Los libros más recomendables para que los bebés duerman felices
Hoy, 20 de noviembre, es el Día Internacional del Niño y la Niña. Y ‘El Asombrario’ quiere ocuparse de los más, más pequeños, de los recién llegados a este difícil mundo, con 12 recomendaciones de libros para leer a los bebés, más las opiniones de dos expertos: Antonio Rubio y Mar Benegas. Porque desde el principio nuestro cerebro recibe mensajes. Y mejor, mucho mejor, que sean agradables, rítmicos y positivos.
Hay gente que no sabe manejarse con los bebés y gente que no sabe manejarse a la hora de contar historias. Si los juntamos, puede salir el desastre. Gente que ve una locura regalar un libro a un bebé. Total, como no saben leer ni se enteran, ¿qué más da?, ¿qué necesidad hay de gastar dinero en libros para ellos? Pues no. Resulta que hasta hay autores que se dedican a escribir expresamente para ellos. Hoy han venido a darnos argumentos Antonio Rubio y Mar Benegas, dos poetas, que con sus libros, llenos de retahílas, poesías y palabras evocadoras, llenan los ojos y oídos ingenuos y limpios de los bebés.
Vienen al mundo en blanco y con toda la capacidad de recepción posible. Todo lo miran, lo tocan, lo chupan y lo escuchan. Sí, sí, lo escuchan; y es por el oído por donde entran millones de bites de información que consideramos inocente, pero que de inocente no tiene nada. El lenguaje, aunque intentemos cuidarlo, viene cargado de intencionalidad indirecta oculta. Con esto quiero decir que, sin querer, a veces dejamos caer micro-mensajes con micro-connotaciones que, con el paso de los años y con la acumulación de mensajes, creamos sin darnos cuenta conductas machistas, xenófobas, homófobas… Así que es hora de elegir palabras bonitas para ellos.
No hay nada en el mundo más placentero que tener un bebé en brazos. El instinto suele ordenarte que lo envuelvas con tu cuerpo, como signo de calor y protección. Es en esos momentos cuando el adulto pierde la timidez y comienza a decir cosas que jamás pensó que saldrían de sus labios. Son momentos ideales para contarles pequeñas historias donde las repeticiones serán las reinas de ese mundo. No van a entender todavía las palabras que les digamos, pero sí el ritmo y la musicalidad de los versos; leerles o recitarles poesías va a ayudar a estimular su cerebro. Lo que se aprende en la infancia es muy difícil que se olvide. Te propongo un sencillo ejercicio: todos tenemos una canción de nuestra infancia, que no sabemos en qué momento aprendimos, pero que todavía está con nosotros, que la recordamos perfectamente. Rescátala y te acordarás con ternura de la persona que te la enseñó.
Los expertos, entre ellos la Asociación Española de Pediatría, recomiendan leer a las niñas y niños desde el nacimiento. Y especialmente durante los tres primeros años de sus vidas. El cerebro experimenta en esas edades un desarrollo más rápido. Leer a niñas y niños estimula su inteligencia, refuerza la relación con los padres, mejora y estimula el desarrollo del lenguaje y brinda capacidades emocionales muy importantes para la vida.
Sepamos ahora qué piensan dos autores que han escrito específicamente para ellos: Antonio Rubio y Mar Benegas.
Antonio Rubio tiene en la editorial Kalandraka una colección con un título muy apropiado, De la cuna a la luna, con ilustraciones de Óscar Villar. Diez libros titulados con palabras sencillas: Luna, Zapato, Violín, Árbol, Cocodrilo… Palabras sencillas que esconden maravillosos tesoros llenos de musicalidad, evocaciones, latidos, poemas visuales recitables, a base de dibujos rimados y ritmados. Pictogramas poéticos o poegramas, términos acuñados para designar una modalidad de poesía pictográfica basada en la búsqueda de un ritmo de lectura que ayude a “educar el ojo y endulzar el oído” de pequeño lector. “Se trataba de hacer libros de poesía accesibles al bebé, con mediación adulta, evidentemente. Partíamos de que era necesario un código que pudiera descifrar el bebé, porque aún no tiene acceso al código de la lengua. El bebé no puede leer palabras, pero sí puede leer imágenes (Luna, Sol, caracol). Estas imágenes debían poderse leer rítmicamente, y para ello había que organizarlas como versos medidos, con las sílabas contadas y rimados, para que produjeran embeleso:
LUNA, LUNA, LUNA,
LULA, LUNA, SOL.
