Iñaki Gabilondo: quién mejor para celebrar 100 años de radio en España
Se cumplen 100 años de la primera emisión radiofónica en España, y por ello se asoma a las ‘Victografías’ nuevamente Iñaki, el Gabilondo que ha marcado muchas de nuestras mañanas contando, con esa voz inconfundible, los acontecimientos que nos rodeaban día a día. Todo el mundo tiene un primer eslabón en su cadena. En los comienzos de mi carrera periodística, y como fotógrafa, estaba él. Se lo tenía que contar en algún momento, no había más remedio. Y lo hice, justo hace un par de meses cuando volví a retratarlo.
Había estado pensando, días atrás, que no podía dejar pasar este año sin fotografiarlo otra vez. Las casualidades victorianas se cumplieron, y una tarde noche del invierno pasado me encontré en la puerta de la librería Antonio Machado de Madrid a dos amigos: Ramón iba a ver a Isaías, que presentaba libro. Y allí, justo a su lado, estaba Iñaki.
Iñaki lo diría dos meses después: “Es el centenario de una relación… La relación de nosotros con una sociedad. La gente se acuesta con nosotros, se va al baño con nosotros, se va a la cocina con nosotros… Es algo que debe tratarse con cierta solemnidad”.
Ciertamente, cada vez que he visto a Gabilondo he sentido que esos minutos de encuentro con él escribían una separata, un relieve a la rutina, un traje para un momento solemne. No exagero, porque yo también tenía una relación, desde aquella mañana que bajo los rayos del sol de un día casi nublado del Norte, surgió esa voz tan brillante en la recién estrenada cadena de música. Yo estaba empezando a estudiar periodismo en Leioa, y mi padre nos había llevado un nuevo tesoro: aquel aparato plateado que olía a metálico y tenía tocadiscos, cassette y radio.
Tuvo que ser por septiembre de 1986, cuando moviendo la aguja por el dial descubrimos por casualidad a un tal Iñaki.
David Bowie había sido, sin darse cuenta, el telonero. Su LP giraba mientras que la funda estaba en el suelo. Y allí desde esos medallones de la alfombra del salón, con esa chaqueta atigrada, guitarra en mano y con la pierna apuntando hacia el cielo, Bowie lanzaba unos acordes desgarradores, entre los indecisos ruidos de la radio que daban paso, mientras alcanzábamos a sintonizar una cadena, a este señor. Y de esta manera el “Hombre que vendió al mundo” presentó a uno que quería ponerlo en comunicación: Iñaki Gabilondo.
Desde entonces, mi hermana y yo cogimos el testigo de mis padres envueltos casi siempre en el mundillo que creaba la radio:
Mi madre y su radio novela. El antiguo aparato que presidía la cocina y de donde salía la voz del Rey Baltasar. La radio y nuestro canario que se posaba en mi hombro mientras yo la miraba, sin más… La radio conquistada por la tele que llegó a casa. Y por fin la de Iñaki que, años después y tras una sintonía que me emocionaba, daba paso justo al cierre de los colegios electorales los resultados de los primeros sondeos. Desde entonces hemos madurado desde la cocina, el cola cao y las galletas hasta el café con tostadas en el salón.
De los 100 años de radio que se cumplen ahora, muchos de ellos han sido para él. En aquel estudio, en la planta séptima de Gran Vía 32, contaba los acontecimientos de nuestra historia, paralelamente a cientos y miles de pequeñas historias de sus oyentes.
Nada me hizo presagiar aquella mañana, en el salón de la casa de mis padres en Basauri, que la mía iba a permitirme escuchar de cerca esa voz.
Es la quinta o la sexta vez que le hago fotos. Cae una ligera lluvia de primavera en Madrid; bueno, tal vez un poco más fuerte, con algún charco en la calle del Prado. Me encuentro en la puerta del Ateneo con él. Hemos llegado antes de tiempo. Mientras subimos juntos las escalinatas de la entrada, abro ese paréntesis maravilloso que me separa de la rutina. Luego, cuando lo tenga delante de mi cámara, constataré nuevamente que nuestra piel puede envejecer con las arrugas de nuestra propia historia, pero el color de nuestros ojos sigue siendo el mismo, y el suyo siempre acompañará su voz inconfundible.
Comentarios
Por Eduardo, el 06 agosto 2024
Si pudiese votar desde luego que sí. Iñaki para mi sigue siendo uno de los mejores periodistas que ha tenido este País.