Los 10 mejores discos con aves 2024: no dejes de picotear

El trompetista Ambrose Akinmusire, compositor de la ‘Canción del búho’.
Qué difícil ha sido esta vez elegir 10 de los mejores discos de 2024 en los que las aves tengan algo de protagonismo. Tanto como observar a la especie que este año se ha alzado con el título de Ave del Año tras la votación organizada por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife): el treparriscos. Es un ave esquiva, muy de montaña y muy afectada por la fatídica combinación de cambio climático y alteración de su hábitat. He intentado incluso buscar algún treparriscos entre títulos y letras de canciones o portadas de discos, pero nada, imposible. Eso sí, en 2024 la música estuvo repleta de jilgueros, gaviotas, buitres, albatros, ruiseñores, colibríes, búhos, abubillas…, algunas de la mano de Saint Etienne, Billie Ellish, Marta Movidas, Bill Callaham, Mundo Prestigio o de los 10+1 discos elegidos.
Lo dicho, me ha costado dejar fuera de los 10+1 los trabajos de 2024 de Saint Etienne, Pilar Almalé, Bangladeafy, Milton Nascimento & Esperanza Spalding, Mdou Moctar, Phosphorescent, The Decemberists o Mundo Prestigio. Ha sido una añada excelente en cuanto al binomio música/aves, como no recordaba yo, con por ejemplo portadas a no olvidar, como las golondrinas sobre el pelo de Pilar Almalé en Golondrinas, las gaviotas sobre los hombros de Richard Thompson en Ship to shore o los córvidos entre flores de Revelator, de Phosphorescent.
Además, hubo discos en 2024 de Lady Blackbird, Andrew Bird (este por partida doble, porque con Madison Cunningham publicó Cunningham Bird), Pájaro Sunrise, Iseo & Dodosound y Glåsbird; cantos de aves en los de Vince Staples, Natalia Beylis, Leon Bridges, Minibús Intergalàctic (discazo: Meditacions des dels miratges mercúrics); Bat for Lashes, Girl in Red o John Lurie; y, por citar solo unos pocos ejemplos, hay títulos como Jilguero de Santi Araújo, Chéjov y las gaviotas de Viva Belgrado, Albatross de English Teacher, Nightingale de Saint Etienne, Birds of feathers de Billie Ellish, Time of birds de Tashi Wada, First Bird y Pigeon de Bill Callaham, Clam dels ocells de Fetus, Wings for the thought bird de Milton Nascimento y Esperanza Spalding y Paxariños de Mundo Prestigio. Pero vamos con los 10+1 elegidos.
‘Owl song’. Ambrose Akinmusire (Origami Harvest)
Este disco es el responsable de que en la presente lista de 2024 haya 11 títulos, y no los 10 acostumbrados. El trompetista Ambrose Akinmusire publicó Owl song el 15 de diciembre de 2023, y no dio tiempo a escucharlo y conocerlo para incluirlo en ese año. Había que hacer justicia y abrirle un hueco aquí por su calidad manifiesta y por esa portada con focos cegados que parecen ilustrar el título del disco y los dos temas denominados Owl song, “canción del búho”. En la crítica del disco en Rock de Lux mencionan que Ambrose Akinmusire confiesa “su debilidad por los búhos, motivada por la permanente tendencia a la observación de esta ave nocturna”. Su trompeta exquisita favorece en muchos tramos del álbum que se ambiente esa mirada nocturna. Y si a ello se añade el acompañamiento de la guitarra de Bill Frisell y la percusión de Herlin Riley, apaga y vámonos para seguir sintiendo al búho y escuchando exquisiteces jazzísticas como Flux fuelings o Owl song 2.
‘Nobody loves you more’. Kim Deal (4AD)
La canción en sí, las imágenes y el etéreo baile que se marca Kim Deal con un flamenco en el vídeo de Nobody loves you more valen por sí solas para encumbrar el disco del mismo nombre de la exPixies y exBreeders como uno de los mejores elepés con aves de 2024. Kim Deal sale también con ese inseparable flamenco en la portada y la contraportada, y me recuerda a Stevie Nicks y la cacatúa blanca del primer disco, Bella Donna, de la cantante de Fleetwood Mac. El de Deal sorprende, gratamente, por el lirismo y los arreglos orquestales que aplica a algunas canciones, como en la ya referida, o en el rock steady contenido de Coast, siempre sin olvidar momentos que recuerdan al va y viene de melodía/distorsión muy Pixies en Disobedienceo al indie noventero de Breeders en Wish I was y A good time pushed. En el vídeo de este último tema vuelven a salir flamencos… y gaviotas.