LUNA, LUNA, LUNA,
LUNA, CARACOL…
“No sé cómo medir el trabajo que llevó esta colección. Saltó una chispa o algo así. Se me apareció de pronto la LUNA, casi sin querer, mientras pensaba qué puede leer un bebé. Y me decía: desde el punto de vista de la comprensión lingüística, pictogramas; y para que la lectura se adapte al modo de comunicación que tiene el bebé con su madre, ha de ser un lenguaje claro, cargado de afecto, melodioso, casi musical”.
Mar Benegas, poeta también, cuenta con otra serie específica para bebés: Colección La Cereza, con la editorial Combel. Una colección, además, que cuida cada detalle: la idea, el diseño, la música y, sobre todo, el fabuloso trabajo de los ilustradores. Los editores de Combel no dejan ningún cabo suelto. La colección incluye unos códigos QR para que nos podamos descargar las canciones.
“Esta colección nace de mi contacto directo con bebés y familias, de mi experiencia con grupos de familias y educadores”, nos cuenta Mar Benegas. “Y también de mi inquietud en cuanto a la adquisición del lenguaje y la conciencia corporal en las primeras edades: la importancia de que voz, música, afecto, cuerpo y juego se encuentren. También es un homenaje a esas canciones y retahílas de la tradición popular con las que todos los recién nacidos aprenden quiénes son, toman conciencia de sí mismos a través del otro, un otro que ofrece este regalo desde el afecto y la necesidad de comunicación con los cachorros recién llegados. Porque cuando pienso en una sesión con bebés (0-3 años) y familias, lo que me sale es canturrear, a pesar de lo mal que lo hago, y es que nadie canta mal si le canta a un bebé. Y así nació La Cereza, a través de la experiencia, de la formación, de muchas horas de trabajo y reflexión en torno a la poesía y a las primeras edades, que son dos de las cosas en las que me he ido especializando y que son, casi me atrevería a decir, la misma cosa o, al menos, dos realidades inseparables. Soy poeta y me interesan los niños y las niñas, me gustan e interesan los bebés y cómo el lenguaje construye la realidad en ellos. Y sí, como dices, el resultado es sencillo, porque ha de serlo para ellos, pero no es simple”.
Para Antonio Rubio, “un buen libro para bebés ha de contar con imágenes claras, nítidas, sencillas, que no ofrezcan lugar a dudas. Y debe ofrecer la posibilidad de ser leídas melódicamente, para lo cual es preciso que tengan ritmo. Y situarlas sobre fondos limpios que las hagan resaltar, como calcomanías. Desde el punto de vista matemático, no contener más de dos o tres elementos por página. Desde el punto de vista material, que los libros sean resistentes, duros, sin aristas, no tóxicos, como un juguete”. A lo que Mar Benegas añade: “Estética cuidada, sin excesos visuales ni sobre-estimulaciones innecesarias (tan de moda ahora), con pocas palabras y/o con rima, o algún elemento reiterativo, etc… Y, sobre todo, que sean susceptibles de ser contados o cantados, porque a un bebé le da lo mismo que le demos un libro o una cuchara: todos son objetos dignos de una exploración sensorial para ellos. Por eso, lo que hace que un libro (que tenga las características deseables para estas edades) se transforme en un BUEN libro para bebés, es, sobre todo, una cuestión de quién y cómo lo sostenga frente al niño o niña, de cómo lo transmita el mediador (familia, educador, cuidador…)”.
Y cómo se debe leer un libro para bebés. Así lo sugiere Antonio Rubio: “Que se los lean amorosamente, desde la proximidad física y emocional, con voz dulce, clara, con corrección prosódica, sin aniñar ni desvirtuar las palabras. Con tiempo y cuidado”.
