Isaki Lacuesta viaja a ‘Los Planetas’ en una película de otra dimensión

Fotograma de la película ‘Segundo Premio’, de Isaki Lacuesta.

Ha llegado a los cines ‘Segundo Premio’, la No película sobre Los Planetas. Mientras, ellos siguen con su gira del 30 aniversario de ‘Súper 8’, su disco debut. Entrevistamos a Isaki Lacuesta, director de la película, y a Cristalino, el músico que interpreta a Florent.

Son verdadera historia del indie español. Se erigen como modelo generacional y musical de una escena, la granaína, muy rica y original musicalmente. Los Planetas celebran en este 2024 el 30 aniversario de Súper 8, su disco de debut con el que están girando por diversos festivales, incluido el Tomavistas de Madrid. ‘Segundo Premio’ es el retrato de una generación y la historia (libre) de una banda a punto de construir su obra cumbre, ‘Una semana en el motor de un autobús’ (1998).

Nando Cruz ya había retratado con precisión el proceso de grabación en Una semana en el motor de un autobús. La historia del disco que casi acaba con Los Planetas (Lengua de Trapo, 2011). Es en ese período en el que la bajista May deja la banda, en el que se inspira Segundo Premio, que sin hacer apología planetaria, ni mencionar los nombres reales, tira de músicos para rodar una película que está dispuesta a convertirse en la película del año, Biznaga de Plata en el Festival de Málaga mediante. El cartel de esta película de Isaki Lacuesta, con guión compartido del granadino Fernando Navarro y codirigida por Pol Rodríguez, avisa: ‘Esta NO es una película sobre Los Planetas’.

El proyecto lo inició Jonás Trueba, hasta que se agotó y se lo propuso a Lacuesta. “Jonás me contó que había perdido la ilusión, que eran muchos años con la película. Es que es normal, ahora lo contamos como algo excepcional, porque la película se ha hecho. Lo normal es que las películas se alarguen y no salgan, la gran mayoría. Es algo muy habitual que haya proyectos que estén 10, 15 años, y que por el camino pierdas la conexión”, confiesa Lacuesta.

Conversamos con Isaki Lacuesta, director de la película, y con Cristalino, músico (y actor circunstancial) que interpreta a Florent en la película, y nos explican las claves de una obra tremendamente lograda.

¿Cogiste el proyecto porque te gustan Los Planetas o por qué?

Cuando Jonás me contaba proyecto, me daba mucha envidia por el hecho de grabar con músicos. En general, convivir y trabajar con músicos me gusta mucho. Luego el hecho de que fueran Los Planetas era un plus adicional. Jonás me hablaba del proyecto, y todo el año anterior había estado leyendo sobre ellos. En casa me tocaba las canciones de varios de sus discos, pero de este sobre todo me tocaba mucho Línea 1. Y luego es un grupo que me gusta mucho. Pero la propuesta de grabar con músicos en Granada me apasionaba.

¿Por qué te gusta trabajar con músicos? ¿Se crea algo especial con ellos?

Porque me gusta mucho la música, me parece más importante que el cine. Fíjate. Y porque luego, cuando trabajas con gente de otras disciplinas, te ves reflejado, pero al mismo tiempo con una distancia un poco más saludable. Me gusta trabajar con arquitectos, con poetas, con músicos, con pintores. Me parece una forma de seguir pensando, pero sin endogamia.

Creo que en tu cine juegas en los márgenes, por ejemplo, de los géneros. ¿Te gusta esa hibridación de la ficción, del documental?

Sí, yo no me lo planteo así de forma deliberada. Todo es mucho más casual, intuitivo. No me siento nada marginal. Siento que lo que hago es central. Puede ser que de forma inconsciente, al hacer cosas que no he hecho, o que no he visto, tienda a rozar límites, si quieres hacerlo así.

“Esta no es una película de Los Planetas”, pero se llama ‘Segundo Premio’. Hay un doble juego. Está inspirada en su historia real, pero luego hay licencias. ¿Cuáles son las mayores licencias que te has permitido?

Bueno, eso funciona como la pipa de Magritte, ¿no? Es la pipa, pero a la vez no lo es. Y nos servía sobre todo para explicar al espectador que no es como una de esas películas musicales, biopics, que se están haciendo ahora. Que te cuentan la historia de Freddie Mercury, la historia de Bob Marley y está labrada en piedra con su pedestal. El problema de estas películas es que son oficiales, porque necesitan los derechos de las canciones y terminan convirtiéndose en geografías un poco inocuas. En este caso hemos tenido la suerte de tener los derechos de las músicas para hacer lo que hemos querido. Y la película empieza advirtiendo de eso. Era la forma para mí más estimulante, pero también la más sincera. No pretende contarle al espectador que esto ocurrió así, porque es que no sabemos cómo ocurrió. Ni ellos se ponen de acuerdo.

Imagino que ese triángulo amoroso (Jota, Florent, May) es otra licencia que te has permitido.

La escribimos juntos Fernando Navarro y yo. Hicimos un guión nuevo. Y licencias hay muchas. Quizá la sobredosis de agua y la evitación sean los momentos más claros. Hay cosas muy fieles y muy literales, como por ejemplo los instrumentos; son literalmente como los que nos tocaban. O el Planta Baja, que lo hemos reconstruido como estaba en los 90, porque hubo un incendio y se transformó. Esto no lo va a agradecer nadie más que el público de Granada de aquellos años. Al lado de eso hay cosas que están inventadas. Siempre que hemos podido meter algo que representa la escena de Granada actual, pues lo hemos hecho.

¿Lo difícil, el reto, es hacer un retrato de una época y también generacional?