‘Angel interview’. Meaningful Stone (EMA Recordings)
Otro disco hipnótico y tremendamente sugerente, este de Meaningful Stone. Lo sitúan entre lo mejor del dream pop de 2024, pero mejor aún es sentarse a escuchar y experimentar la intensidad de sus cambios de estilo. Viajas de ese dream pop de Supernova al cruce con el shoegaze en Mikael –con vídeo angelical– o cómo de este último estilo se pasa al noise y el metal en I open the window instead of the closed door. En mis notas tengo escrito: el shoegaze-ambient de Red car te lleva al duende, nada igual desde My Bloody Valentine. También hay momentos industriales, metaleros y raperos en Esc junto a su paisana rapera Swerny que hacen palidecer a Red Hot Chilli Peppers. Todo sin dejar de sonar tan cautivadora, solo con su acústica, en Oak tree. Ah, y las aves no se pierden esta fiesta: cantan en 10 AM y en el remate final electro de _ () _, con breakbeats para subir el volumen.
‘Spectral evolution’. Rafael Toral (Moikai)
“Aquí se llama Chapim Real. Muito prazer também, espero que a música te sirva e acompanhe”. Son palabras de Rafael Toral a mi pregunta sobre la presencia de un carbonero común dominando la portada de su disco Spectral evolution. Posiblemente, esta especie de ave, habitual en parques y jardines urbanos y zonas rurales, sea una de las que es capaz de sacar de su siringe un repertorio más variado de reclamos y cantos, algunos más melódicos y otros incluso chirriantes. Es justo lo que la guitarra y los instrumentos electrónicos ideados y construidos por Toral consiguen a lo largo de Spectral evolution. El carbonero, y otras aves, como oropéndolas o verdecillos, se cuelan en tu oído acompañados de free jazz, space, ambient, noise, Eno, Tangerine Dream, drone expansivo… Las sonoridades son inabarcables gracias a lo que Toral lleva investigando y creando con la música desde finales del pasado siglo.
‘Delahuerta’. DJ Panko (Folcore Records)
Ya advertía en la entrevista que le hacía a DJ Panko hace unos meses en esta misma revista que su disco Delahuerta iba a cotizar muy alto en esta lista. Dicho y hecho. Un disco que contiene hasta diez temas con nombres de aves (Tórtolas, Oriol, Mirlo, Búho, Cuervo, Puput, Pitroig, Gallo, Águila y Rossinyol), e incluso los cantos y reclamos de cada una de ellas tiene que estar por derecho propio aquí. Además, la calidad musical le añade puntos a su candidatura, con músicos y ritmos procedentes de diferentes lugares del planeta y bases electrónicas que se enriquecen con un acervo cultural de España, Chile, India, Guinea-Bissau, Grecia, Italia, Hungría, Canadá o Japón. Mi ave favorita es el petirrojo, por lo que el ritmo que imprime con su canto digitalizado en Pitroig, mezclado con percusiones hindúes y brasileñas, hacen que recomiende especialmente su escucha.
‘És pregunta’. Tarta Relena (Latency)
En 2024 hubo dos discos que me subyugaron desde el lado de la experimentación vocal, de exprimir al máximo las capacidades musicales de nuestras cuerdas vocales. Uno es Vocal roots, de Maria Coma, y otro Es pregunta, de Tarta Relena, el que nos ocupa, una excelente aportación al electro-folk. Lo elegí porque Helena Ros Redón y Marta Torrella i Martínez, las Tarta Relena, también tienen en cuenta en algunas canciones a las aves a la hora de plasmar la variada paleta de voces que desarrollan en muy diferentes lenguas: griego, italiano, castellano, latín, catalán y ladino, esta última de origen sefardí. El disco comienza con una auténtica ambrosía musical (Amvrosias) y concluye en todo lo alto con armónicas voces entrelazadas de lirismo (Crit premonitori). Por medio hay hasta un gorrión en Tamarindo: “Un gorrión pequeño / en su canción lo advertía / la vida es breve / la sed y el pozo infinitos”.
