Isabel Coixet: “Lo que más echo de menos es no tener miedo”

La directora de cine Isabel Coixet, en un rodaje. Foto: Zoe Sala Coixet / El Deseo.

Isabel Coixet volverá a pisar la alfombra roja de los Goya –el próximo 6 de marzo, aunque sea de forma figurada debido a las restricciones–. Está nominada a mejor directora por ‘Nieva en Benidorm’, su último proyecto, una película que muestra “la necesidad de sentirse vivo” cuando se alcanza la madurez. Una nominación que se suma a una larga lista de premios, entre ellos, el Premio Nacional de Cinematografía que levantó el pasado año. Sin embargo, para ella lo más importante “son los proyectos, eso es lo que me ilusiona, no los premios”, cuenta en esta entrevista para ‘El Asombrario’.

La presencia de la cineasta catalana en los premios del cine español no suele dejar indiferente: recordada es su intervención en la ceremonia de 2018, cuando reivindicó la presencia de más mujeres en el cine, “pero no más mujeres para putearlas, ni en las brigadas de limpieza, que seguro que dejarán esto luego como los chorros del oro; el lema que llevamos en el abanico es que hacen falta más mujeres que manden”, haciendo referencia al abanico rojo con el lema #másmujeres que muchas nominadas portaron.

Hablamos con ella para que nos cuente cómo será la gala de este año, las reivindicaciones, las ganas de volver a la vida de antes de la pandemia, el cine visto en cines, el éxito, el estrellato. Y los diferentes tipos de vacuna que, sin dudarlo, dejaría que le pusieran con tal de volver a tomarse un café mientras ve a la gente pasar sin máscaras que cubran sus caras.

En ‘Nieva en Benidorm’, la película por la que has sido nominada, nos presentas a unos personajes que han alcanzado la madurez y no se resignan. ¿Es una declaración de intenciones?

Yo creo que una persona siempre está viva mientras tenga proyectos, inquietudes, ganas de cometer errores… Creo que en la vida hay que dejarse llevar y seguir tomando riesgos a cualquier edad. Mi vida es una prueba de ello. Estoy todo el rato maquinando, buscando, analizando en lo que me he equivocado. Metiendo la pata. A veces incluso acertando.

Debemos desmitificar las edades y sus estereotipos…

Yo tengo amigos de todas las edades y a veces veo comportamientos súper viejunos en gente muy joven y, al mismo tiempo, ves a gente de mi edad o más que están buscando cosas todo el rato y aprendiendo. Se supone que hay una iconografía oficial que separa a las generaciones, pero la realidad es que la gente de mi generación sigue buscando el amor como lo ha hecho toda la vida, y eso es una muestra de que la edad no es solo un número, es una decisión de encarar la vida.

En la película vemos un Benidorm desconocido para muchos. El Benidorm en el que veraneaba Sylvia Plath. ¿Se puede hallar belleza en cualquier lugar?

Por supuesto que se puede encontrar la belleza en cualquier lugar. Sólo hay que buscar esa belleza. Este diciembre he estado tres días en Benidorm, ahora está todo cerrado, no hay el ambiente que suele haber en esta ciudad. Y quizá por ello, he descubierto ese Benidorm más melancólico que aparece en la película. Y es un poco esa belleza de la que hablaba Sylvia Plath. Yo lo que digo es que, en todos los lugares, hasta los que nos parecen más alejados de un canon de belleza, uno puede encontrarla. A lo largo de mi carrera cinematográfica he buscado situaciones románticas en lavanderías. O sea, ¿qué más se espera de mí? Pues eso, buscar la belleza en un sitio como Benidorm. (Risas).

En una entrevista con este medio, Ana Torrent nos dijo: “Si hubiera más miradas femeninas, libres y reivindicativas, como la de Isabel Coixet, habría más historias interesantes”. ¿Qué piensas de eso?

