Iván Solbes: «Mi misión es encontrar la fórmula mágica que convierta los ‘likes’ en euros»
Iván Solbes es uno de esos ilustradores cuyo trabajo reconoces de inmediato. Ahora, con la crisis, ha pasado de inventar iconos directamente al paro. Aunque trabaja incansablemente. Desde hace un par de años realiza un retrato al día, al natural, empezando por los médicos de la Marea Blanca que se han manifestado repetidamente por el centro de Madrid y pasaron delante de su oficina de la Gran Vía madrileña. Ahí nos encontramos con este autor de, a pesar de todo, alegría contagiosa.
‘Mola tener 5 años’, uno de tus últimos trabajos, es un libro gamberro, irreverente, aunque los niños realmente dicen todas esas cosas que pasan en el libro, donde la primera palabra es culo, la segunda pis, la tercera teta y la cuarta joder.
El libro fue un encargo de una agencia publicitaria que cumplía cinco años, Revolution Publicidad. Uno de los directores creativos, José María Mayorga, escribió el texto inspirándose en sus niños. Yo trabajé bastante con esa agencia, en 2008. Querían celebrar su aniversario con algo original. Con un objeto bonito: Mola tener cinco años, y me llamaron para ilustrarlo. Sin nada de presupuesto. Nadie recibió ningún tipo de remuneración, pero iba a ser una autopromoción genial; me dieron el texto y la libertar de inventarme lo que quisiera. Un cheque en blanco. Acepté de cabeza. Me dieron 100 ejemplares. Al cabo de un tiempo se me ocurrió que a alguien le gustaría publicarlo, pedí permiso y desde ahí me tiré como dos años hasta que encontré quien lo quiso publicar. Fui a las más guays y no me hicieron ni puto caso. Un buen día me respondieron los de Dibus, una editorial de cómic. Que les encantó. Y lo sacaron. Fue muy emocionante. Firmé en la Feria del Libro, cosa que yo nunca había pensado. El libro pasó sin pena ni gloria. El mundo editorial es una factoría que fabrica millones de libros constantemente y vender unos poquitos de cada uno para que la cosa funcione. Tu libro en la mesa de novedades dura nada, y de ahí a la estantería y de ahí al almacén. Nunca estuvo en ninguna librería de gran superficie. Se encontraba en pequeñas librerías especializadas. Por Internet sí he visto gente con blogs especializados que recomienda mi libro. Que lo usa como libro de texto.
¿Vas a volver al mundo del libro infantil?
Me encantaría, pero que me pille en un momento de inspiración fino, con un estilo nuevo.
Creaste un estilo propio para el libro.
Este libro me lo propuse para pasármelo en grande. No me voy a complicar nada la vida. Pillé una escuadra y un cartabón y lo primero que hice fue una X, y luego con triángulos y cuadrados, y así lo solucioné todo.
Se está abriendo un mercado en el cómic infantil. Muchos padres consumidores de cómic no encuentran este tipo de publicaciones adaptadas para sus hijos.
Que no tenga princesitas, para papás masalañeros. Mola tener 5 años podría ser un libro para introducir a los niños en ese mundo. Intento potenciar la venta del libro por Internet, ya que como no está en librerías nunca se va a vender. En mi web hay una versión animada. Hacer un libro mola, pero tienes que invertir mucho tiempo y sale muy poco rentable.
El libro ilustrado sí está teniendo éxito ahora.
Sí, pero ¿cuánto gana un ilustrador? Es un mundo muy injusto. Yo no soy dibujante de publicidad por vocación, sino que cuando me puse a buscarme la vida fue donde encajé perfectamente. Valoraban el curro bien hecho, las ideas y pagaban bien.
Cuando trabajas para una marca, ¿te obliga a un estilo específico?
A veces, sí. Antiguamente he trabajado con gente que tenía confianza ciega en mi trabajo. Así que me encerraba y creaba. Me valoraban porque yo podía sacar algo de cero. Ahora ya no es así. Ahora hay un ilustrador-marca. Con una durabilidad corta.
Lo de la Marea Blanca, ¿cómo surgió?
Cuando empecé a hacer los retratos, pensé que le podría dar un uso y pensé en ellos. Por Facebook, Twitter y por un amigo médico entré en contacto con ellos y lancé la propuesta: “Si eres médico o personal sanitario, yo me dedico a esto”. Vinieron como 20 personas al principio. El ambulatorio de Lavapiés lo dibujé entero.
¿Lo de un retrato al día lo haces porque te ayuda a estructurar el tiempo?
