¿Por qué hay tantas lesbianas asesinas en el cine de Hollywood?
Aparte de por su éxito en taquilla, la película ‘Instinto básico’ (Paul Verhoeven, 1992) se recuerda por haber levantado una fuerte polémica entre la comunidad LGTBI por la imagen perversa e irreal que daba de las sexualidades no normativas, en una época en la que cogía fuerza un movimiento reivindicativo de los derechos de lesbianas y bisexuales. En su libro ‘Ausencia y exceso. Lesbianas y bisexuales asesinas en el cine de Hollywood’ (Dos Bigotes), Francina Ribes aborda la paradoja entre la invisibilidad de la homosexualidad femenina en el cine ‘mainstream’ y la espectacular presencia de escenas lésbicas en el cine comercial contemporáneo. Hablamos con ella.
Francina Ribes recuerda que incluso grupos de activistas como los de la asociación estadounidense Queer Nation intentaron frustrar algunas de las proyecciones de Instinto Básico, acudiendo a las salas para desplegar pancartas con lemas como “¡Hollywod, apestas!”. “Paradójicamente, estas protestas parece que contribuyeron al éxito de la cinta, ya que reforzaron de alguna manera la idea de la radicalidad que la misma película pretendía vender”.
¿Dónde dirías que está la semilla de este ensayo?
El libro nace de una intuición que tuve, como cinéfila que soy. Un día me di cuenta de que cuando había lesbianas en las películas, por una u otra razón, y no siempre con las mismas connotaciones, era muy recurrente que esas mujeres cometieran asesinatos. Empecé a tirar de ese hilo, y lo que más me atrapó fue ver que la mayoría de estos personajes tenían un claro origen misógino y homófobo que a mí, sin embargo, me fascinaba. Partí de esta idea de querer entender el porqué de esta fascinación, y de justificarla también.
¿Por qué crees que, con el paso de los años, ‘Instinto básico’, y sobre todo la figura de su personaje protagonista, interpretada por Sharon Stone, se ha acabado convirtiendo en un icono, en especial dentro de la comunidad LGTBI?
Creo que por la fuerza iconográfica que tiene el personaje. En el cine pasa a menudo que la fuerza de las imágenes va más allá de la literalidad del discurso. En este caso, es muy evidente que el personaje de Catherine Trammel tiene una fuerza visual muy potente. Además, si analizamos la película a nivel de discurso, vemos que, aunque es evidente que este personaje es malo, exagerado y un poco extraterrestre, se trata de un personaje que tiene todo el control de la acción en la película. Catherine es escritora y parece que va modelando la ficción a su antojo. Está claro que está en posición de objeto sexual, pero se muestra todo el rato en control de lo que muestra y cómo lo muestra. Digamos que también es activa en su rol de exhibicionista.
Precisamente es a partir de los años noventa cuando se dan muestras explícitas de lesbianismo en entornos cada vez más comerciales. ¿Por qué lo hacen siempre ligadas a una importante presencia de la violencia?
Creo que hay varios motivos. El lesbianismo aparece por primera vez en el mainstream, y lo hace ligado a esos personajes, que están muy erotizados y suelen ser violentos y excesivos. En cuanto al porqué de la violencia, es algo que tiene que ver con la asociación del lesbianismo con esos atributos masculinos. Eso hace que sea recurrente que las mujeres lesbianas o bisexuales puedan tener esas connotaciones (la violencia, la fuerza…) que en el cine clásico solían estar vinculadas con la masculinidad. Luego también está la parte de la demonización. Como hablamos de personajes que, de alguna manera, pueden poner en entredicho los discursos dominantes, son presentados a veces como amenazas al orden establecido. Esa demonización implica que puedan ser personajes violentos y peligrosos.
En el caso de los hombres gais, parece que el cine comercial apostó siempre más por la ridiculización que por la erotización, ¿no es así?
Sí, es así. En el caso de las mujeres, existe esa duplicidad de erotización y asociación a personajes violentos pero, en el caso de los hombres, se da más la ridiculización y el tono paródico o humorístico.
