeres del libro no se hizo militante comunista? Porque tenía que vivir. A través del trabajo, de dar felicidad a sus nietos, a sus hijos, de sacar las familias adelante, cuidar de los maridos…, esos trabajos que parecen secundarios también son una forma de lucha. Hay diferentes formas de ser valiente: puedes militar en política, liderar un cambio; pero también ser valiente es aceptar la realidad y saber escurrirte y combatirla desde el silencio o desde la discreción. Esta frase reivindica esa valentía subyacente; que parece que en esta vida, para ser valiente o reconocido, tienes que hacer algo excepcional. Y la excepcionalidad está en los grandes acontecimientos, pero también en las cosas pequeñas, en el día a día.
Comentarios
Por Ana, el 02 abril 2017
Importante poner el acento en lo pequeño, anónimo y cotidiano. Además de reconocer la imprescindible aportación de la mujer, es muy conveniente señalar que representa otra forma de valentía, de lucha por mejorar la realidad con los medios disponibles y empezando por la felicidad de las personas más próximas. Si solo atendemos lo llamativo, los grandes gestos, perderemos muchas oportunidades de transformación. Convendría considerar la suma de las acciones.