Josele Santiago: “El mal está entre nosotros, esperando su momento definitivo”
El músico Josele Santiago.
El músico Josele Santiago.
Josele Santiago publica en estos días su quinto disco en solitario, ‘Transilvania’, otra referencia que se suma a su ya larga lista de títulos (una docena con Los Enemigos) y que contiene algunas de las mejores canciones que el madrileño ha compuesto en su carrera. Desde ‘Un guardia civil’, sobre la libertad, a ‘Ángel’: “Estamos a punto de cargarnos la Tierra. Lo único que importa sigue siendo hacer dinero rápido como sea. La humana es una especie arrogante, ignorante e irresponsable”.
Siempre es un placer quitarle el plástico a un nuevo disco de este carismático compositor, cantante y guitarrista madrileño, pincharlo y esperar a ver qué sucede, qué cara pone cada canción, qué guiño esconde cada estribillo. La suya es una fina sabiduría compositiva, inteligentemente osada en ocasiones, casi rural en otras, siempre opuesta a lo vulgar o previsible. Verle madurar da gusto, y saber, gracias a sus canciones, que hay un jugoso y precioso mundo más allá del corsé del rock. A lo largo de su discografía en solitario es gratificante contemplar cómo aumenta su paleta de recursos tanto como guitarrista como cantante, y por supuesto, como letrista.
‘Un Guardia Civil’ es directa, una fotografía en la memoria.
Un Guardia Civil parte de un sueño. Estoy en el patio de una cárcel y se acerca un guardia civil. Me tira las llaves y me señala la puerta en plan: sal si tienes cojones… Salí disparado a apuntarlo y de ahí salió la letra, que es como muy de blues rural. Como canción carcelaria que es, en realidad de lo que está hablando es del precio de la libertad.
En temas como ‘Magia negra’, das un paso más allá en lo musical, en la estructura…
Yo me reconozco bastante en esa canción, me suena muy cercana, a territorio conocido. Creo que es una de las mejores canciones que he escrito nunca. Muy clasicota, con un regusto de soul sureño que me recuerda mucho a El Lobo o Han ganado nosotros, ambos de Lecciones de vértigo. Me tira mucho esa onda.
Ya llevabas buscando a Refree, tentando el contacto para trabajar juntos, ¿cómo han sido las sesiones?
Llevamos hablando de hacer un disco juntos desde hace más de diez años. Nos conocimos en una fiesta de aniversario del rock deluxe y conectamos enseguida, nos entendimos muy bien tocando juntos. Después seguí de cerca su trayectoria y me pareció impresionante desde cualquier punto de vista. Para mí es uno de los grandes. Ahora que somos conciudadanos y su estudio me pilla a unas pocas paradas de metro estaba claro que había llegado el momento.
Las fotos, obra de Álex Rademakers, retratan muy bien el título del nuevo disco… ¿Dónde están tomadas?
En el Pirineo francés. Queríamos ir en invierno, pero yo sufrí una lesión cervical que me dejó fuera de juego dos meses largos… Total, que se nos echó la primavera encima. Una mañana de abril me llamó diciendo que había nevado en la parte de Francia y para allá que nos fuimos echando leches. Álex es un fotógrafo de raza y un gran compañero. Nos lo pasamos de puta madre en la sesión.
‘Saeta’ también muestra una nueva forma… ¿Hay una voz de chica?, ¿quién es?
Raül y yo nos encargamos de todos los coros, es la primera vez que me lanzo a grabar un falsete. Nuestras voces empastan la hostia de bien, fue una sesión realmente divertida la de los coros. Los diseñamos en una mañana y por la noche ya estaban grabados.
También están Xarim Aresté y su banda, ¿qué han aportado?
