Israel Elejalde: “No veo cambios a mejor en Cultura del Ayuntamiento de Madrid”
Israel Elejalde vuelve a transformarse en Hamlet, en la versión del director de escena Miguel del Arco. Será en El Pavón Teatro Kamikaze, la compañía con la que también ha emprendido una aventura como empresario teatral. En esta entrevista nos habla de la composición del personaje del Príncipe de Dinamarca, así como de la lucha por la Cultura en la ciudad de Madrid.
El Hamlet de Miguel del Arco se estrenó en Madrid el 18 de febrero de 2016. La mayoría de la crítica se deshizo en halagos y a la velocidad del rayo la Compañía Nacional de Teatro Clásico -que coproducía el espectáculo con la compañía Kamikaze- colgó el cartel de no hay localidades. Tras un mes de éxito ininterrumpido en el centro de Madrid, la producción salió de gira durante otros tres meses. Ahora, casi un año después, regresa al Teatro Pavón Kamikaze durante cuatro semanas, del 9 de febrero al 5 de marzo.
Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, propuso a Miguel Del Arco abordar un texto capital del teatro universal. El director escogió Hamlet: “Enfrentarse a Hamlet tiene algo suicida, lo que no es una mala premisa de partida ni para mí, que soy un Kamikaze, ni para el Príncipe de Dinamarca, cuya conciencia anhela en no pocas ocasiones darse muerte para dejar de sufrir”, explica Del Arco.
El actor Israel Elejalde fue el elegido para interpretar al Príncipe y también es uno de los socios con Del Arco en esa arriesgada apuesta cultural que es El Pavón Teatro Kamikaze que ambos pilotan desde el pasado verano junto a los productores Aitor Tejada y Jordi Buxó. El actor nos recibe en la sede del teatro para charlar no solo de esta reposición, sino también de esa tremenda y maravillosa aventura que es El Pavón Teatro Kamikaze.
Cuando se montan clásicos como ‘Hamlet’, muchas veces el público teme que lo retuerzan tanto que no se parezca nada al original. En esta versión, ¿está todo lo que un espectador medio espera ver en una representación de esta obra de Shakespeare?
Sí, claro. Todo eso está. El 90% de lo que decimos es Shakespeare, está escrito originalmente por el autor. Lo que sí existe es un trabajo de adaptación que se hace en todas las grandes puestas en escena contemporáneas. Sería una obra que, si se representara tal y como es en el original, duraría unas cinco horas y media. En esta versión, Miguel del Arco ha eliminado todo lo que podría ser demasiado anacrónico y ha cambiado algunos sitios de lugar. Sobre todo ha buscado incidir mucho en el plano emocional de Hamlet. En lo que pasa por su cabeza. Son pequeñas intervenciones que son buenas para dialogar con el espectador de hoy.
¿Nos olvidamos del verso, entonces?
No. No del todo. Hay partes que están versificadas, sobre todo en la zona de los monólogos de Hamlet. En eso Miguel ha hecho un gran esfuerzo; pero al tener que traducirla es prácticamente imposible hacer toda esta obra en verso.
Para dialogar con el espectador de hoy, una obra tan política como es ‘Hamlet’ resulta casi perfecta. En la obra, tras la traición, algo huele a podrido en Dinamarca… ¿Hasta dónde llega vuestra versión con lo podrido que huele España últimamente?
En este Hamlet tampoco hacemos un trabajo de actualización directa para que parezca que estamos hablando de lo que ocurre ahora en nuestro país. Creo que eso sería un error. El de Shakespeare es un texto que casi sin hacer nada en ese aspecto va a remitir al público a muchas cosas de las que ocurren en la actualidad política española. No hace falta incidir mucho en eso. El mayor trabajo que hemos hecho ha sido intentar retratar el dolor profundo de Hamlet, que es lo que le lleva a hacer las cosas que hace. Las connotaciones políticas de la obra surgen solas. Y los puentes que pueda hacer el espectador entre lo que se dice y se ve en escena y lo que ocurre en la actualidad surgirán solos.
Como intérprete, ¿cuáles son los puentes que te unen desde la obra hasta la actualidad política española?