Empecé a principios de octubre de 2012 y llevo a día de hoy 310. Voy haciendo pausas cuando me sale algún trabajo. Al principio hacía uno por la mañana y otro por la tarde. Me había dado cuenta de que vivía muy limitado; no podía hacer muchas cosas porque me faltaba técnica. Siempre me quedó la espinita de la técnica porque estudié Bellas Artes y no me enseñaron a dibujar. La gente que ha estudiado en el conservatorio saben controlar sus herramientas de puta madre. O peña que ha estudiado Arte Dramático y que tienen detrás un aprendizaje muy riguroso. Pero en Bellas Artes no. A partir de tercero se me quitaron las ganas. Contaba más no lo que hicieras sino cómo te lo creyeras, cómo te lo montaras o cómo lo vendieras. Hice experimentos con profes, presentaba proyectos que eran una gilipollez, que me inventaba en un rato y les parecía de puta madre. Así que ves: aquí hay gato encerrado. Os he pillado.
¿Y en prensa, has trabajado?
Sí, aunque mi fuente principal es la publicidad. Durante un año y medio trabajé en el diario Público. Dibujar el artículo me gustaba mucho. Yo ahora publico diariamente cosas que se me ocurren, el problema es que nadie me hace ni puñetero caso. Cuando publicaba para Público bajaba todos los días al quiosco para ver mi dibujo. Ya no existe la prensa escrita, la prensa de papel ha desaparecido. De repente un día dejan de llamarte sin saber muy bien por qué. Con el libro también me desilusioné un poco, lo sacaron, pero vi que no pasaba nada. En Francia hay mucha gente que vive de la ilustración infantil, adultos, cómic… porque hay un consumo interno muy grande y la industria es muy fuerte, exportan un huevo y venden mucho a diferentes países. Pero aquí en España, no.
¿Y ahora?
Está todo parado. Yo ya me estoy haciendo planes. A partir de octubre voy a empezar a buscar curro fuera de España. Aquí no hay nada y lo poco que hay es para famosos y modernos, y yo ahí no tengo jurisdicción.
Tú eres famoso y eres moderno, Iván, no hay más que entrar en tú página. También sorprenden los textos con los que acompañas tus diarios.
Gracias. Son una forma de tratar de poner con palabras las cosas que ya tenía. Durante un tiempo me obsesioné mucho con el tema del diario. Haciendo un dibujo diario. Empecé en 2009. 2010 fue el año álgido. Un año y pico muy intenso. Sacando cosas curiosas.
Los textos acompañan muy bien. ¿Por qué no haces algo con ellos?
Hice un pdf y lo envié a una editorial y me contaron que no iba con su línea. Mandé varios correos y nunca he recibido respuesta. Así que prefiero seguir inventando.
Parece como que tu vida ocurriera porque la estás dibujando. Es como un arca de Noé donde lo vas salvando todo.
Estoy dibujando mi vida, sí. Mezclo mi vida con cosas que pasan. Por ejemplo, cuando el terremoto de Chile, vi una foto de un edificio que se había quedado como a punto de caerse. Y me lo llevé a mi terreno. Yo en mi vida he tenido unos terremotos increíbles, pero mi edificio se ha quedado. Se ha descolorado, pero no se ha caído. Me mola más como está el edificio ahora. Mientras que no se caiga.
Pero siempre hay un optimismo. En todas tus cosas siempre hay mucha alegría. Iván Solbes siempre es verano.
El verano es mi época, ir a la playa; fue allí donde empecé a pintar a mis colegas. Lo que realmente me gustaría sería fundir todo en algo que todavía no sé lo que es. Una mezcla de diario de dibujos, con dibujos más currados, con textos o no. La putada de los diarios es que fue una época guay. Iba por la calle eufórico, pensando qué iba a dibujar ese día. Buscando por ahí.
¿Cómo se sobrevive?
Yo actualmente vivo entre ahorros y trabajos que me salen. Cuando no tengo trabajo, me paso el día inventándome cosas. Mi cometido es perfeccionar mi estilo y aprender, y por otro camino, contar las historias de cada retrato. No es solo acción política, son también experimentos.
¿A quién te gustaría retratar más que nadie y a quién no retratarías nunca?
Es complicado. Si Rajoy me dice que le retrate y me pagan, lo haría. Si viviera con otra mentalidad, seguiría viviendo con mis padres. Yo en publicidad he trabajado para cosas que me tocaban los pies, pero es mi trabajo. Me han leído la papeleta más de una vez: “Eres un vendido”, y, hombre, sí, quién no lo es. A lo mejor no lo hace gente que tiene mucha pasta o mucha conciencia social. No lo firmaría ni lo pondría en mi web, pero lo cobraría. Me permitiría mucho tiempo libre para hacer mis cosas. ¡Mi misión principal en estos momentos es la fórmula mágica que convierta los likes en euros! De momento voy haciendo experimentos, en la web vendo serigrafía. A través de la web puedo vender todo mi trabajo. Aunque lo que me molaría es ser ilustrador de prensa. Llegar a mucha gente y que además me pagaran.
Entonces, ¿a quién querrías retratar?
¡A Moderna de Pueblo! (Raquel Córcoles)
¿Y a quién no?
¡Al hijo de Ruiz Gallardón!
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