La Internacional Reaccionaria se prepara para raptar a Europa

Santiago Abascal en el fallido pleno de Investidura de Alberto Nuñez Feijóo en el Congreso de los Diputados. Foto: VOX Congreso.

Nuestra casa está en llamas. Si la dejamos en manos de los pirómanos, corremos el riesgo de acabar devorados por el fuego. La Internacional Reaccionaria está preparándose para raptar a Europa. El 9 de junio son las Elecciones Europeas. No podemos dejar que avance el odio, la manipulación y el terrible retroceso en derechos sociales y ambientales, en paz e igualdad, que significa la ultraderecha de dientes afilados.

“Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. Así lo afirma el conocido como teorema de Thomas, enunciado por el sociólogo norteamericano Williamn Thomas hace casi un siglo. Dicho de forma más sencilla: las mentiras, por mucho que sostengan falsedades, pueden influir sobre nuestra realidad cuando actuamos como si se tratara de hechos ciertos. Bien porque han logrado engañarnos de veras, bien porque nos interese fingirnos engañados por algún tipo de interés.

La denuncia de Manos Limpias contra Begoña Gómez es un ejemplo de manual en este sentido. Da igual que dicha acusación se sostenga en mercancía averiada, en informaciones que sabemos que son directamente bulos. La cuestión es que se ha abierto una causa judicial que a punto estuvo de llevarse por delante a todo un presidente del Gobierno. Afortunadamente, Sánchez sigue en Moncloa, pero otros líderes no han corrido la misma suerte. Este es el caso del ex primer ministro portugués Antonio Costa, quien tuvo que dimitir hace menos de un año por un supuesto delito de tráfico de influencias que al final se ha quedado en nada.

Costa al menos tuvo la fortuna de librarse de la cárcel. No puede decir lo mismo Lula da Silva, que permaneció 580 días entre rejas por una condena que terminó siendo anulada. Quizá el caso del presidente brasileño debería ser el primero que se citara para hablar de lawfare y de maquinaria del fango. Primero porque fue encarcelado por un juez que, según la propia justicia brasileña, actuó de manera parcial. Segundo porque, tras salir de prisión y retornar a la política, volvió a ser objeto de una potente campaña de bulos y difamaciones en su contra que no paró, sino todo lo contrario, cuando consiguió volver a la presidencia de Brasil.

De hecho, un nutrido grupo de seguidores de Bolsonaro llegó a invadir, el 8 de enero de 2023, tan solo una semana después de la investidura de Lula, las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema brasileñas, en una clara intentona golpista. Algo que se parece bastante a lo que sucedió en el asalto al Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero de 2021 por parte de los seguidores de Trump. Un Trump que amenaza con volver a encabezar el país más poderoso del mundo.

Lo primero que tenemos que decir es que, si vemos similitudes y patrones que se repiten, no es por casualidad. Evidentemente que hay una estrategia global bien engrasada. Que Abascal se reúna con Bannon, Milei y Meloni es algo lógico, pues constituyen una auténtica y exitosa Internacional Reaccionaria que ya controla importantes gobiernos, como los ya señalados de Argentina o Italia, entre otros. Y que puede recuperar este mismo año EE UU y quién sabe si alcanzar la presidencia de Francia en un futuro no muy lejano.

Todo esto demuestra lo lejos que se puede llegar con una estrategia basada en el odio, la mentira y la difamación. Bien regada de millones, eso sí, y capaz de hacer mella en las carencias estructurales de nuestras democracias, las cuales sufren una situación de auténtico secuestro por las fuerzas económicas del mercado que dificulta enormemente la puesta en marcha de políticas progresistas realmente transformadoras. Resultado de todo ello es la incapacidad de las fuerzas de izquierda para articular una propuesta atractiva que termina provocando, paradójicamente, que las clases populares acaben votando por opciones políticas ultraconservadoras y, por tanto, profundamente neoliberales y contrarias al bienestar de dichos votantes.

Con todo, que los ultras puedan llegar a los gobiernos no es lo peor. De hecho, lo que estamos viendo es que les cuesta llegar, y mucho más permanecer. A falta de ver lo que suceda en las próximas presidenciales estadounidenses, Trump duró solo un mandato, igual que Bolsonaro. Y en España, donde todo auguraba la llegada de un gobierno con presencia de Vox hace menos de un año, ya sabemos lo que ha pasado.

