Las mujeres irrumpen en el fútbol para denunciar ‘fuera de juego’

La futbolista Alexia Putellas.

Alexia Putellas ha vuelto a ser nominada por la FIFA como candidata al premio The Best de esta temporada junto a su compañera de equipo Aitana Bonmatí. La ceremonia de entrega del galardón, uno de los más prestigiosos del fútbol mundial, se llevará a cabo el 27 de febrero. En las semanas que distan hasta saber la decisión final permanecerá en el aire el pulso que mantienen 15 de las mejores jugadoras del fútbol nacional (entre las que se encuentran ambas) con la Federación Española de Fútbol.

La nominación de la capitana del Fútbol Club Barcelona (que terminó la temporada pasada con un segundo globo de oro consecutivo) y la de la centrocampista no sólo refrenda su solidez profesional y prestigio individual, sino que subraya la importancia de este enfrentamiento con las altas esferas que administran (y se lucran) este deporte. ¿Por qué estarían dispuestas a no jugar en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda que se celebrará este verano?

En su último comunicado hecho público explicaban que no participarán mientras la Federación no revierta “las situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la Selección y que podrían derivar en indeseables lesiones. (…)  Queremos una apuesta decidida por un proyecto profesional en el que se cuiden todos los aspectos para sacar el mejor rendimiento a un grupo de jugadoras con las que consideramos que se pueden conseguir más y mejores objetivos”. El cuidado aparece en las bocas de estas 15 deportistas de élite en una dimensión que va más allá de las condiciones económicas. El dinero o la fama no lo resuelve todo. No recuerdo a ningún futbolista poniendo este tipo de cuidado en el centro, al menos no en este siglo.

Aun así, las cifras ayudan a entender sus deficiencias. Este mes, los medios especializados recordaron que después de su fichaje por el Al-Nassr, Cristiano Ronaldo ingresará más de 200 millones de euros por temporada, mientras que Alexia Putellas, por ejemplo, percibe un máximo de 155.000 euros por año, una cifra que es el mínimo que deben percibir los futbolistas de primera división masculina. Este abismo económico hace evidente que el fútbol sigue siendo un reducto de difícil acceso para las mujeres y subraya la falta de reconocimiento de las jugadoras, entrenadoras, técnicas o árbitras (además de estar cargado de estereotipos).

Más allá de preguntarnos si es ético o no que la élite de este deporte pueda formar parte de ese 1% de la población mundial que acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020 (según datos que Intermón Oxfam ha hecho público este mes), esta diferencia salarial hace evidente el trato tan diferente que reciben las jugadoras por parte de las organizaciones nacionales e internacionales que marcan las reglas de juego.

Es cierto que el fútbol femenino va dejando atrás los días en los que el conocimiento mainstream se limitaba a saber que Milene Domingues, esposa de Ronaldo, también era futbolista y jugaba en el Rayo Vallecano. Ahora las niñas amantes de este deporte no necesitan tomar como referencia a un jugador de fútbol mítico ni el modo de vida éticamente cuestionable que con tanta frecuencia ostentan. Lo interesante es que mirando a Alexia o a Aitana se encuentran con un modelo de conducta alejado de los escandalosos caprichos multimillonarios –incluidas las agresiones sexuales a sus gruppies (el último caso lo ha protagonizado el jugador Dani Alves)– y supera el contradictorio espejo del futbolista y la modelo en el que ellas no son precisamente las que salen al terreno de juego.

Por ejemplo, Alexia Putellas habla con patrocinadores hasta ahora reservados a la categoría masculina (mantiene acuerdos comerciales con grandes marcas como Nike, Cupra, Allianz, Hublot…) y ha elevado su caché para cerrar acuerdos comerciales (es la embajadora de Visa, la imagen de la Liga de Campeones y de la UEFA), al tiempo que cuida su contacto con sus seguidores en redes y, por supuesto, mantiene su vida deportiva a punto en este momento superando su lesión. Despertar el interés de las grandes marcas permite que su equipo también gane en relevancia; este reconocimiento tiene algo de victoria, pues demuestra que el fútbol femenino está rompiendo corsés en muchos niveles: el simbólico, el económico… e incluso el estructural. Futbolistas como Penellas o Bonmatí han pasado a convertirse en la referencia de un movimiento que liga el deporte a otras reivindicaciones vinculadas con la igualdad de derechos de las mujeres.

Merece la pena reconocer la ascendencia de estas profesionales del fútbol después de un Mundial, el de Qatar, que ha pasado a la historia como “el torneo de la vergüenza”. La homofobia, los presuntos sobornos, la explotación laboral (con centenares de trabajadores muertos y enterrados a sus espaldas), la histórica subordinación de las mujeres catarís… no han impedido que la FIFA llevara la competición a este país. Las protestas de los futbolistas se limitaron a que los capitanes de un pequeño grupo de selecciones llevaran el brazalete arcoíris como muestra de apoyo al colectivo LGTBIQ+.

Quizá llegue el día en que podamos ver cómo alguna de las 15 futbolistas denominadas “las rebeldes”, entre las que se incluyen Alexia y Aitana, siguen los pasos de la estadounidense Megan Rapinoe, quien ganó el segundo Balón de Oro de la historia antes que Putellas.

En 2019, año en el que Estados Unidos ganó el Mundial de Francia, Megan declaró como capitana de su equipo que no iría “a la puta Casa Blanca” como protesta por «la desigualdad y la brutalidad policial» del gobierno de Donald Trump. Con esta actitud hacía evidente que por encima de cualquier espectáculo deportivo está el respeto a los derechos humanos.

La visibilización del fútbol femenino a través de figuras como la de Megan, Alexia, Aitana… y quienes las precedieron, como Vero Boquete, permite que miles de niñas apuesten hoy por jugar al fútbol con unos códigos éticos más alejados del patriarcado. Así lo reflejan los datos del Consejo Superior de Deportes: en 2020, se contabilizaron 77.461 licencias federativas de mujeres que practicaban fútbol en España, más del doble que diez años antes, cuando la cifra apenas alcanzaba las 33.744.

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Comentarios

  • Juan Manuel Río

    Por Juan Manuel Río, el 31 enero 2023

    Yo no veo que esté cambiando nada. La prueba: España se quedará sin una de las mejores selecciones del mundo por culpa de la mafia de la federación. Y asistirán unas cuantas esquirolas, a las que se les debería caer la cara de vergüenza.
    Pero parece que a nadie le importa. ¡De pena!

    • Juan Manuel Río

      Por Juan Manuel Río, el 31 enero 2023

      Espero que no moderen nada, que ya sé moderarme yo.

  • Ignacio

    Por Ignacio, el 02 febrero 2023

    Una publicación vomitiva donde se destila feminismo del peor.En vez de centrarse en el deporte y los logros de las deportistas se nota el resentimiento y envidia hacia el futbol masculino y al hombre en general.Lamentable

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