La ‘Royal Academy’ se transforma en mercado ‘pop up’
‘Dance Rome Raise’ de Javier Cardenete.
‘Dance Rome Raise’, de Javier Cardenete.
Veinte artistas e investigadores becados en la Real Academia de España en Roma exponen en el centro de Madrid, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Este año, con el ambiente de las actuales vacas flacas para el arte y la necesidad de dar un tinte comercial a las propuestas, los becarios se han visto ante el reto de, además de dar forma a su proyecto, crear también un ‘merchandising’, objetos en la línea de los que se venden en las tiendas de los museos. El resultado de esta ‘Pop-Up Royal Academy’ es curioso. Nada mejor que la taza de la Infanta, con frases como «Confiaba en mi marido», para reflejar la transformación de lo Académico y Real en Pop y Up.
Con esa intención entre provocar y vender, lo que vemos nada más entrar en la muestra es el lema «Basta ya de tanto arte, baby». Cada becario recibió el encargo de crear su propia marca para lanzar, publicitar, vender. El resultado es ideal para esas piezas que ponen el broche curioso y agradable para cerrar los informativos de las teles. Por eso, al final de este artículo, El Asombrario hace la lista de sus siete objetos favoritos.
The Pop-Up Royal Academy se compone de las obras realizadas por Jesús Herrera, Fernando Renes, Mar Hernández, Isabel Banal, Juancho Arregui, Arturo Franco, Ignacio G. Galán, Javier Rubín, Federico Pazos, Joaquín Secall, Alejandro Izquierdo, Javier Cardenete, Carmen Castañón, Jorge Tomás, Javier Moreno, Jorge Méndez, Aníbal Santaella, Miguel Oriola, Carlos Pazos y Giuseppe Vigolo. Una selección bastante descompensada en género, pues entre los 20 sólo figuran tres mujeres, algo criticable cuando se trata de dinero público y espacio público, y más cuando, como dice el comisario de la exposición, el doctor en Filosofía y diplomático César Espada, se pretende que estas becas y esta muestra se conviertan en una plataforma/escaparate del arte español contemporáneo. De hecho, ya han avanzado la intención de que no sean sólo becas de residencia en Roma, sino que en 2016 los proyectos estén dotados hasta con 20.000 euros para su producción, para darles consistencia y viabilidad. «Esta será la última promoción con el esquema decimonónico», dijo Espada en la presentación.
‘Estratos de lo doméstico’, obra de Mar Hernández.
‘La Famiglia’, de Joaquín Secall.
A lo largo de los siglos, Roma se había convertido en destino tradicional de numerosos artistas españoles que buscaban perfeccionar su formación aprendiendo directamente de las fuentes de la antigüedad clásica. Como respuesta a este fenómeno, en 1746, la Academia de San Fernando institucionalizó el envío de jóvenes pintores, escultores y arquitectos a Roma, los denominados «pensionados del rey». El prestigio alcanzado por esas pensiones fue haciendo madurar la idea de fundar una institución con una sede estable. Finalmente, con el nacimiento del Reino de Italia y la proclamación de la Primera República española, se dieron las condiciones históricas favorables que permitieron el nacimiento de la Academia Española de Bellas Artes en Roma. La monarquía borbónica, restaurada en España, alcanzó en 1876 un acuerdo con el Gobierno italiano para la transacción de la iglesia, convento y anejos de San Pietro in Montorio al Estado español para la instalación de una academia de bellas artes. La Real Academia de España se inauguró oficialmente en enero de 1881, durante el reinado de Alfonso XII. Hace cuatro años se retomó la tradición de que los trabajos desarrollados en Roma se expusieran en el fabuloso edificio que posee la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando junto a la puerta del Sol .
Damos un paseo por la cosecha 2014, becada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. El conocido y sarcástico dibujante Joaquín Secall nos explica que su proyecto consiste en una novela gráfica con un grupo de siete amigos, que salen un fin de semana y ninguno regresa a casa; su idea es que este cómic se desarrolle posteriormente sirviéndose de todas las posibilidades que ofrecen hoy día las redes digitales; es decir, esos siete personajes tendrán sus propios perfiles y vidas en Facebook, Twitter, Instagram; vivirán, actuarán e interactuarán en ese mundo virtual como muchos otros mortales, e irán componiendo así un cómic distinto, ayudándose de la tecnología, no como mero instrumento para publicitar un producto, sino de manera más intrincada y compleja. Su título: No van a volver.
‘Pluribus unum’, de Fernando Resnes.
‘Temporary Love’, de Javier Rubin.
Ignacio G. Galán, arquitecto e historiador de la arquitectura, muestra una parte de su trabajo para la Bienal de Venecia del año pasado, una reflexión sobre Cinecittá, y la relación y confluencia entre espacios ficticios y espacios de trabajo; la conversión de los míticos estudios cinematográficos en un parque temático le da pie para realizar una investigación histórica en torno a las intersecciones y confrontaciones entre el espectáculo y la especulación inmobiliaria.
Isabel Banal, profesora de Arte, llevó a la Academia de España en Roma y trae ahora a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, un curioso proyecto de investigación: seleccionó los 120 lugares de la Ciudad Eterna que una docena de guías turísticas recomendaban como «de visita obligada». Los visitaba durante horas, los dibujaba y luego borraba esos bocetos; los restos de la goma los metía en unos tarritos… Y esa colección de 120 tarros/borraduras es de lo que ella se sirve para lanzarle al público dilemas como que cada vez viajamos más, pero en vez de traernos experiencias, recuerdos del exterior que hayan tocado nuestro interior, sólo traemos fotografías, fotografías, fotografías, que llegan a obsesionarnos… Borraduras/locuras. «Yo creo que en realidad sólo vamos a confirmar las imágenes tópicas que tenemos de esos lugares, y que no los disfrutamos realmente; no vamos a vivir experiencias, no sentimos esos lugares».
Puede verse mucho más andando por San Fernando: el andamio-escultura de Arturo Franco, las escenografías de Carmen Castañón, los vídeos de Javier Cardenete, los vídeos 3D de Aníbal Santaella en torno a la alquimia (con música de Hidrogenesse)…
‘Urbe Eterna’, de Miguel Oriola.
‘Roma línea B’, de Jorge Méndez.
Pero seguramente lo que más recordarán muchos visitantes serán los a modo de souvenir que ha creado este talentoso equipo. Aquí siete objetos que a El Asombrario le llamaron la atención:
1. La Sábana Santa que te permite dormir en compañía de una monja (de cuerpo completo). De Miguel Oriola. 100 €.
2. Bragas (o braguitas) con lemas como «Siempre somos demasiado buenos con los imbéciles». (100% algodón). De Carlos Pazos. 45 € unidad.
3. La camiseta ‘Grande Mina’ (Mina siempre fue muy grande). De Joaquín Secall. 20 €.
4. La taza ‘Infanta de España’, con grandes declaraciones de su juicio impresas: «No lo sé, no lo sé». «No lo recuerdo». «Confiaba en mi marido». De Fernando Renes. 12 €.
5. Toalla santa de baño, a partir de la imagen del Santo Sepulcro. De Carmen Castañón. 40 €
6. Soportes-lámparas-floreros (entre el laboratorio y lo decorativo). De Ignacio G. Galán. 150 €.
7. La lámpara con fotogramas de vídeos de danza de Javier Cardenete. 100 €
‘The Pop-Up Royal Academy’, Real academia de Bellas Artes de San Fernando. calle Alcalá, 13. Madrid. Hasta el 5 de abril.
Más información: http://thepopuproyalacademy.org
Reportaje en ‘El Asombrario’ con la exposición del año pasado
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