La odisea de volver a conectar a los vecinos del Mediterráneo

El catamarán en el que se realizan las actividades del Festival Art Explora en Málaga.

Art Explora Festival es el nombre de esta iniciativa que llega a Málaga a bordo de un catamarán francés, con una programación que liga el conocimiento científico con las preguntas que también guían el quehacer artístico. Esta escala hilvana la travesía del barco por diferentes ciudades de Francia, Malta, Italia y Marruecos, además de España, escuchando músicas, acentos y problemáticas particulares en cada puerto. Desde la turistificación y el precio inaccesible de las viviendas de las ciudades costeras españolas al racismo y el rastro de las políticas coloniales. Desde hoy hasta el domingo, un programa completo y que se presta mucho al debate. 

Escuchar a quienes pueblan las sombras, tal el concepto de la filósofa belga Isabelle Stengers que citan los organizadores del Art Explora Festival, en las primeras páginas de la presentación de esta “odisea cultural del Mediterráneo”. El Festival, que hace escala estos días en torno al Paseo del Muelle 1 de Málaga, lleva por título ‘En el quiebre de la mar de Alborán’.

Poético y elocuente, este quiebre significa que, aunque esto va de celebración de una mar común, por su larga historia como lugar de encuentro de culturas y germen artístico, no elude las cicatrices de sus sombras, las pasadas, pero también las presentes.

Impulsado por la Fundación francesa Art Explora, hasta el 10 de noviembre, este festival itinerante se detiene ahora en Málaga para que podamos admirar la obra de creadores de todas las disciplinas, y también para reflexionar sobre el vínculo de arte y ciencia, así como debatir problemáticas tan presentes y locales como la turistificación de las ciudades costeras españolas, el precio inaccesible de las viviendas en casi cualquier núcleo urbano de la península ibérica, el racismo y la expulsión de poblaciones, o el rastro que las políticas coloniales dejan en el vínculo con naciones vecinas.

Con el liderazgo de director ejecutivo de la fundación francesa, Bruno Julliard, y la guía artística de Blanche de Lestrange, el Festival –totalmente gratuito–  ha pasado en 2024 por seis ciudades de cinco países (Malta, Francia, Italia, España y Marruecos); en algunas paradas han llegado a disfrutarlo unas 10.000 personas en un solo día. En este sentido, los organizadores han quedado sorprendidos por la respuesta obtenida en Tánger.

En 2025 se prevén escalas en Albania, Francia y Grecia, mientras, ya en 2026, pretenden alcanzar puertos africanos de Costa de Marfil y Benín, entre otros. Las actividades, en todos los casos, transcurren a bordo de un coqueto catamarán –en el que se proponen experiencias inmersivas didácticas comunes– y en la costa, en sitios públicos de fácil acceso, donde se desarrollan charlas, conciertos, proyecciones de cine y otros espectáculos performáticos, a cargo de artistas y asociaciones vinculados a la ciudad o la región.

Performance La zambulla de Alessandra García en el Barco Museo de Art Explora.

Performance ‘La zambulla’, de Alessandra García, en el Barco Museo de Art Explora.

Para planificar lo que se montará en cada ciudad se trabaja con uno o dos años de antelación y en estrecha colaboración con un grupo de comisarios locales –en la escala malagueña, son Rosa Lleó y Álex Martín Rod–, según explica Julliard. Lo interesante del proyecto global es que todos los curadores de las diferentes ediciones mantienen reuniones conjuntas, cada tres meses, explica De Lestrange, lo cual contribuye a crear una comunidad de creación a escala internacional.

El concepto que orienta esta itinerancia está, sin dudas, emparentado con la idea del ‘museo situado’ que ha prevalecido en los últimos años como un faro de las instituciones culturales que han pretendido mantener un vínculo fuerte con sus vecinos y las realidades de los lugares en los que se localizan. Esto, en contraposición al museo como sitio inexpugnable o el ‘cubo blanco’ como espacio neutral para albergar exposiciones.

