Lecturas para verano: ‘No soñarás flores’, de Fernanda Trías
La uruguaya Fernanda Trías es una narradora firme, quien la ha leído lo sabe. Trías narra con firmeza todas las caras de la verdad, pero también todas las caras de la imaginación. Intercepta la libertad de ambas para crear una nueva libertad narrativa. Trías es la gran reeducadora del Realismo Mágico; sus historias se abren en canal para habitar dos planos, siempre se nutren con un toque fantasmagórico. Sonia Fides recupera este maravilloso libro de relatos del pasado otoño, ‘No soñarás flores’, en su serie sobre lecturas imprescindibles para un verano.
Trías inventa estados de ánimo para que los seres humanos dejen salir el vapor de esas heridas que aún no han sido nombradas. Habla con prestancia de temas como el poliamor, la memoria y el destino en unos términos aún no hollados. Construye trampas estéticas y una marca eterna en la piel de la literatura en esta selección de cuentos que ha querido llamar No soñarás flores y que es un canto a la vida desde ese columpio que se balancea sobre la biografía de todos los habitantes del universo y que no es otro que la muerte.
Trías no teme detenerse en lo macabro para romper el cerco de la rutina. Cambia el tedio por el reconocimiento de una deuda que todos y cada uno de nosotros contraemos al nacer. Pero no solo habla de la defunción, no, son muchas las muertes que construye, la del amor, la de la amistad, la de la ilusión, la de los sueños. Sus personajes son cíclopes que han perdido la visión y yacen encerrados en esa bola de cristales empañados que en ocasiones es la vida.
Trías encanta al lector con la belleza de su teatralidad, con esa manera en que deja caer sus dedos sobre los párrafos escritos para hundirles la carne, para bruñirlos con novedosas reflexiones.
Trías habla de las amistades tóxicas, de los amores tóxicos, de los oficios tóxicos, de la maternidad tóxica. Y consigue exponer con determinación la transfiguración de la envidia en concupiscencia estética. Es categórica al retratar la manipulación social, la muestra como una enfermedad veloz capaz de quitarle todo sentido a la realidad:
“La esquizofrenia climática de la ciudad ya no le afecta. La belleza aquí es explícita, dice. Las flores no florecen, son trasplantadas de un día para otro por jardineros”.
Trías habla de un futuro extraño en cada uno de sus relatos, todo ocurre en el presente del narrador, pero su memoria es un acantilado en el que las paredes están abigarradas de signos sin interpretar; cada una de las frases que escribe tiene que ver con lo que está por llegar, con una pseudodistopía cíclica que tarde o temprano nos tocará vivir a cada uno de nosotros. El presente es un matón de manos potentes que nos hace habitar realidades paralelas, enunciar dolores que aún no conocen la existencia de nuestro corazón ni de nuestra carne, entregarnos a sueños imposibles mientras dura la Hipoxia, el presente deja sus huellas alrededor de nuestro cuello y nos advierte que los demás tiempos verbales han sido devorados por él en tiempo récord.
El poder evocador en los personajes de Trías sirve de alucinógeno al lector. Trías es la gran reeducadora del Realismo Mágico. Sus historias se abren en canal para habitar dos planos. Siempre habitan en la disconformidad argumental, siempre se nutren con un toque fantasmagórico que no tiene más misión que la de afianzar la verosimilitud de cada capítulo.
Trías construye ocho diagramas de Venn en los que irá haciendo interactuar a la violencia con el amor, a la violencia con el desarraigo, a la violencia con la amistad, a la violencia con la frustración, a la violencia con el dolor.
No soñarás flores es un libro férreo, sin veleidades narrativas, un libro concreto que desde su título nos constata que el olvido es la única palabra no distorsionada a la que puede aspirar nuestro verdadero epitafio, ese que no transforma el sentimentalismo de los supervivientes. El libro que nos ofrece la pausa para reconocernos antes de volver al dolor:
“¿Vos trabajás en el cementerio? ¿Sos administrativo? No, soy obrero de campo. ¿Vos tocás cadáveres? En la segunda vuelta ya no tenía pareja».
Es prodigioso ver cómo Trías reevalúa cada una de estas historias desde distintas memorias hasta convertirlas en un grito fértil. Trías no se ciñe a las normas. La segmentación emocional no existe en el universo de la escritora uruguaya, todo es compacto en su concepto de Literatura. Sus reflexiones son como el limo que se acurruca sobre las piedras de los ríos para darles sentido a su quietud.
Los personajes de Trías miran la muerte desde el ángulo de quien la recibe, no de quien la padece. Por eso es una delicia ver a un sepulturero sin vocación convertido en el Ulises que debe resistirse a los cánticos de la carne muerta, a las caricias de los depredadores que viven en la última morada de un ser humano. La muerte depara sorpresas que le están vetadas a la vida y de eso habla este original catafalco de palabras.
Trías es brutal a la hora de deshacer algunos tabúes. Trías neutraliza el aroma de lo políticamente correcto, impacta directamente contra el mito de la madre perfecta por el hecho de que una vez madre e hija compartieron células en su relato La muñeca de papel. Una historia de una dureza perfecta, sin compasiones ni concesiones.
Habla también de la pérdida sin mojigatería, de la pérdida colocada en nuestra biografía como ese exponente que llena de posibilidades a cualquier número.
Sus párrafos se contorsionan como lo hace una cobra hasta que se cansa de ser leal y ataca para encontrar el camino hacia la boca de la libertad. Es magnífica su forma de modificar lo que el lector espera de cada una de sus frases.
Trías perfecciona una y otra vez la contradicción. No le tiene miedo a los extremos y los vapulea como si lo que hiciese fuera ofrecerles una caricia.
No soñarás flores posee la audacia de quien no se somete a la instantánea opresión de una calle sin salida.
Es un libro brillante, muy visual, terroríficamente exacto, explícito e inteligente. Un espejo que no tiene miedo a entonar cantos fúnebres. Una pira en la que quemar el miedo y la vergüenza que a veces nos provoca estar vivo. Es contraponer los efectos de la muerte a los de la vida, es saber degustar un epitafio como si de un elixir se tratase.
No soñarás flores es una ecuación de peligrosas y seductoras incógnitas, un problema que jamás será resuelto, pero también la construcción de ese teorema vital que siempre desea negarnos el miedo. Imprescindible.
‘No soñarás flores’. Fernanda Trías. Tránsito Editorial. 148 páginas.
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