‘Malegría’. Reyna Tropical (Psychic Hotline)
He conocido a Fabiola Reyna (formó Reyna Tropical junto a Nectali Sumohair Díaz, fallecido en 2022) tras toparme con este disco. Va sobrado de aves: guacamayo azul y amarillo en portada; se oyen cantos en La mamá y Conocerte; un tema se titula Huītzilin, colibrí en náhuatl, lengua indígena centroamericana; y en Pajarito canta: “Pajaritos en la selva / qué me cuentas a las estrellas / que cerca te quedan”. Entrando en harina musical, dominada por el electro-latino, versión Bomba Estéreo contenida, valga este comentario de Reyna en una entrevista a Alternative Press: «Mis influencias se han formado a partir de personas que tocan en África Occidental, en el Congo, soukous, champeta, chicha, cumbia peruana, y algunas imitan cantos de aves y otros sonidos de la naturaleza”. ¿Algo más para querer a esta artista? Ahí va: es fundadora de She Shreds Media, plataforma que reivindica y parte de su “fascinación por la historia de la música, arraigada en tres aspectos centrales de mi identidad: ser queer, ser mujer y ser mexicana”.

Baba Zula
‘İstanbul Sokakları’. Baba Zula (Glitterbeat Records)
El disco más psicodélico de este lote de 10 llega desde Turquía y es una maravillosa transgresión sonora. El saz eléctrico de Murat Ertel (el saz pertenece a una familia de instrumentos de cuerda asiáticos parecidos al laúd), la percusión con darbukas y cucharas kaşıklar, los susurros de Esma Ertel, bajos sintéticos pero contundentes… Todo se alía para arrastrarte hacia una vorágine musical en la que acabas hechizado. Y encima con aves por medio, como las gaviotas y algunos córvidos que se oyen en Bosphurus Cura, con el profundo lirismo del saz y un electrónico drone de fondo. Casi como en Güzel Bahçe, donde quienes cantan son las aves del jardín de la pareja Ertel, ulular de rapaces nocturnas incluido. Hay más: Arsız Saksağansignifica urraca descarada, con un ritmo casi kraut, un bajo omnipresente de cadencias dub y cuerdas y voces dibujando florituras psicodélicas de tinte oscuro. Y en la portada hay un remedo de Ícaro.
‘Eye To The Ear’. Cosmo Sheldrake (Tardigrade Records)
Siempre espero con ansía un nuevo trabajo de Cosmo Sheldrake porque fijo trae un ave, o peces, como en el primero: The much much how how and I. En Wake up calls había lechuza, cuco, acentor y ruiseñor, entre otros. En el EP Pelicans we es evidente; y en la BSO de Galápagos. Esperanza para el futuro, de Evert van den Bos, hay un piquero de patas azules en la portada, además de las fragatas, pingüinos o flamencos que inspiran otros temas. En las canciones de Eye to the ear se oyen fijo cárabos y mirlos entre una amalgama de registros sonoros extraídos de la naturaleza que empastan a la perfección con el eclecticismo musical de Cosmo Sheldrake. Generoso en la producción (veintiún temas), hay espacio para el pop estrambótico a lo Tom Waits, el góspel, el swing, el folk y hasta composiciones que recuerdan las de Danny Elfman para las películas de Tim Burton.

Mercury Rev.
‘Born horses’. Mercury Rev (Bella Union)
“Siempre ha habido un pájaro en mí / Incluso antes de que pudiera hablar / Enjaulado en mis costillas / cuidadosamente escondido / Cantando sobre las injusticias de este mundo”. Mercury Rev, y no es la primera vez, ni la segunda ni la tercera, han contado con las aves como fuente de inspiración. La letra corresponde a There’s always been a bird in me, y hay otra más en Born horses con titulo pajarero: A bird of no address (“He sido un pájaro sin dirección / desde el día que te fuiste”). En el vídeo de este último son protagonistas muchas aves en vuelo, especialmente gaviotas. En cuanto a la música: no estamos ni de largo ante el mejor disco de Mercury Rev –tienen diez de estudio los de Búfalo, Nueva York–, pero las sinfonías psico-progresivas que componen rezuman buenos momentos de jazz futurista que remiten a menudo a Vangelis y Blade Runner.
‘Excursions’. Cult48 (Móatún 7)
Comenzamos con el búho de Ambrose Akinmusire y concluimos con el de Chris McKeown, encarnado en uno de los alias (Cult48, 2ndmouse y Carbinax), con los que desarrolla sus proyectos de música electrónica. Hay búho en la portada del disco, en el vídeo de uno de los temas del mismo, Emoti Sahara, y en el logo como Club48. De la mal llamada –sobre todo por tan pretencioso nombre– intelligent dance music (IDM) salió, para mí, uno de los discos más grandes de la electrónica de todos los tiempos: Music has the right to children de Board of Canada. Por este motivo, cualquier disco que medianamente se acerque a la cota que alcanzaron los escoceses, como es Excursions, merece toda mi atención. Es un compendio de remezclas, remixes y temas nuevos de electrónica chisporroteante y juguetona, de glitch y ritmos sintéticos sincopados. Eso, puro IDM.
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