Hay algo que me emociona y que, a la vez, le provoca muchísimo dolor a Hamlet: la frustración brutal al descubrir que no existe la justicia. Que la justicia no existe. El dolor que provoca saber que vivimos en una sociedad en la que la justicia no es más que una idea. Tenemos que aceptar, de alguna forma, que la injusticia va a vivir y a campar a sus anchas. Lo único que podemos hacer es intentar, de alguna manera, acotarla lo más posible. Pero sabiendo que la justicia, como ideal, jamás va a existir. Creo que vivimos en un momento en el que hay muchos ciudadanos que sienten que eso es así y esto les provoca muchísima frustración.
En esta obra nos encontramos también con la incapacidad de poder confiar en los que tenemos a nuestro alrededor, porque el poder genera ese tipo de relaciones en las que finalmente lo único que se desea es mantenerse a toda costa en el poder. Hay gente capaz de vender a sus amigos con tal de continuar ahí arriba. Y la cuestión cíclica del poder también está en Hamlet. Esa idea de que todo es un ciclo que pasa por las crisis, por los momentos de tranquilidad y por los de bonanza, proyectando la ilusión de que algo cambia o evoluciona cuando realmente todo continúa igual o peor de lo que estaba.
Este es tu primer ‘Hamlet’. Cómo actor, ¿cuál es el reto primordial al que te enfrentas al interpretar un papel tan enorme como el del Príncipe de Dinamarca?
Sí, es mi primer Hamlet. Es uno de esos personajes con los que sueña todo actor. Por lo tanto, uno llega a él con un montón de información, de prejuicios y de ideas en la cabeza. Y lo que puede ser más difícil: también sabes que el público que se sienta a verte llega también con su montón de información, de prejuicios y de ideas preconcebidas de todos los montajes y películas que ha visto anteriormente. No solo te enfrentas a la creación de uno de los personajes más complicados que hay en la literatura dramática, además te vas a enfrentar a todas sus circunstancias y la de cada uno de los espectadores. Tienes que o bien coincidir, o bien convencer al espectador de que existen otras vías para enfrentar al personaje.
El año pasado, cuando echó a andar este ‘Hamlet’, fuisteis muy aclamados por la crítica. ¿Serías capaz de recordar la mejor y la peor crítica que os hicieron entonces?
Sería capaz de recordar la peor, sí. (Ríe). Leo todas las críticas. Ahora hay tantas críticas además que al final parece una muerte por aplastamiento. Lees 40 textos y, al final, haces una nota media. Creo que uno se hace una idea más real así que si sólo tuviera la opinión de dos críticos decidiendo si algo está bien o está mal.
Recuerdo que una de aquellas críticas nos ponía mal entre otras cosas porque decía que yo hacía “un Hamlet agitanado” y que parecía “una muñeca de Bunraku”, que es el nombre de un teatro de marionetas japonés.
¿Cómo le da a un actor por meterse a empresario teatral como has hecho tú con el Teatro Pavón Kamikaze?
Llevaba trabajando con Miguel del Arco y con Aitor Tejada mucho tiempo y decidí probar. Miguel, Aitor y Jordi Buxó me lo ofrecieron y, desde luego, cuando te lo ofrecen personas con tanto talento que deciden embarcarse en algo así, pues casi no te lo piensas. Además, soy feliz trabajando con ellos.
Tenéis el teatro en alquiler y al haber sustituido en el local a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, mucha gente piensa que recibís ayudas públicas.
Pues sí. Tenemos el teatro en alquiler y no, no recibimos ni un solo euro de ninguna administración pública. El Estado, en cada una de sus formas y versiones, nos da cero euros a día de hoy.
Esta obra se realizó en coproducción con la Compañía de Teatro Clásico. ¿Tenéis que alquilar la producción?
No exactamente, pero sí tenemos que pagar un canon a la CNTC cada vez que representamos esta función. Hamlet era una coproducción y así estaba estipulado desde el principio.
No recibís ayudas públicas por una voluntad de ser independientes o por…
No hemos conseguido vertebrar todavía la forma en la que nos puedan ayudar.
¿Habéis hablado con el Ayuntamiento de Madrid?
No todavía. No hemos tenido conversación directa. No es fácil vertebrar las ayudas.
Más que nada preguntaba lo del Ayuntamiento porque una compañera tuya, la actriz Nuria Espert, hizo unas durísimas declaraciones sobre la responsable del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer. Unas declaraciones en las que la acusaba prácticamente de no saber leer, de no tener nivel para ocupar el puesto que ocupa.
No conozco a Celia Mayer. No ha venido nunca a una representación del Kamikaze Teatro.
