Los lobos ibéricos llegan a los cines con el documental ‘Barbacana’
Tras su película ‘WildMed, el último bosque mediterráneo’ , el realizador de documentales de naturaleza Arturo Menor decidió embarcarse en un proyecto difícil, pero que le entusiasmaba: grabar al lobo ibérico en estado salvaje, para romper con muchos tópicos y poder aportar algo de luz y consenso a la difícil convivencia entre este estigmatizado animal y los ganaderos. El resultado, ‘Barbacana, la huella del lobo’ (Acajú Producciones), llega a los cines el viernes 19 de octubre, con el apoyo entre otros de Canal Sur, la Fundación Savia y Ecovidrio. Que un documental verde se estrene en salas comerciales siempre es una buena noticia, a la que ‘El Asombrario’ da especial bienvenida.
Arturo Menor reconoce que sacar adelante Barbacana ha sido toda una aventura. En total, tres años de trabajo, dos de ellos de rodaje. “Lo más difícil, financiar este tipo de proyectos. Todo se va complicando y encareciendo, y te metes en un lío tremendo”. La película ha llegado a buen puerto con la participación de Canal Sur Radio y Televisión y CMMedia, y gracias al apoyo, como quiere subrayar el director, de la Fundación Savia, la Fundación Juan Luis Malpartida, Ecovidrio y la organización WWF.
“Comenzamos con la intención de grabar lobos en el sur, en Sierra Morena, o en Guadalajara, pero los escasos ejemplares al sur del río Duero echaron por tierra esta idea. Fuimos a Zamora, abundan en la sierra de la Culebra, pero la vegetación alta entre la que se mueven nos dificultaba mucho la grabación; era prácticamente imposible verlos”. Luego, la montaña palentina… Finalmente, fue León el escenario principal, el Parque Natural de Babia y Luna, más algunas tomas en Riaño y Posada de Valdeón.
Mucho trabajo y muchos sinsabores reconoce Arturo Menor para la elaboración de este documental de 75 minutos.
–En la película, hay una escena en la que confiesas que estuvisteis a punto de renunciar, de no seguir adelante. ¿Fue así o es un añadido de guión?
–¡¿Que si fue así…?! Varias veces estuvimos a punto de tirar la toalla. No entendíamos tantas pegas, tanto rechazo de autorizaciones para grabar…
Afortunadamente, no abandonaron. Y ahora podemos disfrutar de la belleza de imágenes como la loba que saca de la cueva a sus cachorros para que tomen el aire y el sol, o la impresionante secuencia de una manada de lobos que llega tarde al festín que decenas de buitres se están dando con un cadáver. Arturo Menor quiere destacar, como buen pajarero que es, la satisfacción que le produce haber intercalado abundantes imágenes de pajarillos que aportan una nota de ternura al a menudo cruel devenir de la naturaleza. Más de 20 especies de pájaros aparecen. Como secundarios de lujo vemos alzacolas y tuercecuellos, herrerillos, pinzones, carboneros, chochines y –uno de los instantes más sorprendentes– un pechiazul caprichosamente imitando el canto de una codorniz.
Pero hay dos valores especiales en este documental, y el director espera que el público los sepa apreciar. Por un lado, cómo cuenta las dinámicas de grupo de las manadas de lobos, jerarquías, escisiones, ejemplares solitarios, luchas de poder… –ríete tú de los equipos en las oficinas y empresas humanas- para deshacer algunos malentendidos sobre ellos. Por otro, la intención de aportar ideas y argumentos para una mejor convivencia entre los ganaderos y los legítimos intereses de su trabajo y la necesidad de poblaciones de lobos con buena salud para mantener el equilibrio de la vida silvestre en la península ibérica. Así, el documental cuenta, por ejemplo, cómo en los montes con lobos se mantiene a raya la expansión de la tuberculosis entre los ungulados, y cómo sencillos métodos de gestión de la ganadería extensiva permiten que los lobos no se ceben con terneros, potros u ovejas: por ejemplo, el empleo de vallados donde encerrar el ganado por la noche o de barbacanas, palabra que finalmente ha dado título a la película (sencillas alambradas hechas de materiales que meten ruido y huelen a humanos, y que asustan al lobo cuando se acerca a ellas) y, por encima de todo, la ayuda de perros mastines.
