Laurent Debraux: cambiar el software por la escultura
La historia de Laurent Debraux no es una historia cualquiera. O sí. En este lugar común que son ‘los tiempos que corren’, tal vez sí. A Debraux la crisis lo convirtió en artista. Es uno de los grandes exponentes de eso tan de moda últimamente entre los afectados por los Expedientes de Regulación de Empleo y que se ha convertido ya en un axioma: ‘Lo que sucede, conviene’.
Laurent Debraux trabajó durante 25 años en programación de software. “Por diferentes razones, en 2010 mi compañia comenzó a ir mal y mis competencias bajaron. Dejé de programar durante unos años y me convertí en una especie de mánager. Cuando esto ocurre en programación, estás perdido: pronto te quedas desfasado”, cuenta el artista desde su casa en Belleville cerca de París.
Precisamente su lugar de residencia acabó siendo uno de sus grandes aliados. Belleville es un pueblo donde residen muchos artistas y dos veces al año celebran jornadas de puertas abiertas y todos los estudios se abren al público. “Mi novia me propuso que toda la familia podría hacer cosas para esas jornadas solo por divertirnos. Antes de aquello, nunca pensé que podría dedicarme al arte. Montamos una exposición y fue todo un éxito. Me di cuenta de que podía hacer esas esculturas. Descubrí con honor que mi trabajo hacía a la gente reír. Así que decidí continuar”, recuerda Debraux.
Se especializó en esculturas cinéticas. El movimiento pasó de ser una obsesión a una materia prima. “Es la única cosa que sé hacer y además creo que el movimiento es especialmente emocionante”. Y no le fue nada mal. Ahora Debraux es uno de los artistas cinéticos más interesantes y le han reclamado para que monte exposiciones en Londres, París, Japón, Brasil… Las webs de cazatendencias artísticas más importantes del mundo también se han interesado por su trabajo. La jugada le salió bien.
Pero, ¿qué quiere transmitir este artista con sus obras? Con obras como esa hipnótica nube de algodón que gira levitando y que puedes pasarte horas y horas mirando. «En realidad nada. Simplemente disfruto viendo a la gente con una sonrisa cuando se enfrenta a mi obra. Lo único que puedo decir es que cuanto más trabajo, más busco un resultado minimal en mi obra. Lo único que quiero mostrar es movimiento y sin materiales complicados. Sé cómo utilizar motores y electronica pero no quiero complicar las obras», asegura el artista. Además, dice que la forma en la que se aproximó al arte juega a su favor. «Mi formación ha sido completamente autodidacta y anárquica. Creo que lo más importante del arte actual es que es muy fácil lograr que tu obra sea vista por el público con el invento de Internet, pero es muy complicado ser innovador. Así que mi desconocimiento académico creo que es bueno porque estoy poco influenciado por otros. Lo que sí me parece extraño es que la cinética no se haya convertido ya en algo más conocido y popular».
¿Cuáles son sus obras favoritas? «La Mare aux Fées probablemente. Es una obra grande con un mecanismo muy simple (solo un motor y cables) el resultado está vacío de significado (es combinación y descombinación) pero el movimiento es precioso».
Puedes ver muchas más obras del artista en su página web
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