Juguetear con las palabras
Jugar como actitud. Jugar para desafiar las reglas. Muñecos literarios, juegos de mesa para conversar sobre libros, Hermanas Brönte con superpoderes, poesía de zombies, haikus en imán. Producciones lúdicas con acercamientos literarios más allá de nuestras fronteras. Un denominador común de la cultura y mucho por hacer. Es hora de seguir jugando. Es hora de crear más juegos. Guías diferentes de lectura y mucho más. Experiencias provocadoras con sencillez. Levedad para todos los gustos y relax veraniego.
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¿Qué crees que somos: homo sapiens u homo faber? ¿Acaso somos tan racionales como creemos? ¿O nos definimos por lo que hacemos? Y en la redes sociales, ¿de qué manera nos definimos como género humano? Estas y muchas otras preguntas de similar alcance las contestó hace años Johan Huizinga, filósofo holandés. Publicó sus hallazgos en un maravilloso libro, aunque bastante sesudo: Homo ludens. Defendió que básicamente somos homo ludens, por más que a muchos serios les pese. Es más, todo este prólogo va dirigido a los menos convencidos de que jugar es lo más sano que hacemos en algunas ocasiones. Los niños aprenden jugando, gran parte de nuestra sociedad se basa en la competitividad en un juego por enfatizar a los que llegan primero, tienen más éxito y son más famosos, un juego a veces perverso, muchos son de tal naturaleza. El profesor Huizinga analizó el comportamiento humano en relación a lo lúdico como fenómeno cultural. Si somos cultura, también somos juego. Y dado que al hablar una lengua ya formamos parte de la cultura que la amamanta, la conclusión resulta bastante obvia. Jugar es tan esencial al ser humano como reflexionar o trabajar. La cultura nace de lo lúdico. Es bien cierto que el juego puede volverse grave, adusto y alumbrar estrategias diversas en miles de campos. Pero también nos regala un paseo por un mundo de sorpresas, asombro y conocimiento de forma ligera, leve, libre. Para el profesor Huizinga la máxima expresión lúdica es la poesía porque “todo lo que es poesía surge en el juego: en el juego sagrado de la adoración, en el juego festivo del cortejar, en el juego agonal de la fanfarronería, el insulto y la burla, en el juego de la agudeza y destreza”. Seguimos creando olas frescas de juegos. Hace algunas semanas fue un trivial de preguntas inocentes y respuestas traviesas que no pretendía generar el éxito sino la sorpresa. Hoy presentamos otros aspectos.
El arte de la conversación literaria
Suele afirmarse que leer es una conversación silenciosa. La idea ha servido de inspiración a dos creadores de juegos australianos Este juego es hermano de otro, el arte de la conversación, cuyo éxito dio pie a su nacimiento. Louise Howland y Keith Lamb han pasado años estudiando la comunicación y sus mecanismos de cerca. Para la versión literaria de su juego prometen hasta 300 conversaciones diferentes sobre libros y para todas las edades. Los clubes de lectores australianos son sus mejores campos de pruebas. Se puede jugar en grupo o individualmente. Cubre todos los géneros que pueden encontrarse en una librería o una biblioteca. Invita a charlar, reflexionar y divertirse con la poesía, el drama, la novela negra y la más rosa, ciencia ficción, la novela histórica y de aventuras. No es un juego competitivo, no se trata de preguntas y respuestas ni de quién acierta más. El arte de la conversación literaria es un juego de comunicación que vincula las experiencias personales con la literatura. Promueve reacciones y reflexiones por igual. Los autores defienden que su juego es especialmente útil en un mundo en el que se está olvidando reunirse alrededor de la mesa de la cocina para charlar y en el que la televisión y las pantallas en general incitan al monólogo. En Australia, su país de origen, los estudios señalan que muchos niños llegan a la escuela con escaso vocabulario y estrategias de conversación casi nulas. Louise Howland declara que “hoy en día la gente está tan ocupada, los padres trabajan, la gente en general tiene muchos compromisos y actividades y así el tiempo para simplemente estar juntos y conversar sin móviles ni interrupciones se ha visto minimizado. Cuando no se tiene espacio diario para conversar con otra persona sobre todo y sobre nada, sobre las emociones y lo que nos preocupa, se detiene el enriquecimiento de una lengua. Hemos leído un estudio que señala algo horrible, que en el primer año de universidad un estudiante medio tiene un vocabulario de 800 palabras” El juego está en inglés, no existe versión en castellano, pero bien podría servir de inspiración a más de uno para empezar a idear algo nuevo.