El desembarco malagueño, por ejemplo, conlleva la puesta en marcha de una serie de acciones en el auditorio Eduardo Ocón, un anfiteatro al aire libre, situado en el parque contiguo a los muelles del puerto. También se desarrollan residencias artísticas y talleres y cursos en La Térmica. Incluso, se puede disfrutar de apuestas que saltan entre el mar y la tierra, como la arriesgada performance La zambulla, de y con Alessandra García, quien conmovió al público que el sábado pasado se acercó ojiplático a los muelles y se deslumbró ante el arrojo de la actriz para expresar la tensión entre el compromiso afectivo (incluido el trauma) con un lugar, ese mar, y las ganas de emprender otros vuelos lejanos. Su juego amoroso con el mar recuerda algún ambiente de Clarice Lispector en Aprendizaje o El libro de los placeres, con la protagonista dejándose poseer por el agua y la sal.

En otro momento del fin de semana anterior, precisamente en la mesa Sobre nuestros orígenes pegajosos, con los artistas Leonor Serrano y Diego Delas y el investigador Pascual Anaya, moderados por el curador Bernardo de Souza, se debatió justamente sobre el valor de la ficción a la hora de abordar enigmas de la ciencia. “En investigación, se parte de eventos científicos del pasado para especular con diferentes escenarios de ficción y avanzar”, explicaba Anaya.

Concierto de Ciervosss durante el Festival Art Explora en Málaga.

Concierto de Ciervosss en el Festival Art Explora en Málaga.

De ahí que el punto de partida “algo ficcional”, tanto en el arte como en la ciencia, anima a hacerse preguntas y simular diferentes evoluciones, coincidieron. Los grados de error e incertidumbre posibilitan el desarrollo de distintas teorías e imaginar posibles futuros. El conocimiento científico y el conocimiento estético tienen el valor de ser campos abiertos al cambio… y que no se dejan fácilmente abarcar por nuestras manos. Para que el acercamiento se produzca es necesario, por fin, que las personas presten total atención a la naturaleza.

Tras la presentación de la obra de artistas tan disímiles como Juan del Junco, Fito Conesa y el grupo de punk y electrónica Ciervoss, el domingo pasado fue el turno de nuevas reflexiones, como la de la escritora, abogada y activista gitana Pastora Filigrana, que se refirió a la riqueza de la hibridación racial del pueblo andaluz, contra las “representaciones estrechas de la realidad social”. A continuación, en el auditorio Eduardo Ocón, el público pudo adentrarse –gracias al filme RLX. Sobre el lugar que soy, de Antonio R. Montesinos– en los orígenes de la ‘arquitectura del rélax’ que se ha practicado durante el último medio siglo en la Costa del Sol y sus consecuencias en el ordenamiento social, en las segregaciones, así como en las profundas transformaciones que el turismo y la especulación inmobiliaria siguen provocando en ese conglomerado de ciudades y pueblos de playa.

Entre las actividades destacadas en el programa de los próximos días destaca la proyección, hoy jueves 7 (a las 19 horas, en el auditorio Eduardo Ocón), de las dos primeras partes de la trilogía Tetuan, Tetuán, Tetwan, de Adrian Schindler. Se trata de una obra de videoarte en la que el artista alemán ha invertido años de investigaciones a partir de lecturas y actividades públicas con investigadores e intérpretes magrebíes, en torno al discurso sobre el pasado colonial español en el Norte de África.

Sobre posibles reparaciones poscoloniales, vínculos entre vecinos y la naturaleza de las migraciones darán a conocer su música y danzas, asimismo, Ikram Essaghir y Diara Dgy, Hamid Ajbar, Sono Mayrit y se dará a conocer el proyecto rabatí Disco Atlas. También habrá flamenco y proyecciones de filmes que continuarán indagando en la biodiversidad terrestre, la marina y sus conexiones artísticas. Hasta este domingo, 10 de noviembre.

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