Bueno, no sé, yo llevo muchos años haciendo películas. Y a mí la palabra reivindicación siempre me da un poco de yuyu. Es una palabra muy ampulosa y no sé si define lo que yo hago. Lo que sí tengo claro es que en todas las generaciones hay algo que contar. Y yo es que veo a Ana, y veo a la mujer que es ahora, a la mujer que ha sido, y a la niña que fue. En una misma persona están todas la generaciones y todas las edades por las que ha pasado. Y no sé si yo he reivindicado algo o no, pero lo que sí hago es buscar, y en esa búsqueda a veces una encuentra cosas. A mí lo que me gusta es buscar, no reivindicar.

Sin embargo, hace unos años, en los Goya, te sumaste a la campaña #masmujeres, reivindicando la presencia de directoras en la industria. ¿Ha habido un cambio?

Bueno, era necesario. Yo llevo 30 años haciendo películas, y ahora es más fácil contar historias sobre esa otra mitad del mundo (las mujeres). Las mujeres podemos contar historias sobre las propias mujeres y también sobre los hombres. Yo en mi juventud tenía la creencia un poco naif de que, cuando llegara 2021, el tema de la igualdad sería algo de lo que no haría falta hablar. Pero no, seguimos hablando de reivindicaciones y de mirada femenina… Y eso me cansa mucho. Yo soy mujer y contaré las historias que yo considere. Es simple. Y hemos asistido a un cambio. Cuando empecé en esto, ser mujer era un handicap. Ahora al menos no es un handicap. Algo hemos ganado.

Vuelves a estar nominada. Cuando consigues tantos premios, ¿se pierde cierta ilusión?

Para mí la ilusión tiene que ver con los proyectos, no con los premios, aunque se agradecen. Pero bueno, también es verdad que me hubiera gustado que se valorara el trabajo de mucha gente que ha hecho la peli. Aunque entiendo que es un momento en el que es muy difícil medir las cosas y juzgarlas. Ha sido un poco a contrarreloj. La película se estrenó en diciembre, con lo cual, tampoco hay tiempo de asimilar y de digerir. Y yo, ilusión por hacer películas sigo teniendo, que eso es lo importante. Sobre los premios, cada vez me doy más cuenta de que es un poco todo como aleatorio. Así que piensas: “cojonudo si estoy nominada, y si no, pues también”. No pasa nada.

Y hablando de reivindicaciones, los Goya siempre han sido un espacio reivindicativo, ¿este año lo será aun más si cabe por todo lo que estamos viviendo?

Bueno, igual es un año en el que toca otra cosa. Yo no sé si es reivindicar o simplemente decir que estamos aquí, que la cultura es necesaria y que seguimos existiendo. Las películas siguen existiendo más allá de la televisión y las plataformas, y aunque algunos hayamos trabajado para esas plataformas, cuando hacemos cine, somos conscientes de que hacemos cine.

¿A qué te refieres?

A la necesidad de ver historias en un cine. Eso no se puede perder. Y quizá ese sea un motivo de reivindicación en la gala. O igual me equivoco completamente. Es que ahora se están rodando muchísimas cosas, y las plataformas digitales arden de proyectos que la gente ve en sus casas. Sin embargo, con las medidas de reducción de aforo, es más complicado ver las películas en los cines. Y en los festivales pasa igual. Berlín va a ser on line. Muchos festivales no se pueden celebrar o los han aplazado… Y la razón de ser de muchas películas era su recorrido por festivales. ¿Qué va a pasar con eso? Hay muchas incógnitas que todavía no podemos resolver. Los mismos Goya no van a poder ser presenciales. En todo caso, lo importante es que se sigan haciendo películas y, aunque sea con restricciones, se sigan llevando a cines. Todavía hay mucha gente que disfruta yendo a los cines. Y muchos directores nos debemos a esa gente.

¿Cómo llevas esta incertidumbre que estamos viviendo?