Xarim es ya como un hermano para mí desde que colaboré con Very Pomelo, su banda anterior. Es también uno de mis compositores favoritos y tiene una banda impresionante. Pensé que juntar estos dos mundos que a priori no tienen mucho que ver entre sí (Raül y la banda de Xarim) podía ser interesante. Y vaya si lo ha sido… Sin duda han sido algunas de las sesiones de grabación que más he disfrutado en la vida.
Trabajas en acústico solitario, en eléctrico, con Enemigos o en formato dúo… ¿Te defiendes bien entre tanto repertorio?
Ahora con la promo del disco, los ensayos y las presentaciones es demasiado jaleo para mi gusto, reconozco que estoy muy cansado. Cuando todo vuelva a su cauce espero poder compaginarlo sin mayores problemas…
Dice el texto de ‘promo’ que el disco está enmarcado en la decepción que vivimos, la arcada que provoca abrir los ojos… Quizá sea ‘Ángel’ la más explícita…
Angelito está muy cabreado, sí. Tiene un cabreo mayúsculo y se avergüenza de pertenecer a la especie humana como todos nos deberíamos avergonzar al contemplar las imágenes del norte de la península ibérica en llamas o Miami devorada por las aguas. La avaricia está arrasando con todo. Por ella hemos sido capaces de envenenar la composición química del suelo, el aire y el agua. Estamos a punto de cargarnos la Tierra y seguimos hablando de ella en tercera persona. Lo único que importa sigue siendo hacer dinero rápido como sea. La humana es una especie arrogante, ignorante e irresponsable. Y Ángel propone su exterminio inmediato como única solución posible…
Quizá sea uno de los momentos de tu carrera donde dejas más suelto, libre y sin prejuicios el rock que llevas dentro, donde te quitas armaduras y corsés, y dejas que todo fluya más.
Hace ya tiempo que me puse como objetivo no pensar en estilos cuando escribo canciones. Estoy intentando trasladar esta filosofía al estudio de grabación y a los arreglos. Ya en Lecciones de Vértigo me quité obsesión por el directo riguroso que me tenía loco en mis tres primeros discos en solitario. Cuando le comenté a Raül que me apetecía trabajar con sintetizadores se le pusieron los ojos como platos y empezó a sacar trastos de los cajones…
‘No se equivoca el mal’ y ‘Cómo reír’ quizá sean la cara y la cruz del disco…
Creo realmente que el mal está entre nosotros, esperando su momento definitivo. A veces pienso que ya ha llegado. El mundo parece un delirium tremens últimamente.
En cuanto a Cómo Reír retrata al clásico trepa. Se trata de un cursillo acelerado sobre la manera correcta de reírle los chistes al jefe, una idea genial que tomé prestada de un pasaje descacharrante de El Día del Watusi, de Francisco Casavella. Un libro maravilloso, por cierto.
Tengo entendido que estás trabajando en un libro, una especie de Memorias, ¿qué nos puedes adelantar?
Bueno, los comentarios que subí al Facebook acerca de las canciones tuvieron muy buena acogida entre el personal y puede que lleve esa idea a un libro. Durante un par de años he estado haciendo mis pinitos como periodista con una columna fija en El País, y al final le he cogido el gusto y puede que hasta el tranquillo al asunto.
Unas palabras para mirar la actualidad, vamos con Cataluña… Tú ahora vives allí, ¿cómo analizas todo esto de la independencia o no?
Siempre digo que si no te escuchan es lógico que grites. Pero tienes que dejar de gritar algún día, porque mientras lo haces tú tampoco estás escuchando. Un pasito más y nos encontramos en plena catarsis colectiva. El sueño húmedo de cualquier líder político. La cosa pública, aquello que nos afecta a todos, no puede abordarse desde el corazón. El corazón está para otras cosas. No puede sustituir al cerebro. Yo quiero mantener sana mi capacidad de cuestionar la realidad y disfrutar de mi derecho a usarla. En Cataluña hace verdadera falta un referéndum con garantías que pueda reflejar con seriedad lo que piensan los catalanes.
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