El verdadero problema es otro, y tiene que ver con la influencia de la Internacional Reaccionaria sobre la cultura política en su totalidad, más allá de sus acólitos. En efecto, la introducción en el debate público de un discurso que niega cuestiones tan fundamentales como los derechos humanos, especialmente de las personas migrantes, la emergencia climática y la violencia machista ha provocado un desplazamiento hacia la derecha de todo el arco ideológico, peligro del que no se salvan las fuerzas de izquierda. Y esto sucede incluso aunque los ultras no lleguen a los gobiernos.

Hasta tal punto puede calar este mensaje, que ha sido capaz de cambiar la cara de todo un continente. Porque, efectivamente, eso es lo que ha sucedido con el Brexit, que ha supuesto un desgarro no solo para el Reino Unido, sino para todo el proyecto europeo en su conjunto desde su aprobación por referéndum en junio de 2016. Votación a la que los británicos acudieron claramente intoxicados por una descomunal campaña de bulos e, incluso, de manipulación de los electores a través de herramientas como Cambridge Analytica, empleada de manera masiva y fraudulenta para conocer los comportamientos y la personalidad de millones de electores. Información que era aprovechada para lanzarles mensajes que pudieran alterar su intención de voto. Mensajes que solían consistir en patrañas xenófobas y racistas que ponían a los inmigrantes en su punto de mira.

Todo esto pasó en la considerada como primera democracia parlamentaria moderna del mundo. No se nos ocurre mejor demostración del teorema de Thomas. Porque sí, hasta en la cuna del parlamentarismo contemporáneo se puede ganar un referéndum de consecuencias tan dramáticas como el Brexit a base de mentiras y manipulaciones. Dejando herida de gravedad, de paso, a la Unión Europea. Contra cuya tradición política que, con sus errores y limitaciones, representa mejor que nadie el estado del bienestar, se está preparando un nuevo y quién sabe si definitivo golpe. Ya sabemos la fecha de este próximo ataque: 9 de junio, día de las elecciones al Parlamento Europeo.

Según un reciente sondeo de marzo de este mismo año, realizado por Ipsos para Euronews, la extrema derecha va a ganar un enorme peso en Europa en dichos comicios. De cumplirse los pronósticos a los que apunta el estudio, las dos familias ultraconservadoras europeas “sumarían por primera vez una quinta parte de la representación en el Parlamento Europeo (…) y, aunando sus respectivos escaños, se erigirían como segunda fuerza después del Partido Popular Europeo (PPE)”.

Añadamos un factor más a la ecuación: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, recientemente se ha mostrado abierta a colaborar con uno de los dos grupos de la ultraderecha europea. En concreto con los Conservadores y Reformistas (ECR) al que pertenecen Vox, así como Hermanos de Italia, el partido de Meloni, y Ley y Justicia, del ultranacionalista polaco Jaroslaw Kaczynski, entre otros.

Sin duda que una Eurocámara y una Comisión Europea –que es el órgano encargado de la elaboración de las leyes europeas, y cuya composición depende además del Parlamento– en las que ganen influencia formaciones que están contra las políticas ambientales y sociales, que constituyen el mejor legado de Europa, es una mala noticia. Por ser más claros: el Pacto Verde Europeo, que con sus limitaciones y defectos, es el mayor compromiso alcanzado por los Estados miembro para realizar una transición hacia una economía más sostenible y resiliente frente a la emergencia climática, está en peligro.

Ya se han dado, de hecho, rectificaciones en algunas medidas ambientales comunitarias debido a la invasión rusa de Ucrania y a las posiciones de cierto sector de los agricultores, en cuyas protestas se mezclan reivindicaciones muy legítimas y totalmente necesarias y razonables con otras que son directamente bulos y medidas verdades, y que no comparte todo el colectivo.

Estos lamentables pasos atrás son la antesala de un dramático retroceso que simplemente no nos podemos permitir. La Internacional Reaccionaria está preparándose para raptar a Europa. Lo están anunciando claramente. Toca, también en este asunto, que las voces progresistas y ecosociales pongamos pie en pared para impedir el avance ultra, tanto aquí, en el Viejo Continente, como en EE UU y en cualquier otro lugar. Nuestra casa está en llamas. Si la dejamos en manos de los pirómanos, corremos el riesgo de acabar devorados por el fuego.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.