Mal, no soporto esta incertidumbre. Me pregunto: ¿pero esto ya va a ser así?, ¿vamos a vivir con máscara siempre? Hoy he estado hablando con un científico, y le preguntaba: “pero oye, si prescindimos de todo las medidas sanitarias, ¿cuál sería el índice de mortalidad?”. Claro, porque llega un momento en el que también te lo preguntas. Y no me ha sabido contestar. Este es un mundo más estrecho, más asfixiado, más jibarizado. Y no me gusta este mundo. Y hoy en esa comida hablábamos de las vacunas y de la gente que se opone a vacunarse. Y creo que lo que pasa también es que la ciencia no ha sabido explicar cosas. Y eso genera desconfianza. Lo puedo entender. Pero vamos, yo, a nivel personal, que me pongan todas las vacunas que hagan falta: la de Dolly Parton, la rusa, la china. Yo mientras me aseguren que voy a tener la vida de antes, genial.

¿Qué echas de menos?

Pues estar en un café viendo a la gente pasar sin máscaras… No tener miedo, eso es lo que más echo de menos. A mí lo de antes me daba la vida. No digo que tuviese una vida estupenda y que todo fuera maravilloso, pero es verdad que ahora nos damos cuenta de lo que teníamos. Y eso hay que valorarlo. Y si para volver a recuperar mi vida me tengo que poner 17 vacunas, pues me las pongo. Si por error me cambian el ADN, pues no importa mucho, tampoco es que mi ADN sea muy allá. (Risas).

Volviendo al cine, ¿es más fácil ganarse al público si cuentas con una estrella internacional en tu película?

No, no, para nada. El estrellato no influye para nada. Y es verdad que he trabajado con grandes actores y actrices, y alguna que otra estrella, pero no ha influido en la calidad de la película. Me hace mucha gracia cuando los agentes de ventas de películas internacionales siempre te preguntan: ¿oye, y el casting? Y dices, pues da igual el casting. Yo creo que la gente va a verla por una mezcla entre el tema, la historia y poca cosa más. Yo creo que el star system murió con el Hollywood clásico. Ahora supongo que si tienes a los actores de Fast and Furious pues igual vendes más. Pero luego si a estos como Vin Diesel los pones a hacer otra cosa que no sea Fast and Furious, la gente tampoco va a verlos.

¿Está sobrevalorado el éxito?

El éxito está sobrevalorado en todo. En el cine, en las artes, en las finanzas… ¿Qué es el éxito? No sé, Donald Trump dice que es un hombre súper exitoso. ¿Tú te crees? (Risas).

No le ha ido muy bien últimamente…

No le ha ido bien, no. Pero es que tampoco le iba bien cuando decía que tenía tanto éxito. A mí el éxito es una palabra que me suena como a lavavajillas. No me suena bien. No sé. Quizá por eso, tener estrellas en tu reparto no te garantiza absolutamente nada. A veces hay repartos que tienen cinco oscars y la película pasa desapercibida. No hay garantías de nada.

Hablas de que el público se fija en las historias, y ya que eres una cineasta que se caracteriza también por abordar historias emotivas y dramáticas, ¿puede servir esta realidad que vivimos como fuente de historias para el cine?

No sólo será un género cinematográfico en sí, sino un género de vida. Habrá películas y series sobre el tema, creo que ya las ha habido. Sin embargo, debo decirte que a mí personalmente no me inspiran demasiado, de momento. Ahora bien, si esto continúa así, está claro que formará parte de nuestras vidas y habrá que contarlo.

¿Se necesita un poco de distancia?

Quizá necesitemos un poco de distancia, sí. Y cuando ese momento llegue lo utilizaremos en las tramas, en las subtramas, en los argumentos… Yo de momento no lo veo, pero, a la larga, igual termino escribiendo sobre amor en tiempos de pandemia, ¿quién sabe?

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Comentarios

  • Isaac García Congil

    Por Isaac García Congil, el 14 febrero 2021

    Me.encanta leer a juan

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