Literatura erótica: A libro que no es osado, dale de lado (I)
LA LITERATURA ERÓTICA HA VUELTO A PONERSE DE MODA. EN LAS LIBRERÍAS ESPAÑOLAS Y DEL MUNDO ENTERO ENCONTRAMOS HISTORIAS PARA TODOS LOS GUSTOS. EN EL MAR DE PÁGINAS PUBLICADAS, LAS OLAS NOS ACERCAN A UNA PROFUSIÓN DE TÍTULOS QUE SIGUE CRECIENDO EN 2013. ESPERAMOS AQUÍ OFRECER UNA VISIÓN GENERAL DEL AMPLIO PANORAMA EN DOS ENTREGAS.
SARDIFLOR
Me cuentan las sirenas, las que observan más de cerca a los humanos e incluso tienen contacto con ellos, que la parte animal de las personas se siente triste si recibe pocas muestras de cariño físico. Son tiempos convulsos y los mimos son más necesarios que nunca. Y yo como sardina literaria floreada me vislumbro con una misión de alcance ecológico: promover el roce, como el del agua sobre mis escamas irisándome la piel, cosquillas en mis branquias, temblor de corrientes cálidas. Resulta obvio entonces que esta primera entrega se detenga a observar las novedades en literatura erótica. No, no me confunde el agua salada aunque sea pez. No son lo mismo el cariño y la erótica. Pero comencemos por sacudirnos e inundarnos.
No es de extrañar que con tan pocos besos y arrumacos en el mundo, los humanos se llenen de sombras a cuotas, de cincuenta en cincuenta a buen ritmo bancario. Una de las más famosas especialistas del comportamiento sexual humano, Shere Hite sostiene que la idea tradicional de sexo refuerza las ideas de dominación y sumisión. ¿Será por eso que las fantasías descritas por E. L. James se han vuelto éxito mundial? Aquí mismo se contaba sobre la obra de teatro (hasta el 17 de febrero en cartel) inspirada en el libro La rendición de la ex bailarina clásica Toni Bentley sobre el placer de lo anal y la sumisión Los interesados en traseros, además están de enhorabuena con la Breve historia del culo de Jean-Luc Hennig que publica Principal de los libros. Shere Hite también hace hincapie en que relaciones más igualitarias, con más demostraciones físicas de cariño, más abrazos, besos y carantoñas, más halagos, agasajos y más fiesta, abrirían las puertas a un mundo mejor. Y quien dice mundo, dice mar y aguas, que últimamente nos matáis a golpes de fairy, petróleo y demás sustancias. Indirectamente me afecta mucho el comportamiento humano, como os podéis imaginar.
Para Nietzsche el sexo implicaba una trampa de la naturaleza para no extinguirse. Marilyn Monroe bien lo entendió cuando afirmaba: “El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza.” El tema es tan antiguo en la literatura que hasta las medusas lo recuerdan. En la Ilíada los héroes disfrutan como dioses; el Arcipreste de Hita, amante goliardo, cuenta sobre aventuras con monjas; Shakespeare expone a Lavinia a todo tipo de placeres hasta el éxtasis final, la muchacha muere. El sexo es uno de los temas más universales. La literatura lo refleja con calidad desigual abarcando todas sus modalidades. En las librerías hay títulos para todos los gustos, si bien aún es de esperar una sección erótica en Amazon o La casa del libro, por poner algún ejemplo. Otra cuestión que llama la atención es que la gran mayoría de novelas son únicamente para heterosexuales. En nuestro siglo XXI las novelas eróticas para homosexuales están confinadas a ser puntuales o a estar publicadas en editoriales muy específicas.
