La caza
LA PROYECCIONISTA
Por ESTHER GARCÍA LLOVET
Título original: Jagten (The Hunt)
Año: 2012
Duración: 111 minutos.
País: Dinamarca.
Director: Thomas Vinterberg
Guion: Thomas Vinterberg, Tobías Lindholm
Reparto: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Annika Wedderkopp.
Producción: Zentropa.
Sinopsis: Lucas es profesor de preescolar en un pequeño pueblo danés. Está divorciado y a punto de recuperar la relación con su hijo.
Thomas Vinterberg fue uno de los cuatro niños prodigio que en los 90 formó parte de aquél juguete rabioso que fue el movimiento Dogma o Dogme 95, junto a Lars Von Trier, Levring y Kragh- Jacobsen. Entonces dirigió Celebración (“Festen”, 1998). Celebración era sin pretenderlo una peli de terror, de terror nórdico, es decir realista y cotidiano, seco como una piedra. Veías el rimel corrido, veías las manchas de sudor en la ropa, veías el miedo teñido de melancolía de los protagonistas y salías con mal cuerpo de la sala. Era una película realista. De terror. Pero realista.
Han pasado quince años. Vinterberg sigue siendo relativamente joven, no ha cumplido aún los cuarenta y cinco pero en algún momento ha perdido la lucidez de los veinte años. Bueno, no pasa nada. Eso nos pasa a todos. El año pasado dirigió La Caza, uno de los bombazos de Cannes 2012 y merecidamente, ya lo creo. De La Caza no sales con mal cuerpo, sales con un cabreo serio. Si entras con el estado de ánimo adecuado a la sala, es decir, neutro, puedes salir muy rechinado. Esta película que pretende ser realista sobre un tema como es la manipulación, se apoya en uno de los guiones más sangrantemente manipuladores y forzados que se puede permitir una película de este género.
La historia arranca con un profesor de preescolar, Lucas, (Mads Mikkelsen, grande, guapo, el profe perfecto. Que me enseñe danés) al que acusan de una forma muy velada sobre un episodio de abuso sexual, muy velado también, a una niña que además es hija de su mejor amigo. Todo son velos, la danza de los siete velos, a ver hasta dónde puedo mal informar o manipular para que la película se sostenga. El resto de la cinta se desarrolla de manera impecable porque la atención no decae en ningún momento a pesar de su falta de credibilidad. Creo que el error está ahí: como guionista puedes manipular a los personajes para que la historia funcione, pero eso no puedes hacerlo con los espectadores. Nunca. ¿Estamos viendo cine realista? ¿Sobre pederastia? ¿Una película danesa, de autor, además? Entonces no me engañes, no seas ambiguo y no me triles. Es una pena y es una putada porque la película es muy buena salvo en eso. Los actores son muy competentes. (Las actrices no tanto porque en una película maniquea como esta, las mujeres son casi todas un poco brujas). La relación entre los dos amigos es emocionante y jodidamente dura, creíble. El entorno idílico, fantástico, con algo de bola de navidad o de caja de música y finalmente la relación del profesor con la niña sí que resulta veraz porque es la única que es real: ahí está la realidad, la realidad. El cine realista. ¿Qué pretendemos cuando queremos ser realistas?. Eso es lo que deberíamos preguntarnos. El Gran Gatsby, peli malota pero divertida, es más realista que esta, pero por algo tan sencillo como que no pretende serlo.
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