Dos libros clave para el debate del chuletón entre Pedro Sánchez y Garzón
Han pasado dos semanas desde que lo dijo en una rueda de prensa y eso parece una eternidad al ritmo al que nos movemos, pero me gustaría regresar a Pedro Sánchez y a su chuletón. Desde que es ministro, hemos escuchado muy poco a Alberto Garzón y, para una vez que habla –recomendando reducir el consumo de carne–, se le echa encima el mismísimo jefe con una salida más propia de un Trump (como señaló Elvira Lindo en un divertido artículo), una Díaz Ayuso o un Abascal que de un presidente que ha convertido la lucha contra el cambio climático en una de sus banderas. Para abordar el debate con un mínimo de consistencia y no en plan chascarrillo de taberna, os recomiendo dos libros: ‘Sapiens. De animales a dioses’ (Debate), de Yuval Noah Harari, y ‘Enganchados a la carne’ (Plaza y Valdés), de Marta Zaraska.
El presidente de un gobierno, además, que ha de ejecutar las ayudas europeas bajo la consigna de ese cambio de modelo. Mi intención no es hacer leña del árbol caído, sino mantener vivo el debate abierto por Garzón: la necesidad de consumir menos carne. Aunque sea de esta manera, bienvenida la polémica si sirve para que abordemos de una vez por todas una cuestión capital para supervivencia de los animales, también la de los humanos.
Los defensores de matar animales para comer suelen argumentar que la carne fue determinante en el desarrollo de la humanidad. La caza, según ellos, nos colocó en un lugar privilegiado de la cadena trófica y desarrolló nuestro cerebro. Pero lo cierto es que los humanos, los Homo sapiens y otras especies como los neandertales, se alimentaban más de carroña y de los restos que dejaban los grandes depredadores que de su propia caza. Más que la caza, lo que fue determinante fue el descubrimiento del fuego. Ya lo había leído en otros lugares, pero me lo ha confirmado Sapiens. De animales a dioses (Debate), de Yuval Noah Harari, un auténtico best seller que ha convencido a lectores y críticos de todo el mundo y con el que ando enfrascado estos días. Desde que me hablaron de este libro tenía ganas de leerlo. Lo fui dejando y dejando hasta que el otro día lo compré en Veggie Room cuando fui en busca de algunas provisiones.
Aparte de servir para ahuyentar a otros depredadores, “lo que mejor hizo el fuego fue cocinar”, escribe el historiador israelí. “Alimentos que los humanos no pueden digerir en su forma natural (como el trigo, el arroz y las patatas) se convirtieron en elementos esenciales de nuestra dieta gracias a la cocción”.
Este hecho resultó determinante porque nos colocó en una posición ventajosa frente a otros animales. Mientras que un chimpancé invierte casi cinco horas en digerir lo que come, nosotros lo logramos en una hora gracias a la cocción. “El advenimiento de la cocción permitió que los humanos comieran más tipos de alimentos, que dedicaran menos tiempo a comer, y que se las ingeniaran con dientes más pequeños y un intestino más corto. Algunos expertos creen que hay una relación directa entre el advenimiento de la cocción, el acortamiento del tracto intestinal humano y el crecimiento del cerebro humano. Puesto que tanto un intestino largo como un cerebro grande son extraordinarios consumidores de energía, es difícil tener ambas cosas. Al acortar el intestino y reducir el consumo de energía, la cocción abrió accidentalmente el camino para el enorme cerebro de sapiens y neandertales”.
Quien quiera conocer lo que sucedió después para que sigamos teniendo tanta dependencia de la carne le recomiendo que lea Enganchados a la carne (Plaza y Valdés), de Marta Zaraska, un libro del que he escrito en esta Área de Descanso. Como explica esta autora, en gran parte son las razones culturales, y no las necesidades alimentarias, las que nos siguen llevando a matar animales para comer, una de las causas más evidentes del calentamiento global. Fue este argumento, en la línea de lo que advierte la ONU, el que dio Alberto Garzón para recomendar comer menos carne y que al menos la que se consuma sea de ganadería extensiva.
Yo creo que no deberíamos consumir carne, de ningún tipo, porque no la necesitamos para vivir. No solo porque dejar de hacerlo supondría dar un paso de gigante en la lucha contra el cambio climático. También, y de eso se ha hablado mucho menos estos días, por empatía hacia nuestros semejantes, para no hacer daño a otros animales por placer, sin ninguna necesidad.
Comentarios
Por jose antonio, el 25 julio 2021
bien dicho…he leido el sapiens y no me parece que diga nada nuevo..la verdad se mantiene..te recomiendo el libro que salio en los años 80 FIT FOR LIFE en español LA ANTIDIETA de los diamond…tambien el discurso de felix rodriguez de la fuente en la sociedad vegetariana catalana…y muchos mas…SI LOS AMAS POR QUE TE LOS COMES..
saludos