Desde la trilogía de 50 Sombras de Grey, atroz literatura y placentera inducción imaginativa de muchos, las editoriales se han lanzado a publicar historias de corte similar y ficción erótica en general. Por las portadas los distinguiréis. Sigue latiendo la fantasía de una mujer rescatada por un hombre poderoso y deslumbrante, de ser puesta a salvo de la vida por su control, su poder y su dinero. La bella y la bestia resulta en que ambos se transforman en habitantes de lo prohibido que ahora está acotado a diferentes versiones del BDSM. Dentro del modelo de las tinieblas, ahí están los títulos de Grijalbo, Cincuenta sombras de placer de Marisa Bennet además del más famoso de las siempre cincuenta sombras; Espasa, Reflejada en ti de Silvia Day; Ediciones B, El juego de Sade de Miguel Steve; Pídeme lo que quieras de Megan Maxwell y Treinta noches con Olivia de Noe Casado en Planeta; Desnuda de Raine Miller en Suma de letras. Maeva, más gallarda que nadie, cree que cincuenta y una trilogía son formas numéricas inferiores y pretende subir la tensión a todos con Ochenta melodías de pasión en una tetralogía de Vina Jackson. Por cierto, Vina no es tal ni se apellida Jackson, se trata de dos escritores de nombres secretos que se han unido para escribir estos textos picantes. Para más señas, Vina y Jackson, no tienen nada, absolutamente nada que ver con el gran Luther Blisset y demás familiares. Quienes estén interesados en las verdaderas mazmorras y sumisiones con denominación de origen, hallarán al Marqués de Sade en Tusquets.
Contra estos modelos de mujeres sumisas, surgen algunos títulos en los que la protagonista disfruta libremente. La primera autora en saltar a la palestra, lo consiguió por su enfado con 50 sombras intentando sugerir otro tipo de protagonista. Fue Andrea Hoyos con ¿Dormimos juntos? Su entrevista en El País permitió que su relato ocupara un espacio oportuno, muchas lectoras esperaban algo similar. Este simple y no banal hecho abrió las puertas a otro tipo de tono en los sellos más comerciales. En la misma línea también aparece la autora novel y directora de cine de porno para mujeres Erika Lust con La canción de Nora. Lust es alguien que reclama más placer para las mujeres en un medio dominado por lo masculino, además de cierta responsabilidad en lo que se filma en el porno debido a que está al alcance de menores. Otra autora, L.M. Adeline, también propone una mujer independiente y que goza de su sexualidad en S.E.C.R.E.T (Planeta) sin juzgar, sin límites y sin vergüenza. Hace muchos años se publicaba el libro Nueve semanas y media, que inspiró la película y fue también bestseller en su momento. La historia pertenece a los ochenta y por entonces la protagonista aguanta la tirantez de las cuerdas hasta cierto punto y acaba cortándolo todo, cuerdas y relación, consciente de su poder de desatarse y quitarse las esposas.
Cátedra publica Antologia de la poesia erótica española e hispanoamericana donde Neruda, Lorca, Quevedo y tantos otros desde el siglo XI hasta el XXI han poetizado a Eros. Mientras Crítica ofrece también una antología pero en este caso escrita por los grandes poetas del barroco en Poesía erótica del siglo de oro.
Fuimos las chicas malas
Olíamos a incienso
A pachulí
otras veces a menta fresca
Para las chicas malas y traviesas de los versos anteriores, esas que juguetean en el mar y ríen entre olas, la poeta costarricense Arabella Salaber dedica sus poemas en su Antología de poesía erótica visitando los secretos femeninos y lo que se dice sobre ellos:
Qué dicen
Dicen que a las brujas
nos afecta la noche
Dicen que a las putas
nos afecta el silencio
Dicen que a las madres
nos afecta la ausencia
que a las amantes
nos afecta el olvido
y que a las hembras
nos afecta la luna
Dicen que a las mujeres
nos evade la lógica
Chicas malas, brujas, amantes, putas, hembras, madres y mujeres encontrarán cierto calor , solas o bien acompañadas, entre las páginas escritas por Susana Moo Moo juega con las palabras, con los momentos y con el coqueteo de diferentes formas, a veces reflexiva o poética, siempre provocadora y evocadora en su libro Microrelatos eróticos:
“-Hay un montón de personas que se excitan con mis palabras- exageré melosa mientras rodeaba su falo entre mis senos.
-Eso, preciosa, es porque no te han visto la cara, me espetó- también muy meloso, el muy bruto.”
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