Karla Sofía Gascón vuelve, poderosa, con ‘Lo que queda de mí’

La actriz Karla Sofía Gascón en un fotograma de la película ‘Emilia Pérez’.
¿Quién está detrás del boicot artístico y personal contra la actriz Karla Sofía Gascón? Tras su ascensión e inmediata caída, la protagonista de la película ‘Emilia Pérez’, aspirante a un Oscar y excluida de la alfombra roja del Dolby Teatro en la pasada entrega de estos premios (también de su asistencia a la gala de los Goya en Granada), ha preferido responder a la polémica no como intérprete, sino como escritora con ‘Lo que queda de mí’. Aunque asegura no haber renunciado del todo a la ficción al redactar unas ‘memorias’ para las que no ha contado con la menor ayuda. “Jamás dejaría que alguien escribiera por mí”.
“Este libro no es exactamente una biografía; hay momentos reales y otros inventados. Es el lector quien ha de averiguar qué hay de verdad y de mentira. Porque si van a pensar que todo es personal, cuando salgan los dragones, la gente va a flipar. Van a pesar que estoy peor de lo que estoy en realidad”, comenta la protagonista del encuentro organizado por la editorial Almuzara, responsable de su libro.
Lo que queda de mí no son precisamente restos ni pedazos.
Lo que queda de Karla Sofía es una dama imponente, también por su estatura, locuaz y acostumbrada a defenderse. “Normal que se me escapen cosas, ¡si no callo!”. Acude a una comida con más de 20 periodistas y convierte una conferencia de prensa en casi un monólogo de dos horas en las que apenas le da tiempo a beberse media copa de vino y degustar unas lonchitas de jamón. “Ahora me como un bollo al llegar a casa”.
Si toca ser descarada, ella es la primera. Karla sabe responder a los disparos con sus propias balas: “No sé si aquí vais a tener buena luz, ¿por qué no pones el flash?”, pregunta a los fotógrafos colocados frente a ella a la entrada de la sede en Madrid de la editorial Almuzara. Viste traje pantalón negro, melena lisa sobre el hombro izquierdo, un maquillaje impecable y elegante, uñas de gel y calzado –también negro– con lo que las revistas de moda llaman “tacón sensato”, desde que Letizia Ortiz se bajó de los estiletos por prescripción médica. Estamos frente a la auténtica potra salvaje que en el oleaje no pierde el sentido. La diva valiente, poderosa, que resurge bailando con más fuerza que el huracán que trató de arrastrarla.
La galerna que rugió contra Karla Sofía despertó el 30 de enero para desmantelar uno de sus mejores momentos personales y profesionales. Con varios e importantes premios en su estantería, el Oscar parecía asomarse a la vuelta de la esquina. ¿Quién se empeñó en chafar el gran momento? Algún periodista apuntaba a grupos de presión islamistas y tránsfobos. “Desde que se crearon las redes sociales, he debido de escribir… ¿cuántas publicaciones? Hice la cuenta aproximada el otro día, puede que unas 20.000”, calcula Gascón. Repasar sus redes durante la última década hasta dar con esos comentarios ultras y racistas que todavía la traen por la procelosa calle de la amargura parece más que un entretenimiento. La periodista canadiense Sarah Hagi, presunta responsable de la presunta conspiración, fue quien los sacó a la luz. ¿Trabajó sola o en compañía de otros?
“Toda mi historia es complicada, quizás porque de todos los caminos posibles, suelo escoger el más rarito y no escarmiento. Aquí tenéis 500 páginas llenas de humor negro, sarcasmo e ironía, algo que últimamente no se entiende”. Sus editores apuntan que, tras una primera tirada de 3.000 ejemplares, Lo que queda de mí emprende su segunda edición. Se trata de un texto revisado de otro que Gascón escribió en México. “La persona a quien dedico este libro no lo ha leído. Jamás diré quién es. Si queréis un titular para estos días, os diré que soy menos racista que Gandhi y menos de Vox que Echenique. Arrepentimiento, ninguno. Lo digo siempre, repetiría todo lo que he hecho en mi vida. Aunque me haya dolido, aunque haya sufrido, aunque haya estado destrozada, volvería a pasar por lo mismo, porque, si no, no sería yo. Como he dicho más de 200.000 veces, al odio no se puede responder odiando más. Y eso es muy triste, porque al final nadie encuentra la paz. Lo sé porque he sido muy justiciera muchas veces”.
¿Te sientes perdonada?
¡A mí nadie me tiene que perdonar nada! Salvo quien se sienta aludido o aludida por cosas que yo haya podido hacer en mi vida, que les haya ofendido. Si es así, que venga y me lo explique. Yo lo que he visto es una hipocresía tremenda en gente que solo ha sabido responder atacando. ¿Cuántas personas han hablado de mí sin conocerme? Tachándome de racista y de señora de Vox. Cuando pregunto directamente a alguien, ¿pero a ti qué es lo que te ha molestado? “Es que tú dijiste…”. Nadie sabe concretar, nadie me lo explica. Yo me he limitado a comentar noticias y no voy a consentir que se me acuse de blanquear el nazismo ni de estar a favor de Hitler. ¿Por qué no han sacado todas las cosas que yo he escrito contra la extrema derecha, los skin heads, contra la Iglesia Católica, la Inquisición…? Han elegido lo que les interesaba para echarme de la ecuación.
Karla Sofía cita las tragedias del 11S en Nueva York y el 11M en Madrid, “en ese tren donde viajaba gente a la que yo quiero y donde podría haber estado yo misma”, para defenderse de la acusación de islamofobia. “¿Está mal visto llamar moro a un moro?”. “Bueno, si escribes “puto moro” es otra cosa”, apunta una voz. “¿Yo dije puto moro?”, responde la actriz, mientras la voz asiente con un gesto. “Pues ni me acuerdo”, zanja Gascón.
En la ecuación, ¿es la X. Sarah Hagi, la periodista que destapó el asunto, o hay alguien más?
A ver si lo descubrimos entre todos. Para mí, el odio es gasolina. Ante las maldades, me crezco. Es la manera que tengo de darle utilidad a los ataques. Los halagos me gustan, pero las críticas me hacen reaccionar más.
Tras no llegar a un acuerdo final con otra editorial por los desencuentros de este invierno, la actriz explica: “Lo que queda de mí ve ahora la luz como un texto que repasa y completa algo que ya estaba editado, no igual que ahora, en otra versión. Nunca había salido en España, y es algo que parte de un momento muy, muy difícil de mi vida. El momento en el que yo decidí hacer esta transición y todo se derrumba a mi alrededor. Repito que soy así; de todos los caminos posibles, siempre escojo el más difícil”. Y añade Karla Sofía que se considera menos madura que su hija de 14 años, “que no tiene redes sociales y como la vea en alguna, la crujo”. (Risas). Valiente. Poderosa.
‘Lo que queda de mí’ sale a la venta el 25 de marzo editado por Almuzara.
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