¿Crees que la cultura en Madrid, en este año y ocho meses de cambio en el Ayuntamiento, ha ido a mejor?
No veo grandes cambios a mejor. No los noto. Desde que soy uno de los responsables del Teatro Pavón, he conocido a casi todos los responsables de Cultura de las distintas administraciones, incluso a políticos de todos los partidos y tendencias que han pasado por aquí en algún momento. Pero yo a Celia Mayer no la conozco. No sé si ha venido a alguna representación. Y si ha venido, lo que sí te puedo decir es que no ha mostrado ningún interés.
Luego tenemos lo del empeño del Gobierno de Rajoy de no bajar el IVA cultural.
Lo del IVA cultural es directamente una salvajada absurda y estúpida que no se puede mantener desde ningún punto de vista intelectual. Ningún país de nuestro alrededor tiene un IVA cultural de ese nivel. Ni siquiera países que han pasado crisis peores que las nuestras como Grecia o Portugal.
¿Cuál crees que es la razón para que el Gobierno no entre en razón?
La única que se me ocurre es que sea una decisión mantenida únicamente para castigar a un sector. No se me ocurre otra cuestión. Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Francia… tienen porcentajes más bajos. Son países que consideran que el consumo de la Cultura es fundamental y que revierte en beneficios de la creación de un tejido cultural. Un tejido cultural que es muy frágil y que hay que cuidar para que sirva de vertebrador de la identidad de un país. Esto lo creen TODOS, en mayúsculas, los países de nuestro alrededor, democristianos, socialdemócratas, de derechas, de izquierdas… Da igual. Todos piensan lo mismo. Menos estos señores. Eso es lo que me lleva a pensar que sin duda esto se trata de un ajuste de cuentas.
Una de las mayores críticas que se escuchan sobre el Kamikaze es que las entradas son caras.
Son caras. Estoy de acuerdo contigo y con la gente que dice que las entradas son caras. Si vieran nuestras cuentas verían que no tenemos otra opción. Pero también en esto hay mucha desinformación. Los precios de nuestras entradas están en el nivel de los demás teatros privados. La gente cree que somos un teatro público, pero no lo somos. Las entradas del resto de teatros privados están entre 26 y 30 euros. Y nosotros nos hemos movido en franjas de entre 20 y 30 euros. Estamos a 5 euros de lo que vale la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el Centro Dramático Nacional, que son compañías que se financian completamente con dinero público. Estamos ofreciendo espectáculos como Hamlet, con una compañía con siete actores, cuatro técnicos y un pedazo de escenografía. ¿En qué teatro privado te ofrecen eso? Pues nosotros lo hacemos, pero sin ningún tipo de apoyo. Me gustaría tener unos precios mucho más baratos y en cuanto podamos bajarlos lo haremos.
En la última gala de entrega de los premios Goya se creó en Twitter la etiqueta ‘Boicot a los Goya’ y cogió mucha fuerza. ¿Qué te parece?
Es una tristeza. Quiero creer y creo que se trata de una minoría. Las redes muchas veces les dan mucha proyección e incluso nosotros caemos en el error de amplificar ese tipo de cosas. Hay mucho hater, pero no creo que refleje el sentir mayoritario de la sociedad española. Me preocupa mucho más cuando determinados intelectuales deciden hacerse eco o deciden desarrollar esa maledicencia. Cuando tratan de desinformar o de dar determinados argumentos -ninguno de ellos probado- para alimentar ese caldo de cultivo. Por ejemplo en el asunto de las subvenciones, tema en el que hay una desinformación tremenda en un país en el que se dan subvenciones desde a los partidos políticos pasando por empresas agrícolas a la industria automovilística…
Comentarios
Por KYELLOW, el 08 febrero 2017
Por lo que conozco y que me afecte de cerca, en el distrito de Hortaleza l oferta cultural a tenido un fuerte respaldado y aumentado considerablemente su oferta tanto para adultos como para niños. Tal vez sería deseable un estudio de un antes y un después. La cultura primero hay que ofrecerla en los barrios para que arraige.
Por yo, el 08 febrero 2017
Mala suerte.Pues tendras q irte al Pais Vasco ,lastima.
Por Angel, el 09 febrero 2017
Lleva razón. Aunque yo voté por Carmena, la actuación de su equipo de Cultura es decepcionante hasta ahora. Con Tierno Galván Madrid era un vergel de propuestas culturales, una auténtica Edad de Oro.