La ‘performer’ Candela Capitán, contra la cárcel del móvil  

La ‘performer’ y coreógrafa Candela Capitán.

Con menos de 30 años, la ‘performer’ y coreógrafa Candela Capitán es la autora de ‘Solas’, una pieza que el polémico Kanye West compartió en sus redes sociales. El pasado domingo 18 de mayo el Festival Urbano de Arte Digital MMMAD, que se está celebrando en la capital hasta este fin de semana, la invitó a dar un taller en Matadero. Allí estuvo ‘El Asombrario’. Aquí, un resumen de su intervención.

Bajo el título Explorando nuevos horizontes conectados, la artista planteó algunos de los riesgos a los que nos confronta la revolución digital en curso, al mismo tiempo que compartía con los asistentes las claves del método con el que compone sus creaciones para redes sociales, teatros y galerías. 

Desde hace años, lo primero que hace cuando ensaya es encender la cámara del teléfono móvil. Al principio, los coreógrafos lo utilizaban simplemente como una herramienta más de registro, colocando el dispositivo en horizontal. Ella, sin embargo, decidió ponerlo vertical, como los stories de Instagram o TikTok, las redes en las que comparte sus vídeos. A partir de entonces, surgió una manera totalmente distinta de entender el movimiento. Si la danza moderna emprendió una campaña contra la frontalidad a principios del siglo XX, cien años después nos vemos otra vez constreñidos, porque la función castradora que antes tenía la embocadura del teatro ahora la tiene el marco de la pantalla. Además, los cuerpos liberados y conectados de las bailarinas se veían ahora aislados en las celdas digitales.

Quizá porque se dio cuenta muy pronto de estos límites, Candela Capitán le ha dado la vuelta a la situación. Guiada por su intuición y después de trabajar con el artista Joan Morey, comenzó a adaptar estas creaciones brevísimas que surgían con el teléfono móvil al espacio físico. Y todavía ha rizado más el rizo: al público le pide que grabe todo lo que quiera, que no se corte, que lo comparta en sus redes y que, si quiere, siga la acción simultáneamente en streaming. Al contarnos esto se detiene un momento y reflexiona sobre una idea muy poderosa: ¿Tiene límites actualmente la memoria?, ¿el recuerdo se ha convertido en un archivo?, ¿qué supone esto para cada uno de nosotros? Pienso en los recuerdos –a veces no deseados– que Facebook te sirve en la pantalla cuando menos lo esperas.

Durante cuatro horas, Candela Capitán salta de un tema a otro con bastante soltura. Dice que hoy no se expresa bien, pero los asistentes estamos cada vez más fascinados. Mediante ejercicios prácticos y una reflexión a viva voz, cuestiona la verdadera interacción entre lo físico y lo virtual. Argumenta que el movimiento no puede ser el mismo en un entorno mediado por pantallas y nuevas tecnologías. En el descanso, observo que la gente sale al patio con la cabeza cabizbaja, porque están mirando el móvil. 

Candela Capitán nos habla de vigilancia digital, de hiperconectividad, de desinformación, de capitalismo de plataforma, de activismo digital. Entre todos elegimos un tema para trabajar: el cuerpo y la identidad. A los pocos minutos, y sin darnos casi cuenta, ya hemos abordado la necesidad de reconocimiento constante que suscitan las redes, la deshumanización y la autoexplotación a la que finalmente nos exponemos. 

Los performers Sputniko.

La artista y ‘performer’ Sputniko, otra de las propuestas de la edición 2025 de MMMAD.

La performer y coreógrafa trabaja en una obra titulada Granjas humanas, que plantea una reflexión sobre el control social a través de dispositivos digitales. Nos enseña un vídeo de YouTube en el que un influencer analiza el comportamiento de distintos creadores de contenido, manipulados por grandes marcas. Luego vemos una de las piezas que conformarán la obra. Las imágenes de Candela Capitán tienen muchísima potencia. Le digo que me recuerdan a ciertos planos de Saló o los 120 días de Sodoma, la película con la que Pasolini denunció el fascismo y la instrumentalización del sexo como forma de dominación. Le gusta mucho la comparación.

Sin ser explícita ni literal, crea emociones morbosas, que es de lo que se trataba, de volver a conectarnos, de reconectarnos con la realidad concreta.

Una de las últimas cosas que comparte con nosotros es su fascinación por una chica que solía encontrar en Chatroulette hace diez años. Lo único que hacía esta joven era llorar, llorar y llorar. Sin embargo, la gente –quizá la misma que iba buscando experiencias eróticas como las que hoy nos ofrece OnlyFans– se quedaba pegada a la pantalla. La niña de las lágrimas ganó muchísimo dinero. ¿Sabemos quién era esta niña? ¿Sabemos lo que necesitamos realmente?, me pregunto a mí mismo antes de abandonar el taller y despedirme de Candela Capitán. 

MMMAD que se está celebrando en Madrid surge como una asociación cultural sin ánimo de lucro cuyo objeto es la exhibición, divulgación y pensamiento en torno a la creación digital. El festival ha celebrado este año su sexta edición. Para más información, recomiendo visitar su web.

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