La música de DJ Panko ahora gira en torno a tomates y aves

Dj Panko, ex Ojos de Brujo, es autor del proyecto ‘Delahuerta’. Foto: Javier Rico.

Unas tomateras nos introducen en la música de DJ Panko, ex componente de Ojos de Brujo, a través de la portada de su reciente disco y proyecto Delahuerta, publicado el pasado septiembre por Folcore Records y que tendrá un colofón especial en 2024 con un concierto mañana, 7 de diciembre, en Santa María de Palautordera (Barcelona). Y unas tomateras nos introducen en su casa, en la comarca gerundense de La Selva, muy cerca de lugar del concierto, a través de su huerta. Durante la entrevista oímos tórtolas, mirlos y un pico picapinos. Las dos primeras aves también se oyen en Delahuerta, incluso dan título a dos canciones, al igual que Búho, Cuervo u Oriol (oropéndola en catalán). Tomates y aves se convirtieron en la tabla de salvación emocional y musical durante la pandemia por covid-19 para este músico. Esas emociones nos las traslada ahora en disco y en esta entrevista.   

“¿Cómo te has ido tan lejos de todo? Me decían mis amistades de Barcelona, en Ciutat Vella, en pleno centro. A lo mejor ahora estoy más cerca de lo que quiero, les contestaba”. Así empieza todo –al menos en su parte más natural–, cuando hacia 2009 Paco Gabás, más conocido como Panko o DJ Panko a través de innumerables proyectos musicales, decide dejar el núcleo urbano de su vida –“los adoquines me conocían desde crío”– y trasladarse a vivir con su familia a un pueblo de 4.000 habitantes, Riells i Viabrea, en La Selva de Girona, comarca que presume de tener más de un 60% de su superficie cubierta de bosque. A 12 kilómetros, ya en la provincia de Barcelona, en el Ateneu de les Arts de la masía de Can Balmes de Santa María de Palautordera, tendrá lugar el último concierto del año de presentación del disco Delahuerta.

¡Vaya entorno guapo! le digo a Panko desde el porche delantero de su casa. No me deja terminar…

Mira, fíjate en aquellas montañas, los bosques llegan hasta la cumbre, porque estamos en La Selva, en Girona, pero desde aquí se ven dos parques naturales, el de Montnegre [lo señala a nuestra izquierda], en la comarca del Maresme, y el del Montseny [a la derecha], en la del Vallès Oriental, las dos en Barcelona.

La naturaleza se ha metido en ti de lleno.

Sí, mucho, y mi intención es alejarme más de mi curro como DJ [le cojo a caballo entre varias sesiones realizadas en México, Italia y Francia] y acercarme más a la natura y al día, no tanto a la noche; dar mi apoyo a la natura y a la gente que está en la agricultura. Para empezar, no tengo carnet de conducir y voy en bici, andando o en tren a todos los sitios. Bueno, y en avión para los bolos como DJ. El caso es que no volvería a Barcelona. Incluso algún amigo de allí me pregunta: ¿Hay sitio para mí ahí?

¿Qué pasó en Barcelona para que dieras este salto?

Que no había espacio para vivir. Primero fue la droga, luego bajaron los precios y llegaron inmobiliarias para subirlos, y luego Airbnb, hasta el punto que ahora no sabes ni quién vive en tu propio barrio, cuando antes éramos una comunidad. Primero Ciutat Vella, luego Gracia… Y encima se utilizó el mestizaje como reclamo turístico. Cuando ve interés económico, el capital se apodera de cualquier manifestación cultural, aunque esté basada en la lucha y el activismo contra el racismo. Pensé: no voy a poder cambiar todo esto, ni yo, ni 50.000 como yo, porque el capital se ha metido hasta dentro. Y, claro, a todo esto los alquileres estaban imposibles y mi mujer trabaja cerca de aquí, en Sant Celoni, por lo que me decidí a dar el paso.

Bueno, de alguna manera sigues luchando con el paso que has dado, de la mano de los tomates.

Yo en Barcelona ya tenía en nuestro balconcillo alguna tomatera, un níspero, hibiscos… Pero es cierto que al llegar aquí me introduje más a fondo en el mundo de la huerta y aprendí muchas más cosas. Es mi manera de seguir luchando, a través de una agricultura que respete al máximo los ciclos naturales y que intento expandir entre más gente. Ahora tengo solo cuatro variedades, pero he llegado a tener 20, de todos los colores y sabores. Este año hay poco, porque llevamos tres años de sequía y la piel del tomate se quema mucho con el calor.

¿Cómo consigues esta variedad de colores, tamaños y sabores?

Gracias a mis viajes. En Frigiliana (Málaga), después de un concierto en el Festival 3 Culturas, con hambre y todos los chiringuitos cerrados, una chica me trajo un tomate azul y lo flipé. Guardé las semillas. Seguí con los azules, ya en Italia, donde un agricultor me dio también un tomate amarillo. Luego otro naranja de Parma. También me traje, y me sigo trayendo, semillas de Grecia, México, del resto de España…

 Y quisiste darle vida a la pandemia con tus tomates.

Sí, claro, tomates de colores en una época gris. Me inventé un negocio, Panko Tomate, donde la gente participaba apadrinando tomateras y como devolución recibían por mi parte tantos kilos de tomates de colores y sabores variados. Al principio fue entre la familia y músicos conocidos, pero llegué a juntar 1.600 tomateras en tres espacios.

