Lluís Mosquera: ‘Sonrían al chico de los flyers’
Lluís Mosquera, valenciano de 25 años, ha ganado recientemente la segunda edición de ‘The Edgar Allan Poets’, que se anuncia como «la primera slam poética a través de redes sociales», y se encuentra inmerso en la gira de poesía del certamen. Mientras va creciendo, comparte la profesión de sus sueños con trabajos que le ayudan económicamente a ir cumpliendo sus anhelos. Seguramente eso le ha ayudado a dar en el clavo con su vídeo-poesía ‘Sonrían al chico de los flyers’, que le hizo ganar el concurso, tras triunfar poco antes con ‘La polla y el corazón’.
En 2014 sacó su primer libro, Espasmes (El Petit Editor), en catalán. Sus poesías están llenas de historias cotidianas, episodios de vida en verso como los que le han hecho ganar The Edgar Allan Poets. Un concurso de poesía con las técnicas de expulsión de un reality show; el público decide a través de las redes qué concursante tiene que abandonar, solo uno puede ganar. Pero la poesía no acaba con el premio, los poetas recorren España con los versos del certamen, demostrando que la poesía sigue viva. Camino de la tercera edición en España, The Edgar Allan Poets ha cruzado el charco y triunfa en México.
Lluís Mosquera cuenta el desarrollo del concurso: «En la primera semana, nos habían asignado a cada uno un personaje de una película de Disney; a mí me tocó Hércules. Me parece que se pueden decir muchas cosas de alguien tan aparentemente fuerte; así que escribí La polla y el corazón, los dos músculos que él no puede controlar. Me informé de cómo era Hércules. En realidad, descubrí muchas cosas: que había matado a mucha gente, que había tenido muchos más amantes hombres que mujeres… Hablé de que él mataba a mucha gente intentando quererla…, porque no controlaba la polla ni el corazón. Así también hablé de la diferencia entre amor y sexo; nunca sabes dónde está la línea. En vez de tomar al personaje de Disney y contar cómo me siento porque estoy enamorado de Megara, busqué al Hércules real”.
“A la semana siguiente, la prueba consistía en que los participantes mandásemos una fotografía, después las fotos se intercambiaban para escribir. Me tocó una foto que me hizo sentir mucho. Teníamos que enviar una imagen en el momento en que te llegaba un whatsapp, luego las intercambiábamos. Yo acababa de llegar a Madrid, fue como muy personal. Me llegó una imagen de la carretera, ponía Madrid y cambio de sentido. Eso sí fue lo más personal que he escrito. Se llama Nómadas y habla de gente que cambia de ciudad y cómo en realidad lo que buscas en una ciudad son excusas para quedarte.”
Para Lluís Mosquera, la poesía tiene que ser una imagen potente. Ejemplo de ello es Inercia, una poesía para contar la historia de un hombre que el poeta tacha de “lamentable”. “Es la historia de un tío que se está haciendo una paja, que para él es épica, tiene una lista de Spotify para las pajas épicas de los días de lluvia; de repente, le salta un anuncio de Hazte Premium y le sale una canción de reggaeton. Es un tío lamentable, pero lo cuento de otra forma. Es irónico; cuando lo escribo no hago humor, pero luego la gente se ríe”.
Como buen poeta, tiene símbolos a los que escribe una y otra vez. “Siempre que meto un animal, meto un zorro, me parece muy poético. Todo el mundo cree que los zorros son malos y nadie le da una oportunidad”. Sobre el gran tema de la poesía, el amor, opina: “Es un tema universal, hay que hablar de él, pero de otra forma”. Le gusta contar los pálpitos de la vida en verso y reivindica la poesía más allá del amor y los sentimientos. “Para hablar de amor, no hables, que ya lo hizo Neruda. Quiero contar cosas para que los que vengan después lo hagan mejor”.
Y llegamos a Sonrían al chico de los flyers, pieza que le hizo ganar el concurso. Fue la poesía hecha vídeo que envió la última semana del certamen del invierno. Todo un canto a una de las realidades del siglo XXI: jóvenes universitarios que trabajan de algo que no requiere formación y que les ayuda a seguir luchando por sus sueños. “Critico bastante a la sociedad, pero sin mojarme. Sin meterme en quién es el responsable, ni echando la culpa a quien gobierna. Intento escribir desde el punto de vista de los de abajo”. «Sonrían al chico de los flyers tiene crítica social, pero recoge algo que me parece más importante: la imagen del artista. Cuando tú dices que vas a dedicarte a esto, ya sabes que te vas a comer muchísima mierda, yo no quiero darle pena a nadie. Cuando yo trabajo de repartidor de flyers no es mi vocación, ni quiero serlo toda mi vida, somos muchos los que decidimos ser chico de los flyers porque en realidad estamos esperando ser otra cosa…, nos estamos pagando arte dramático, una escuela de canto o lo que sea. Tenemos tres libros publicados, pero trabajamos en una hamburguesería… No es que yo diga que somos los mejores, ni quiero que nos pongan una estatua. Tampoco quiero dar pena a nadie, porque he elegido esa vía y estoy contento cuando llegamos a casa. Mi actitud es que, vale, todo es una mierda, pero, si no hay estrellas fugaces, le pedimos los deseos a las farolas. Si escribimos y hay alguien que nos lea, pues ya está”.
Así, con esta actitud tan positiva, recorre España los fines de semana con su poesía como mochila; cree que los poetas ya no deben estar con la mano en el pecho y por eso, micro en mano, llena los bares de versos que hablan de historias cotidianas, de esas que se cuentan tomando una birra.
Gira ‘The Edgar Allan Poets’. Próxima cita: 16 de abril, Valencia (Café El Volander). 20.00 h.
Comentarios
Por Alex Mene, el 12 abril 2016
Poesía estimulante.
Por Zar78, el 12 abril 2016
Poesía natural, fresca bañada en cotidianidad. Sonreiremos más a los chic@s de los flyers.