Creo que los juegos de espejos nos invitan a jugar a las siete diferencias. Cuando ves a la generación actual interpretando la anterior, y pienso en Cristalino, en Mafo, pero también en Caraballo, de Colectivo da Silva, o María, que hacen papeles más pequeños, pues también te invitan a pensar qué ha cambiado y qué sigue igual. Y la película funciona así también, como un espejo deformante. Lo del amor como licencia, la propia película lo plantea y lo niega. La voz en off del cantante dice: “Si alguien piensa que era nuestro amor, no lo era”, no va por ahí. Es lo contrario. O sea, me gusta que la película discuta consigo misma, y que proponga al espectador decidir con qué se quiera quedar.

Al final, algo que se repite en la película en varias ocasiones es que Los Planetas son Florent y Jota.

Cuando empecé el proyecto no sabía que la sociedad limitada son ellos dos. Eso es lo que pone en los papeles. Luego ya cada oyente decidirá quiénes son sus planetas.

En ‘Entre dos aguas’ y aquí en ‘Segundo Premio’, con los animales, el pajarillo allí, y aquí con los escarabajos, la tierra que respira. ¿Te gusta todo ese universo microscópico? ¿Tu cine tiene algún paralelismo entre esas imágenes de animal y ser humano?

No lo había pensado así. Pero sí que tengo un corto, de cuando empezaba, que se llama Microscopia, que es entrar a ver con un microscopio distintas superficies. Y ver que dentro del ojo de dios, de un dólar, hay bacterias y cocaína. Y sí que son dos principios que para mí tienen relación con la resurrección: un pájaro que literalmente resucita, empieza con un pájaro muerto que recobra vida; y en Segundo Premio es este escarabajo que recorre la tierra, la tierra empieza a respirar. Para mí esta Granada tiene relación con las fosas, pero también, en mi paja mental, con Morente, con Val del Omar, sobre todo una especie de resurrección, una tierra que respira literalmente. Y a veces también cine fantástico de Jesús Franco. Una película de zombis, que es lo que entronca con Los Planetas y está en sus canciones.

También esos efectos y atmósferas que crea Florent con sus guitarras dan mucho juego a nivel audiovisual: se puede jugar mucho con colores, con texturas. ¿Cómo habéis trabajado la fotografía?

Hemos disfrutado. Ahora que lo dices, en los 90 es cuando empiezo a pensar que me encantaría hacer una película disco. O sea, pillar un disco y hacer una película. En su época lo pensaba con To Bring You My Love o el Rid of me, de PJ Harvey. Escuchaba el disco y decía: esto es una peli y es una peli como las que a mí me gustan, que van cambiando de estilo. Porque creo que en el cine, por algún motivo, hay una demanda de unidad de estilo mucho mayor que con los discos. Creo que en los 90 las películas tenían esa libertad de movimientos. Y que ahora vuelve a ocurrir. Lo digo en relación a esto que dices de las atmósferas de Florent. En un disco puedes cambiar de atmósferas, puedes cambiar de tono, los personajes cambian de voz. En un disco a veces pasas de la épica a lo intimista… Eso en un disco se ve normal; en una película parece raro. Entonces, creo que en esta película, quizás porque viene de la música, el público lo está aceptando. Pero a mí es el tipo de cine que me gusta.

¿Queda bien representado el carácter granaíno, ‘la mala follá’?

La película ha pasado por los festivales de Buenos Aires y Seattle. Y ha sido bonito, porque gente que no conocía a Los Planetas ha disfrutado mucho. Pero había un crítico en Buenos Aires que decía que “la mala follá granaína ha servido como inesperado recurso bressoniano para limitar la verborrea del cine español contemporáneo”. En ese sentido, la apuesta de que el casting fueran músicos, que fueran granaínos en su mayoría, ha hecho que eso fuera muy natural de conseguir.

Granada tiene algo especial. ¿Es una ciudad magnética?

Sí, y más allá de los tópicos de Granada, que encima son verdad, pues es que un hecho muy concreto es que hay 170 locales de ensayo y no bastan.

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Cristalino, el reflejo de Florent

Cristalino es un músico granadino que se mueve por la electrónica, canta en andaluz oriental y es artista de Casa Maracas, la misma agencia de management que la de Los Planetas. En Segundo Premio interpreta a Florent. Consigue atrapar todo el misterio del personaje, ese momento confuso, turbio, complejo. Con Lacuesta ha logrado enfocar el personaje en toda su inmensidad. “Tengo la sensación de que hemos confiado muchísimo el uno en el otro y que artísticamente hemos conectado Isaki y yo. Le hemos ido dando forma sobre la marcha y entre todos. Una cosa muy bonita. Me he sentido muy respetado artísticamente por él, y muy escuchado”.

Sobre el carácter de su personaje, confiesa que entendió muy bien su momento: “Entiendo a este tipo de persona, entiendo cómo se está sintiendo en esta situación, lo que quiere transmitir cuando dice este comentario, hay una parte en la que siento que conecto con él y que hablo su idioma. Yo me he sentido muy libre, porque lo he hecho desde el respeto y desde admirarlo artísticamente, pero sin meterme y sin juzgarlo como persona. He hecho un papel basado en la idea que hay de él. Y creo que en la peli no se va a las partes oscuras, no se indaga”.

Isaki Lacuesta le dijo que a Jota le había gustado mucho la interpretación de Cristalino, todo un halago viniendo de quien mejor conoce a Florent. Para Cristalino, Los Planetas están en su cultura del pop, de lo que es una buena canción pop. No ser fanático le ha servido mucho para hacer la peli porque la ha hecho “con distancia y sin importarme mucho lo que piensen, pero también porque sé que ellos han hecho siempre su música muy libre; yo sé que en el fondo tienen que respetar que artísticamente salga una película libre y se actúe libre”.

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