Para Mar Benegas un libro para bebés se debe leer así:
“Con tiempo y cuidado.
Como quien riega el jardín de la voz.
Con amor y respeto, mirando sus ojos, tocando sus manos.
Como quien juega a aprender y aprende a jugar.
Con tiempo. Con cuidado.
Como quien teje una manta de palabras para que no tengan frío.
Con respeto.
Como quien da de comer y sacia la sed su alma.
Con amor y cuidado.
Como quien hace un regalo y regala el misterio y la risa del vivir.
Con respeto, mucho”.
Así que estas dos colecciones –De la cuna a la luna, de Kalandraka, y Colección La Cereza, de Combel– son dos buenos inicios para que los recién llegados a este mundo comiencen a crear sus bibliotecas, esas que nos dan identidad y diversidad. Pero aparte de estas dos colecciones hay más libros recomendables para bebés. Aquí, nuestra selección de 10:
‘Nanas para dormir a la Luna’. Luisa Mª Martín Alonso y Antonio Suárez Muñoz. NubeOcho.
Es en este apartado donde más fallamos las nuevas generaciones, en el apartado de las nanas. A lo mejor nos sabemos una o dos, y con ellas tiramos y torturamos. Nos hemos olvidado de ellas como de la mayoría de las cosas que tienen que ver con la tradición oral. La mayoría de las nanas encierran una historia que acuna antes de irnos a dormir. Nos aportan seguridad y nos vinculan con la persona que nos las canta. Tienen un efecto calmante, ayudan a desarrollar el lenguaje y unen al recién llegado con nuestra tradición. Y el bebé acompañará con gorgoritos y sonrisas cada nueva nana que le ofrezcamos.
NubeOcho se atreve a rescatar 24 nanas en un libro ilustrado con CD y código QR con cada canción. Nanas compuestas e interpretadas por autores de la talla de Tina Pavón, Blanca Villa, el coro de Fuenteheridos, Luis Naranjo Acosta, Jesús Ciero Polvillo, Fran Muñoz-Reja del Pozo o Ángel Luis Cabezalí.
‘¿Qué soñarán las camas?’. Mar Benegas y Ester García. Libre Albedrío.
Leer a las niñas y a los niños en voz alta, en el borde de la cama, es algo más que leerles. Es iniciarles en una liturgia, en una ceremonia que les ayudará a atravesar la larga noche. Tontos serán aquellos adultos que no sean capaces de disfrutar y aprovechar estos momentos, porque no volverán. Y porque se perderán una experiencia sagrada que llenará de recuerdos la vida de niñas y niños.
Este poemario de Mar Benegas resulta ideal para contar justo en los minutos antes de cerrar los ojos, después de un largo día de trajines varios. Invitan a calmar, a regalar afectos, a decir ‘tú duerme tranquilo, que yo vigilo’. Qué importante es que alguien vigile para dormir a pierna suelta. Pues eso es precisamente lo que hace este poemario de Mar Benegas. Llenar de seguridad los sueños.
‘¡Ya estás aquí!’. Mirjana Farkas. Blackie Little.
A todos los adultos que tienen un bebé cerca les encantaría tener una varita mágica con la que tocar a los recién llegados y dotarles de maravillosos y preciosos dones: energía, imaginación, valentía, palabras, juegos, risas, música… Pero quizás no seas necesario tener magia para dar estos dones. Porque precisamente esos dones y muchos más vienen de serie en cada bebé. Este libro es una hermosa canción para dar la bienvenida a todos los recién nacidos.
‘Aquí veo’. Scarlet Narciso. Ekaré.
Con gran sencillez, este libro muestra aquellas cosas que los más pequeños ven cada día. Hojas, hormigas, pájaros, conchitas, mariposas.. Los bebés necesitan esas imágenes cotidianas para afianzar lo que consiguen y afianzarse en seguridad. Es curioso cómo ellos no se cansan de nombrar y señalar esas cosas cercanas y cotidianas que les rodean. Para un adulto llega a ser agotador, pero para ellos es un divertido juego que les hace crecer. Y este libro de cartoné con imágenes coloridas y alegres hará las delicias de los bebés.
