Joaquín de Luz baila y dirige a ‘la nueva’ CND por primera vez en el Teatro Real
La Compañía Nacional de Danza actúa por primera vez en el Teatro Real bajo la dirección artística de Joaquín de Luz. Lo hace con un programa que navega por el clásico, el neoclásico y el contemporáneo con obras de Balanchine, Ratmansky y Duato. El propio de Luz bailará una de las coreografías en esta puesta de largo en el que considera “el mejor teatro del mundo en la mejor ciudad del mundo”.
Afirma Joaquín de Luz que su verdadera carta de presentación, su declaración de intenciones al frente de la Compañía Nacional de Danza (CND), será este estreno en el Teatro Real, su primera visita al que considera “el mejor teatro del mundo” como director artístico de la CND. Desde luego, es una apuesta arriesgada: ha confeccionado una velada que cubre las tres etapas fundamentales del arco coreográfico: clásico (o casi), neoclásico y contemporáneo. Y todo sobre una base musical que el bailarín y actual director de la CND calificó como “una joya” durante la presentación de esta nueva actuación en Madrid. “Quiero que mi proyecto al frente de la CND tenga una especial coherencia musical”, aseguró el bailarín y coreógrafo, que ha formado parte del New York City Ballet durante más de 15 años. “Además, con este programa me propongo demostrar la versatilidad de la compañía. Una compañía que es capaz de bailar clásico y contemporáneo como un todo, sin que haya que dividirla en dos grupos”. Casi una nueva CND. Para este estreno contará con la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por Manuel Coves.
Desde esta noche y hasta el sábado (en función doble este último día), la CND interpretará en el Real un programa muy ambicioso que constará de tres piezas. La noche se abrirá con Apollo con coreografía de George Balanchine (San Petersburgo, 1904-Nueva York, 1983) y música (de mismo título) de Igor Stravinsky. Una pieza que fue estrenada por los Ballets Rusos de Diaghilev en el Teatro Sarah Bernhardt de París en 1928, es decir, veinte años antes de que el coreógrafo ruso creara el New York City Ballet. “Es una pieza que parece que esté hecha ayer”, explicó de Luz. “En ella se hace claro ese aforismo de Balanchine que decía: ‘ver la música y escuchar la danza’. Él fue un revolucionario, capaz de coger el ballet clásico y lavarle la cara”.
Seguirá Concerto DSCH con música de Dmitri Shostakovich (Concierto para piano número 2, en Fa Mayor, Op. 102 de 1957) y coreografía de Alexei Ratmansky (Leningrado, 1968) que el propio coreógrafo estrenó con el New York City Ballet en 2008 con Joaquín de Luz y Gonzalo García en los papeles masculinos principales. Ambos bailarines se subirán al escenario del Real esta noche para el estreno de esta obra por parte de la CND. “Ratmansky es uno de los coreógrafos contemporáneos más importantes del mundo”, afirmó Joaquín de Luz. “Y esta es una de sus piezas más redondas. Es emocionante y divertida a partes iguales. Es dinámica y con sentido del humor. Ratmansky iba a estar en el estreno en Madrid, pero no ha podido ser por culpa de la crisis de la covid19, pero hemos tenido ensayos vía Zoom que han sido una verdadera inyección de energía y optimismo”.
El programa se cerrará con White Darkness (estrenada por la CND en el Teatro de la Zarzuela en 2001), una de las obras más emocionantes y personales de Nacho Duato (Valencia, 1957). Esta es la segunda coreografía del creador valenciano que regresa a la CND desde que Duato fuera cesado como su director artístico en 2010. Este retorno no es baladí, puesto que su salida de la compañía fue agria y dolorosa llevándose consigo todos los trabajos que había compuesto durante 20 años. Su sucesor en el cargo, José Carlos Martínez, logró que Duato volviera con su obra Por vos muero, un homenaje a la danza con músicas españolas de los siglos XV y XVI . De Luz asegura que no concibe “una CND sin obras de Duato». «Así que lo único que he hecho ha sido volver a abrirle la puerta como ya hizo José Carlos Martínez. Y tenemos la suerte inmensa de que está volviendo a involucrarse y a crear para la compañía. Puedo asegurar que esto, dentro de la adversidad que estamos viviendo, lo considero como un ápice de esperanza”.
White Darkness, con diferentes músicas de Karl Jenkins, es una obra que el coreógrafo valenciano dedicó a su hermana pequeña Carmiña, víctima de las adicciones a las drogas y que murió de VIH contraído al compartir las jeringuillas. En ella investiga sobre el sufrimiento que supone vivir atado a una adicción que convierte, para siempre, a las personas en seres diferentes a los que eran. Un mundo que también tiene una onda expansiva tremenda en los seres queridos y cercanos a los enfermos. Una obra que va directa al corazón, con un evidente crescendo que en sus últimos 15 minutos, bajo la música del conmovedor primer movimiento del Cuarteto de Cuerda número 2 de Jenkins, contiene uno de los hitos coreográficos de Nacho Duato.
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