La forma más recurrente de representar el lesbianismo en el cine y en la cultura popular ha sido vinculándolo al vampirismo…
Todo tiene que ver con ese punto de vista predominantemente androcéntrico de la cultura, que ha hecho que, en algunos casos, los hombres heterosexuales hayan buscado esa forma de representar lo que para ellos es una transgresión erótica, pero desde el punto de vista de su propio placer. Las vampiras han sido perfectas, porque son personajes que no existen, que están en el terreno de lo fantástico. Eso ofrece un lugar seguro para representar este tipo de transgresiones, y nos da pie a poder mostrar ese lesbianismo explícito. De hecho, el ámbito más recurrente en el que se ha representado el lesbianismo, dentro de la cultura popular, es la pornografía. En el cine, las vampiras han ido muy vinculadas a las películas de explotación sexual, que aparecen sobre todo a partir de los años setenta.
Otra faceta de la lesbiana asesina que ha surgido en las carteleras de Hollywood sería la de la mujer marginal, incluso con trastornos psicológicos. ¿Sería ‘Monster’ (2003, con Charlize Theron) uno de sus ejemplos más paradigmáticos?
Sí. Hay varias pelis sobre outsiders, sobre personajes que no encajan en la sociedad y que se tienen que rebelar, y que a veces, como no tienen otra alternativa, se rebelan a través del asesinato. Pero Monster es un caso bastante particular. Esta película está basada en un caso real, que además tuvo una repercusión muy importante en la sociedad norteamericana en el momento en el que se dio a conocer, que son los asesinatos de Aileen Wuornos. Una cosa que me fascinó fue descubrir la historia real de ella, y cómo fue leída en la sociedad de la época. La de Aileen fue una figura que se reivindicó bastante desde el feminismo, y en su momento se denunció que no estaba recibiendo un trato justo porque los medios se dedicaron a demonizarla. Usaron atributos como su “aspecto poco femenino” o el hecho de que tuviera una relación lésbica como agravantes para crear este relato de persona completamente monstruosa.
También analizas el caso de ‘Jennifer’s Body’ (2009, con Megan Fox), que tiene un claro enfoque feminista. ¿De qué forma supuso la comedia de terror ‘Jennifer’s Body’ otra vuelta de tuerca en lo referente a los arquetipos que hemos comentado?
Una de las cosas que me animó a hacer esta investigación fue darme cuenta de que el arquetipo de la lesbiana asesina estaba presente tanto en ficciones que podían tener una clara intención homófoba como en películas como Jennifer’s Body, que les da la vuelta a estos arquetipos y los presenta de una forma feminista. La propia guionista de esta peli, Diablo Cody, hablaba de ella como una especie de caballo de Troya. Ya el título de la película hace referencia a eso, e intenta vender la imagen de ser una película de vampiras adolescentes más, pero luego le da la vuelta a eso y no ofrece lo que la audiencia heterosexual quizás espera de este tipo de películas.
Muchas de las pautas que empiezan a hacerse explícitas en los noventa se siguen reproduciendo en la actualidad. ¿Cómo crees que debería mostrarse el lesbianismo en el cine comercial?
Es difícil responder a esta pregunta, porque tampoco creo que haya una verdad absoluta ni una forma correcta de representar el lesbianismo. Sería muy ambicioso querer hacer eso. Sin embargo, sí me parece importante señalar que el hecho de que haya una voluntad positiva no hace que una película sea más transgresora o más importante para la visibilidad del colectivo. La directora de Monster, por poner un ejemplo, parece tener una intención de crear empatía hacia la protagonista. Sin embargo, los mecanismos que utiliza para hacerlo no me parecen para nada subversivos, y el efecto acaba siendo un poco el contrario. Al final, se convierte a Aileen Wuornos en una heroína melodramática, cuando el personaje real era una persona que no encajaba en ningún caso en el sistema y que se encargaba de reivindicar constantemente su derecho a la autodefensa.
En definitiva, la buena voluntad no siempre hace que una película sea relevante, y a veces se queda en algo cosmético o superficial. Otra cosa que vi es que había una falta de subjetividad lésbica en estas películas. En esas pelis aparece el lesbianismo, pero siempre lo hace desde el punto de vista de un héroe masculino. Por eso dediqué un capítulo a Carol, que me parece una película importante desde el punto de vista de la subjetividad, porque usa las herramientas clásicas del cine para transmitir la pasión, y las pone al servicio de una historia de amor lésbica.
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