‘1, 2, 3. ¡Mío es!’. Margarita del Mazo y Cecilia Moreno. Editorial Jaguar.
Los bebés lo quieren todo y no se les da nada bien lo de compartir. Además, si ven que el otro llora, puede que lo hagan un pelín con más intención, sobre todo para ver cómo reaccionan. Este libro nos trae un texto sencillo para enseñar a compartir, que aunque es muy difícil en estas etapas de la vida, hay que empezar a hacerlo.
‘5 patitos’. Margarita del Mazo y Cecilia Moreno. Editorial Jaguar.
Esta es la historia de cinco patitos que viven con su mamá, pero de repente un día tras otro, los patos se van, uno con un gato, otro con un lobo, otro con un búho… hasta que no queda ninguno y mamá pata se pega el gran susto de su vida.
Una historia ideal para ser cantada y para que cada uno le encuentre el ritmo y el tono que considere más adecuados. Una historia sencilla ilustrada con mucho cariño y delicadeza por Cecilia Moreno, que a pesar de tratarse de un libro para bebés no ha infantilizado su trazo.
‘Mi Cara’. Margarita del Mazo y Cecilia Moreno. Editorial Jaguar.
Este libro, como los dos anteriores, forma parte también de la colección Miau de Cartón de la editorial Jaguar,. En esta ocasión, según vayamos pasando las páginas iremos formando una casa con las principales partes de la cara. Una historia a la que se le puede poner ritmo y melodía, y realizar gesticulaciones para que los bebés empiecen a construir su esquema facial.
‘El libro de la selva’. Jennifer Adams y Alison Oliver. Coco Books.
Este es un ejemplo de los libros que componen la colección Literatura Mini de la editorial Coco Books. Una forma muy original y lograda de llevar por primera vez los clásicos a la vida de los más pequeños. En esta ocasión se ofrece a los bebés a aventurarse en lo más profundo de la selva acompañados del Mowgli, el inmortal personaje de Rudyard Kipling. Si te quedas con ganas de más, la colección incluye otros clásicos como Drácula, Alicia en el país de las Maravillas, Romeo y Julieta, Frankenstein y Ana Karenina.
‘Caracoles’. Armando Quintero y André Letria. OQO.
Colección compuesta por cinco títulos: Caracol y Caracola, ¡Navega, Caracol, ¡Qué susto!, Caracol y gusanito y Caracol y hormiga. Cinco sencillas historias para contar a esos bebés un poco más mayorcitos que consiguen prestar un poco más de atención.
Esta colección da un paso más allá en los libros para bebés. Pues entran en escena la narración. Historias cortitas, con caracoles como protagonistas que facilitan la comprensión. La colección NANOQOS ofrece, además, la posibilidad de familiarizarse con la letra impresa, combinando aprendizaje y diversión. Cuentos para entretener y divertir, para contar y conversar, con los que los adultos pueden establecer diálogos y acciones entre el adulto y bebé.
‘Un cuento muy aburrido para quedarse dormido’. Estela Antín. Takatuka.
Y para terminar esta selección, un cuento nada aburrido, donde aparentemente no pasa nada y donde lo mejor que uno puede hacer es quedarse dormido sobre la almohada. En este libro se repite una retahíla una y otra vez, que nos invita a que interrumpamos la frenética actividad del día para irnos a descansar, algo que algunos bebés infatigables nunca quieren hacer. Tras una agotadora jornada, tanto el pirata como el perro y la niña se van a ir a dormir, todos menos el búho, que se mantiene despierto dispuesto a vigilar. Algo que permitirá que niñas y niños se vayan confiados a la cama.
Un cuento rimado perfecto para contar a los bebes mientras estos se quedan o bien dormidos en brazos o bien en su cunita, y esto que cada adulto lo decida.
Comentarios
Por Ana Fernández, el 20 noviembre 2017
Derecho fundamental del niño,tenerte cerca Javier Pizarro…