Nos podríamos tirar horas hablando de tomates, pero hemos venido aquí a hablar de tu disco, ‘Delahuerta’, que al fin y al cabo tiene mucho que ver con lo que estamos contando.

Tiene tanto que ver que los animales, y muy especialmente las aves, que son las principales protagonistas del disco, eran mi principal compañía mientras andaba entre las tareas de la huerta. Me fascinaba que en pleno confinamiento y pandemia, con las fronteras aún más cerradas, ellas viajaran sanas y libres, de Noruega a África, y algunas se quedaban aquí, alrededor de mi huerto, con sus vuelos y cantos. Y empecé a grabarlas.

¿Tenías claro que querías hacer un disco con sus cantos?

No, empecé a grabarlos y a hacer temas sin ninguna pretensión. Era mi terapia personal. Eso sí, enviaba las grabaciones a muchos sitios, a amistades, a músicos, que fueron los que me animaron a registrarlos dentro de composiciones musicales.

Y aquí empieza lo más grande del disco, porque los cantos de mirlos, petirrojos, oropéndolas, ruiseñores o abubillas viajan hasta los oídos de músicos de Guinea-Bissau, Italia, Chile, Grecia, India, Canadá, Hungría, Brasil y España, desde Málaga a Barcelona. Y desde cada uno de estos puntos del planeta comienzan a hacer sus aportaciones musicales. Un ejemplo de mestizaje de una sola intérprete en una sola canción es el de Lara Wong en Águila, donde toca el bansuri, flauta originaria de la India y Pakistán, con tintes flamencos. Y lo hace una música afincada en Canadá con raíces en Japón y China.

Delahuerta es “un combo audiovisual que nace a partir de grabaciones de animales y sesiones online con colegas músicos del mundo durante las restricciones por cuarentena de 2020”. Es el resumen desde Folcore Records. De esta manera, Delahuerta se convierte en una rica amalgama que mezcla ritmos balcánicos y orientales, percusiones africanas, sonidos andinos, rumba, electrónica, flamenco…

¿Qué aves te inspiraron más?

El del mirlo fue el primer tema que compuse. Como comento en el libro (bellamente ilustrado por Doctor Toy) que se entrega a las personas que han colaborado en el crowfunding que ha permitido sacar adelante el disco, el mirlo viene a la huerta a comer lombrices y gusanos, y a cambio de unos pocos me lo agradece con sus canciones, con muchos cantos y muy melódicos, nocturnos y al amanecer. El segundo tema fue el de la oropéndola, que nos visita en verano, y luego vino el invierno con cuervos y búhos [a fe que en estos temas se nota un ambiente más crepuscular y misterioso asociado a estas aves]. Ah, importante también el petirrojo, que era el que más se acercaba, son muy sociables y simpáticos.

¿Tenías en mente qué músico podía aportar algo a un ave determinada? Bueno, y al grillo, que también tiene su tema.

Sí, de hecho, además de incluir al grillo, me quedé con ganas de meter a las  cigarras, por su relación entre el sonido y el calor, y a las abejas, tan fundamentales para la naturaleza y la agricultura. En cuanto a la relación con los colaboradores, yo les mandaba las partes de los cantos y cada cual aportaba algo según se veía en uno o en otro. Es cierto que en algunos casos les comentaba: yo te veo más aquí. Pero, vamos, que tuve que parar cuando me di cuenta que llevaba ya 16 colaboradores. A estos hay que unir a quienes participan en los remixes que hemos sacado de Mirlo y Tórtolas.

DJ Panko junto al periodista Javier Rico.

DJ Panko junto al periodista Javier Rico.

Oído todo esto, ¿cómo se lleva al directo?

En directo creamos una atmósfera especial para cada espacio, donde la gente se sienta muy cercana a la naturaleza, con visuales representando en cada canción su animal correspondiente. He ido probando distintas formaciones de músicos sobre las secuencias que disparo y actualmente, como formación base, vamos Laiza (Isabel Laura Gil) en la voz, Antonio Orchizero en la guitarra flamenca, Jimena Bankowska en la percusión y Alexandra Ortiz en los visuales. A partir de esta formación hemos invitado a violinistas, saxofonistas, bajistas, cantantes y otros músicos en distintos lugares donde hemos actuado. Durante este 2024 hemos tenido la suerte de poder trabajar el directo en el Ateneu de les Arts, una antigua masía de más de 200 años ubicada en Santa María de Palautordera, que es donde estaremos en el concierto del 7 de diciembre.

Decir que uno se siente a gusto hablando de música, tomates y aves con DJ Panko, y en su ambiente, en su huerta, es quedarse muy corto. Baste recordar que quien suscribe publica a principios de año en El Asombrario la lista con los discos con una mejor relación música-aves del año anterior, y que en la de 2024 Delahuerta cotizará muy alto. Pero es que, además, está el recordar momentos de un músico que pasó por una de las formaciones más importantes del mestizaje en España, Ojos de Brujo, con la que recorrió medio mundo; que venía de la escena hardcore y punk de Barcelona y que ha dejado su impronta en decenas de grabaciones con numerosos músicos de diferentes partes del globo. Y encima, durante la charla, me salva de las picaduras de mosquitos, tan propenso como soy a ellas: “Toma, frótate con estas ramitas de citronela que tengo aquí plantadas y no te picarán”. Y así fue.

Delahuerta está disponible en diferentes plataformas digitales musicales y en la página web de Folcore Records.

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