‘La infamia’: secuestro y tortura de la periodista Lydia Cacho
‘La infamia’ relata la investigación y posterior secuestro de la periodista mexicana Lydia Cacho, que combatió contra el sistema corrupto de su país para destapar la verdad y hacer justicia. Una mujer, una periodista, que no se calla, entregada a buscar la verdad frente a la corrupción, los asesinatos de mujeres, la explotación infantil. Constantemente amenazada. La obra se representa hasta el 16 de enero en la Sala Max Aub, de Naves del Español, en Matadero Madrid.
En el año 2005, la periodista mexicana Lydia Cacho destapó una red de pederastia y explotación sexual infantil orquestada por los empresarios Jean Succar Kuri y Kamel Nacif en la que estaban involucrados políticos, senadores y diputados mexicanos. Una investigación que quedó reflejada en su libro Los demonios del Edén, el cual desafiaba a las grandes élites y removía los cimientos de las corruptas instituciones mexicanas.
Meses más tarde de la publicación del libro, la periodista fue secuestrada frente a sus oficinas en Cancún, lugar donde residía. Los autores del secuestro fueron agentes de la Fiscalía de Puebla. Se la acusaba de difamación y calumnia. La demanda había sido interpuesta por Nacif.
Durante el secuestro, fue trasladada en coche y sometida a constantes torturas, intentos de violación y vejaciones. A pesar de ello, su fortaleza y valentía la hicieron resistir para no ceder a los intereses de los secuestradores: desmentir la información de su investigación. «Me amenazaban de muerte constantemente, creí que iba a perder la vida en ese momento. Me siento como una sobreviviente de la violencia de Estado», explica Cacho.
Hoy, ese secuestro y los entresijos de la investigación se suben a las tablas de las Naves del Español en Matadero Madrid en La infamia, una obra que narra de forma cronológica las trágicas horas del secuestro y las consecuencias que tuvieron para sus autores, los cuales tuvieron que pagar con 112 años de prisión después de que la Suprema Corte de Justicia de México abriera la investigación, que quedó paralizada hasta 2018, año en el que el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas dictaminó que el Estado mexicano debía procesar, juzgar y castigar a los responsables de las agresiones.
Sobre el escenario, el coche todoterreno del secuestro, una celda y dos actrices dispuestas a hacer justicia: Marta Nieto y Marina Salas (la segunda sustituye a la primera del 4 al 16 de enero). Ambas encarnan el espíritu de la periodista, reflejando el sufrimiento de las torturas y el grito incansable de quien sufre la mayor de las injusticias.»Cuando leí el texto, me sorprendió mucho cómo esta mujer había podido sobrevivir luchando contra un sistema corrupto y podrido», explicó Nieto en la rueda de prensa de presentación.
Así, con extraordinaria precisión documental, la obra narra los acontecimientos para que no caigan en el olvido. Una historia de supervivencia de alguien que ha luchado, hasta jugarse la vida, por ese periodismo imprescindible que defiende los derechos humanos y combate la maldad que habita en el mundo. «Esta no es sólo mi historia, es la historia de las mujeres periodistas que nos hemos enfrentado en el mundo a todo tipo de violencia que, además, tiene siempre un sesgo de género. Algunas no están aquí para contarlo y en su honor narramos cómo un gobierno puede conspirar para torturar a quien está contando la verdad y defendiendo a las víctimas», explica Cacho.
Y para hacer esa labor de teatro documental y comprometido, La infamia se sustenta en un milagro interpretativo. El público presente asiste a una de esas representaciones que revisten al teatro de artefacto dispuesto para cambiar conciencias. El desgarro del dolor vivido por la periodista se encarna en el rostro y cuerpo de las actrices, las cuales, agotadas hasta la extenuación, concluyen la función dejando un legado al espectador, el mismo legado que Lydia dejó con su lucha. “Siento que no estoy sola en el escenario. Somos capaces de hacer esta obra porque Lydia está con nosotras”, expresa Marina Salas.
A día de hoy, en México, a Lydia Cacho la persiguen por ser una buena periodista. Por contar historias que nadie se atreve a contar. España ha sido un especie de refugio para ella. Por todo ello, esta obra hace alarde de esa valentía para contar la historia de la gente que se juega la vida por contar la historia. «Los periodistas siempre estamos contando la vida de los demás”, concluye, “y esta obra habla de los que nos dedicamos a contar la verdad y el precio que tenemos que pagar por ello. Esta obra hace justicia, y por eso me siento muy agradecida”.
‘La infamia’, de Lydia Cacho. Naves del Español en Matadero. Sala Max Aub. Madrid. Hasta el 16 de enero.
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