Muñecos literarios
El gran universo de los muñecos literarios está ocupado por autores de renombre como Oscar Wilde, Charles Dickens y Jane Austen, entre otros. Los hay en diferentes tamaños y el juego de los muñecos gigantes pertenece a Shakespeare, James Joyce, Mark Twain y Edgar Allan Poe. Miden casi 8 cm de alto y son de plástico. Ideales para más de una travesura fotográfica. Quien prefiera las muñecas de papel también está de suerte. Existe la versión de Orgullo y prejuicio con ocho muñecas y 48 accesorios de moda de la época. Las hermanas Bennet y Mr Darcy pueden vestirse para ir a la iglesia, tomar el té, ir a los bailes, para bodas o visitar a los vecinos. Su creadora es Brenda Sneathen Mattox, que se ha especializado en este tipo de juegos, tiene una web donde muestra todo su trabajo en este campo y con un apartado dedicado a las heroínas literarias de Jane Austen.
Las hermanas Brönte se presentan como tres heroínas a favor de la presencia femenina que luchan contra las barreras del mundo masculino. Está inspirado en hechos reales, las Brönte se encontraban con que les rechazaban sus obras porque estaban escritas por mujeres. Son las Brönte Action Figure y desafían las estrechas mentes del mundo dominado por lo masculino. Se unen en el Bröntesaurio para luchar contra las visiones más desafiantes. Garantizan que si se usa el cerebro se hará historia. El anuncio de las SuperBrönte, a continuación:
Imanes poéticos
Magnetic Poetry acerca la poesía mediante todo tipo de juegos. La propuesta es tan secilla como divertida. Toman poemas por temas e idiomas, colocan cada palabra en un imán y luego los envasan en cajas. Al abrirlas nos encontramos con una serie de imanes de variada longitud y cada uno contiene una palabra. Podemos ordenarlos como se nos antoje. El lema de Magnetic Poetry es que se pierda peso y se gane en cultura pasando horas frente al frigorífico cerrado recreando nuevos versos. Hay versión española junto a la italiana y la sueca, entre otros idiomas. La mayoría está en inglés. Y nos encontramos con imanes poéticos que versan sobre temas como la piratería, el optimismo, los gatos, el cine, los perros, Shakespeare, Edgar Allan Poe, poesía satírica, erótica, sobre la cerveza o el café, haiku, poesía más espiritual, yóguica o romántica, sobre música, homosexualidad, rock and roll, la paternidad, la naturaleza, las drogas, los vampiros y muchos más. Hay tantos temas y versiones como se pueda imaginar, pueden verse en el siguiente enlace que conduce hasta las categorías de imanes en inglés.
Wakefield, un juego de salón
Como se puede apreciar, la mayoría de propuestas lúdicas se producen fuera de nuestras fronteras, al menos aquellas que se encuentran más fácilmente. Pero aquí tenemos la suerte de contar con los desafíos liberadores de Orsai en muchos sentidos y también en el que nos ocupa hoy. Ellos sí tienen un juego de mesa para todos nosotros. Se trata de Wakefield. Se incluye en la revista que publican. Hay que recortar las cartas, armar la ruleta, montar las fichas y a cambio contaremos con horas de diversión. Versa sobre uno de los cuentos más conocidos de Nathaniel Hawthorne en el que un marido espía a su esposa durante años después de abandonarla mientras vive escondido en el mismo barrio y cerca de ella. El relato es corto y el juego asegura horas de entretenimiento. La meta consiste en regresar al hogar y olvidar el pasado como si jamás hubiera existido.
Jugar está muy asociado al tiempo libre. Desde hace algún tiempo hay más de seis millones de personas en España que se enfrentan al ocio sin elección. Otros más afortunados disfrutan de las vacaciones en este verano de 2013. El arte del ocio ya fue algo tratado por Hermann Hesse en el libro de título homónimo. Convertir el el aburrimiento, el ocio y el error en juego, romper reglas junto a la libertad más absoluta son los ingredientes básicos de lo lúdico. Al fin y al cabo es lo más sano que podemos hacer cuando tomamos en consideración la gran cantidad de barbaridades que se cometen en cumplimiento del deber y de las reglas. Me gusta citar a Banksy en este sentido cuando afirma que “los grandes crímenes del mundo no son cometidos por la gente que rompe las reglas sino por quienes las siguen; es la gente que cumple órdenes la que lanza bombas, comete torturas y masacra pueblos”. Tomarse el juego de forma seria crea arte en sus diferentes manifestaciones y así lo reflejan en Arte en Construcción. Podemos tomar las declaraciones de los artistas entrevistados como una invitación más para no olvidarnos de jugar:
Felices lecturas, cuevas mágicas de llaretas, hechizos para zafar el aburrimiento, Clotildes y Palomas que vuelen y lleguen más allá de las nubes
Comentarios
Por JVM, el 18 agosto 2013
¡Oh, qué bonito es jugar con palabras! Yo lo practico a menudo con mis niños. Igual da el «veo-veo» que «encadenar palabras»,inventarlas o explorarlas. Todo sirve si es para disfrutar y ampliar el léxico. Es verdad que los jóvenes cada vez se expresan peor porque no encuentran las palabras para contar exactamente lo que quieren (hay redacciones penosas) y eso es muy, muy triste. Todas las lenguas tienen posibilidades para decir lo que uno quiere y es una lástima que no las descubramos o al menos lo intentemos. Gracias como siempre por estos artículos tan interesantes.