Jane Goodall, Personalidad Ambiental 2016 de Ecovidrio: «Yo sí tengo esperanza»

Jane with Uruhara pant-hooting, 1996.

Jane Goodall con el chimpancé Uruhara en 1986.

Jane Goodall con el chimpancé Uruhara en 1986.

La mujer que nos ha hecho mirar a los primates y a la naturaleza de otra forma, y que sigue viajando incansable para cambiar el rumbo de nuestro trato al planeta, la inglesa Jane Goodall, ha visitado Madrid para recoger su premio como Personalidad Ambiental del Año 2016, dentro de la XVII edición de los Premios Periodísticos que cada año convoca Ecovidrio. Estuvimos con ella y nos subrayó que, a pesar de las cosas que pintan mal para 2017, es optimista y tiene esperanza en que, «trabajando juntos y con las nuevas generaciones», todo irá a mejor.

Cuántos hemos tenido de niños como uno de nuestros mayores sueños ir a África a ver animales salvajes. También era el de la primatóloga inglesa Jane Goodall, una de las mujeres más influyentes del siglo XX, según diversas listas, con más de 100 premios internacionales, entre ellos el Príncipe de Asturias 2003 de Investigación, y que este lunes estuvo en Madrid para recoger el Premio Ecovidrio a la Personalidad Ambiental del Año 2016.

Tenía ese sueño y lo consiguió. Y con creces. Lo explicó durante su intervención en el acto de entrega de los XVII Premios Periodísticos Ecovidrio. La primera que la animó en su carrera fue su madre, a la que puso como ejemplo de motivación, de que si algo se quiere, se puede lograr. Con ella viajó a Tanzania con 23 años para investigar el comportamiento de los chimpancés salvajes, por encargo del famoso antropólogo Louis Leakey. Lo explicó en Madrid con su enérgica y a la vez dulce voz, más propia de una cuarentañera que de una mujer con 82 años. Y trasladó ese principio de trabajar por lo que se quiere para explicar que sigue viajando 300 días al año para dar aliento a su fundación, el Instituto Jane Goodall, y para subrayar su optimismo en un planeta mejor. «Siempre que trabajemos unidos y con las nuevas generaciones».

La importancia de trabajar con los más jóvenes la contó con humor a través de una anécdota que la marcó de pequeña: «Yo tuve la suerte de criarme en una granja… Con 4 años, estuve perdida cuatro horas en el bosque; me refugié en una cabaña para observar a los pollos.. Creo que fue mi primera investigación de campo». «Luego siempre soñé con trabajar con los animales salvajes de África. Y fue mi madre la que siempre me apoyó, aunque me dejó claro que tendría que trabajar duro. Llegué a África con 23 años y allí rápidamente, en los años sesenta, descubrí, aprendí, a través de los chimpancés y de la gente tan pobre que tenía que esquilmar los recursos naturales para poder sobrevivir, el peligro que corría el planeta».

Década a década, y con la publicación de sus investigaciones a través de National Geographic, Goodall pasó a formar parte de ese extraordinario trío de valientes y tenaces mujeres que nos aproximaron y nos hicieron mirar a los primates de otra manera, y a la naturaleza en general: la californiana Diane Fossey con los gorilas de montaña, la alemana Biruté Galdikas con los orangutanes de las selvas de Borneo y Goodall con los chimpancés y sus descubrimientos sobre cómo usan herramientas y cómo se comportan emocional y socialmente de una manera no tan distante y distinta a la de los seres humanos.

El panorama pinta feo. Pero ella rescató -ahora que quien hizo famosa la frase «Yes, We Can», Obama, deja el poder en manos de la incertidumbre llamada Trump- esa filosofía de trabajar duro y unidos para mejorar: «El nuevo presidente de Estados Unidos, el Brexit, los problemas económicos en España… ¿Pero por qué sigo viajando 300 días al año? Porque tengo esperanza. Porque sin esperanza caeríamos en la apatía, no haríamos nada. Y hoy en día las redes sociales nos permiten trabajar unidos a miles de millones de personas por un modo de vida más acorde con el planeta. Ese es mi principal objetivo: dar esperanza a la gente. Para trabajar juntos, unidos, día a día». «Los pequeños gestos individuales son muy importantes: reciclar una botella de vidrio, plantar un árbol… Porque miles de millones de pequeñas decisiones éticas y responsables cada día pueden cambiar el rumbo del planeta».

El valor de trabajar unidos y con las nuevas generaciones. Fueron las dos grandes líneas maestras de su intervención. Y Goodall, que viajó acompañada de su inseparable monito de peluche Mr H, subrayó en diversas ocasiones el esfuerzo de los miles de voluntarios del Instituto Goodall, que ella fundó en 1977 y que cuenta con 30 oficinas en el mundo, de China al Congo, de Suecia a Tanzania; a España llegó hace 10 años, con sede central en Barcelona. Ella quiso aprovechar la oportunidad que le brindó Ecovidrio para dar a conocer su ONG en España, dirigida por Federido Bogdanowicz, y su programa de educación ambiental Roots & Shoots, que da la idea de la importancia de aunar la raíz y el brote, el retoño, y que tiene mucho que ver con esas pequeñas acciones concretas de trabajo con los más jóvenes que nos abren al optimismo, «ellos nos dan la oportunidad del cambio».

Jane Goodall, durante la entrega de premios de Ecovidrio en La Casa Encendida de Madrid.

No olvidó Jane Goodall destacar «el impulso alentador» de organizaciones como Ecovidrio  -entidad sin ánimo de lucro encargada de la gestión del reciclado de los residuos de envases de vidrio en España-, y la crucial labor de los medios de comunicación y los periodistas para dar visibilidad a nuevas experiencias verdes y cambiar la mentalidad de la gente hacia un nuevo pacto con la naturaleza, ya que estábamos en la gala de entrega de los XVII Premios Periodísticos Ecovidrio, convocatoria a la que en esta ocasión se habían presentado medio millar de candidaturas. Resultaron premiados el programa Aquí la Tierra, de TVE (por el reportaje Así se recicla, de Jacob Petrus); el suplemento Entorno de Cinco Días (por el reportaje La ciudad futura convierte sus residuos en recursos, firmado por Denisse Cepeda) y el programa Ecogestiona de Gestiona Radio (por la tertulia de educación ambiental que conduce Javier Martínez).

Como Mejor Campaña 2.0, premiaron a El medio ambiente @deunvistazo, de EFE Verde, que dirige Arturo Larena. Y en la categoría Mayor Impacto Ciudadano, fue reconocida la labor de la plataforma de coches compartidos en la ciudad Car2GO, cuyo portavoz en España, Orazio Corva, destacó que «en el ADN de la compañía una de las máximas prioridades es la sostenibilidad»; llevan 10 años en 30 ciudades del mundo, y en España desembarcaron hace un año en Madrid, con un plus verde: aquí toda su flota (500 coches) es eléctrica. Corva concluyó: «El primer año ha sido todo un éxito, con más de 130.000 usuarios». Y dio un dato que pone de manifiesto cómo este tipo de plataforma pueden contribuir a ciudades más verdes: «hemos calculado que por cada coche nuestro se reducen 10 coches particulares», con todo lo que eso significa para frenar uno de los problemas más graves que padecemos actualmente, directamente relacionado con el medioambiente y la salud: la contaminación de las grandes ciudades por el tráfico.

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