Libros para animar a reciclar a los más pequeños (1)
Para enseñar y animar a niños y niñas a valorar los recursos, a no despilfarrar, a no desechar ‘alegremente’, a dar una nueva oportunidad a los materiales, a reciclar, os ofrecemos en dos entregas una guía con libros infantiles variados, divertidos, ocurrentes, creativos. Con mucho sentido del humor y de respeto al planeta. Aquí van los cuatro primeros, desde el superhéroe ‘Verdemán’ hasta los limpios alienígenas ‘Los Gulinos’. La próxima semana, otros cinco.
Los niños no sólo juegan con juguetes, no siempre son necesarios para desarrollar la imaginación y los aprendizajes. Los objetos cercanos y cotidianos también les sirven para desarrollar su juego y poder disfrutar. Entre los objetos cercanos podemos incluir incluso lo que a veces hemos tachado de «basura». Niños y niñas con su imaginación lo cambian todo. Si necesitan un avión para su juego, con un palo lo consiguen. Si quieren barquitas para sus muñecos, los tarros de vidrio vienen bien. Si quieren una casa donde jugar, con unas simples tizas pueden hacer líneas en el suelo y convertirse automáticamente en inquilinos.
La mayoría de los adultos hemos perdido esa magia. Y muchas veces incluso desacreditamos a los niños al darles un avión cuando les vemos jugando con un palo a modo de aeroplano. O corremos a comprarles un cubo cuando les vemos en el parque llenando envases vacíos. Esto nos pasa sobre todo a los más urbanitas, a los adultos que hemos olvidado que los recursos del planeta son limitados.
Los niños y niñas de entornos más rurales nos dan grandes lecciones en este sentido. Ellos viven diariamente la realidad desde una perspectiva más cercana a la naturaleza. Se desplazan sin tener que utilizar vehículos a motor. Han visto desde siempre separar la basura. En mi pueblo, desde niño he visto que, al terminar de comer, el pan que sobraba iba para las gallinas, las mondas de las patatas o las frutas para los cerdos y los frascos de vidrio de las mermeladas se guardaban para hacer conservas. Como esto es imposible en las ciudades, hemos consensuado un sistema de separación de restos según contenedores para su posterior reciclaje.
Si los niños y las niñas con su imaginación lo pueden cambiar todo, los adultos tenemos la obligación de enseñarles a vivir en una sociedad sostenible, a no acostumbrarles en el despilfarro y la utilización excesiva de los recursos. Hay que inculcarles la opción de dar una nueva oportunidad a lo que consumimos o invitarles a explorar nuevas posibilidades.
Resulta muy gratificante ver cómo niños y niñas de hasta 2 años aprenden y se pasan horas entretenidos con dos metodologías muy populares en las escuelas infantiles: El Cesto de los Tesoros y El Juego Heurístico. Dos metodologías en las que se trata de aprender mediante la experimentación y el descubrimiento a través de los objetos. Con objetos del entorno cotidiano y/o recuperados de la naturaleza (piñas, tocones de madera, coladores, ovillos de lana, limones, naranjas, piedras, tapas de botes, pinzas de la ropa…) se favorece la curiosidad innata de los niños y de las niñas y aprenden las cualidades de los objetos y sus relaciones con el entorno.
A partir de los 3 años y con la llegada del juego simbólico, ya no hay límites. Cualquier objeto puede satisfacer las necesidades de juego de los más pequeños.
Para aportar ideas, hoy desde El Asombrario recicla aportamos nueve libros muy inspiradores para reciclar y para observar las consecuencias de ser unos egoístas con el planeta y con nuestros compañeros de viaje.
‘¿Por qué debo reciclar?’. Jen Green y Mike Gordon (Anaya).
Este libro nos explica la importancia de reciclar para aprovechar de nuevo aquellas cosas que ya hemos utilizado. Un pedagógico libro ilustrado que incluye notas para padres y profesores, así como actividades lúdicas que ayudarán a desarrollar los contenidos. Este libro pertenece a una colección donde podemos encontrar otros títulos de los mismos autores que nos ayudarán a concienciarnos del cuidado y aprovechamiento responsable de los recursos: ¿Por qué debo ahorrar agua? y ¿Por qué debo ahorrar energía? Si acompañamos a los protagonistas de estas tres historias, podremos encontrar las respuestas a esas preguntas y muchos pequeños granos de arena servirán para mejorar mucho el planeta.
‘Capitán Verdemán, superhéroe del reciclaje’. Ellie Bethel y Alexandra Colombo (Editorial Juventud).
El Capitán Verdemán quiere salvar el planeta, pero necesita tu ayuda. Este libro nos cuenta la historia de una ciudad realmente sucia, donde la gente tira la basura y deja que se pudra en cualquier sitio. Una ciudad donde nunca huele a fresco, el aire es espeso y la gente, despilfarradora. Menos mal que llega el Capitán Verdemán, que aporta medidas para que los montones de basura desaparezcan. Y la clave no va a ser otra que reciclar. Además, reutilizarán los trastos viejos o los intercambiarán. Se pasarán a las bolsas reutilizables para ir a la compra y se irán andando o en bicicleta a la escuela.
‘Los Gulinos’. Luis Amavisca y Noemí Villamuza (NubeOcho).
Los Gulinos intentan salvar su planeta. Este relato escrito por Luis Amavisca e ilustrado por Noemí Villamuza es un viaje al planeta Gala, donde con mucha ironía, humor y juegos de palabras nos van a hacer reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro planeta y de las consecuencias negativas que implica no hacerlo. Los Gulinos, unos simpáticos alienígenas, nos van a descubrir las maravillas de su planeta: los galárboles, las galatinas, y los galardenadores… Si lo pensamos un poco, el planeta Gala se parece un poco (mucho) a nuestro planeta, y los Gulinos también se parecen un poco (mucho) a nosotros.
‘No es una caja’. Antoinette Portis (Kalandraka).
He aquí la reivindicación de que una caja es mucho más que una caja. Que puede ser una montaña, un cohete espacial, un coche, la cesta de un globo… El pequeño conejo de esta historia nos va a demostrar a todos que una caja puede ser todo lo que nos permita nuestra imaginación. Curioso e interesante álbum ilustrado, tanto por su contenido como por su presentación; por ejemplo, las cubiertas imitan la textura, el color y la apariencia de las cajas de cartón. Portis emplea una línea argumental muy sencilla, de frases cortas y directas, a modo de diálogo entre el protagonista y una voz que le interroga sobre la utilidad de este envoltorio.
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