Para lograr la cuidada factura que presenta Barbacana, desde el sonido y el ritmo a la fotografía que capta bellos paisajes que trazan diagonales en la pantalla, o los muy estéticos planos del invierno y del comienzo de un temporal de nieve, Menor ha contado con un equipo de máxima calidad. Destaca la música, obra del compositor Javier Arnanz (que ya se encargó de WildMed); con una aportación muy especial, que se convierte en uno de los momentos más emotivos del metraje: Rozalén interpretando la canción infantil Cinco lobitos. La edición ha sido obra de José M. G. Moyano y Manuel Terceño (ambos están detrás de obras de prestigio como La isla mínima y La peste). El sonido directo ha sido registrado por Daniel de Zayas (3 días, La isla mínima, La peste) y el montaje de sonido ha corrido a cargo de un imprescindible en este tipo de trabajos en el campo, Carlos de Hita (Entrelobos, Cantábrico). Arturo Menor se ha encargado de la dirección, la fotografía y también del guión, junto a Álvaro de Armiñán y Luis Manuel Carmona. La narración ha sido ejecutada por Jesús Olmedo (Antena3).
Arturo Menor reconoce que estos tres años de rodaje de Barbacana le han aportado mucha información nueva sobre los lobos, pero que también se ha quedado prendado de lo listos y leales que son los mastines, el vínculo de afectividad que desarrollan con el ganado.
En esa línea de buscar el encuentro entre cánidos y animales domésticos, hay una escena que llama poderosamente la atención, la de un lobo campeando tranquilamente entre vacas, y cómo se ignoran mutuamente uno y otras. “Esa imagen parte de un gran libro, Tres clanes, de los hermanos Ruiz Díez, que llevan varias décadas recopilando experiencias sobre el comportamiento de los lobos en la montaña palentina. Ya me habría gustado tener más imágenes de estas, para desmontar tantos tópicos en torno a cómo los lobos se ceban con el ganado. Para demostrar que no es verdad, que al lobo no le interesa matar ganado, porque tonto no es, todo lo contrario, y prevé las consecuencias. Prefiere no tener que recurrir al ganado, porque sabe lo que se juega con los humanos, sabe que se arriesga a una persecución”. Y termina: “Ese libro me abrió mucho la mente antes de empezar a rodar para acercarme a los lobos sin tantos prejuicios como se han ido elaborando a lo largo de los siglos. No hay más que pensar que a los niños desde siempre se nos ha asustado diciendo que iba a venir el lobo, y para tranquilizarnos nos mandaban a la cama con un osito de peluche. Cómo no va a pesar toda esa tradición a la hora de acercarnos a lobos y osos. Los osos salen con mucha simpatía ganada de antemano”.
Según datos oficiales, existen unas 300 manadas de lobos (entre 2.000 y 3.000 ejemplares) en toda España, concentradas sobre todo en las regiones del noroeste peninsular (Castilla y León, Galicia y Asturias). En los años setenta, estuvo a punto de ser extinguido; su población ha pasado por épocas de extrema fragilidad, con menos de un millar de animales. A pesar de todo el trabajo para mejorar su imagen y protección (y en esto Félix Rodríguez de la Fuente fue pionero) cada año se siguen cazando varios cientos de lobos.
La persecución al lobo no ha terminado. Y Barbacana quiere aportar un puñado de secuencias y argumentos más para, desde las salas de cine y llegando al gran público, reclamar la convivencia.
Comentarios
Por Solicito i, el 12 octubre 2018
Estoy deseando ver Barbacana,el mundo del lobo me interesa mucho.Se necesita conciliar a ganaderos y naturistas,llegar a acuerdos y soluciones que no pasen siempre por la caza y exterminio de los lobos.
Por Javier A., el 17 octubre 2018
Excelente película, he tenido la suerte de poder verla en cine en el prestreno.
Yo creo que es un tema de interés público, no solo se debe limitar a naturistas y ganaderos. Yo no soy ni pajarero, ni lobero ni siquiera simpatizo con ecologistas, Pero en la conservación de este patrimonio todos tenemos algo que decir, no solo ganaderos y naturistas, en esta ocasión no comparto la opinión de algunos ganaderos, no entiendo porque no hay que conservar este patrimonio.
Por Rodolfo Velasco Quevedo, el 21 octubre 2018
He visto esta tarde el esperado documental de Arturo Menor sobre la relación del lobo con su ambiente natural y «humanizado». En este bello y, a veces, tierno relato sobre la vida de nuestro preciado cánido, el autor nos convence de la necesidad de la coexistencia entre hombre y lobo sin que ni los intereses del ganadero, ni la supervivencia del lobo corran peligro.
Sería deseable que este interesante documental llegara a un buen numero de espectadores para que tuvieran una versión diferente de la que siempre se nos ha trasmitido: «que viene el lobo».
Por Koro, el 05 diciembre 2020
Debe haber un respeto al lobo, siempre por ignorancia y odio ha sido injustamente perseguido y asesinado. Un compromiso y una convivencia entre ganaderos y lobos debe existir, los beneficios de tener a los lobos en nuestros bosques son innumerables. Informarnos correctamente es necesario y tambien es de sabios.