Los monstruos se suben a escena (al menos dos sustos por función)
Parece que los monstruos están dispuestos a ocupar muchos de los acontecimientos culturales de este otoño. Félix Sabroso y Bayona en el cine. Y en teatro la compañía Hijos de Mary Shelley ha comenzado a pegar buenos sustos en Madrid. La reivindican como la primera española en dedicarse al género de terror, o de fantasía… o gótico… o romántico. Hasta el 9 de octubre podrán verse en el Teatro María Guerrero, del Centro Dramático Nacional, sus primeras creaciones, bajo dirección de Vanessa Montfort.
Todo empezó en 1816, cuando Lord Byron, Percy Shelley, Mary Shelley y John Polidori, entre otros, se reunieron en Villa Diodati, cerca del lago Ginebra, para celebrar el verano. Pero como no hacía mucho verano (el volcán Tambora, en Indonesia, había entrado en erupción causando alteraciones climáticas en todo el planeta), tuvieron que refugiarse del mal tiempo y aprovecharon para contarse cuentos de terror. De allí salieron las ideas para el Frankenstein de Mary Shelley o El vampiro de Polidori, que serviría de inspiración al Drácula de Bram Stoker.
O al menos así le gusta relatarlo al escritor Fernando Marías que, dos siglos después, pensó que sería bueno juntar a escritores para que contasen cuentos de terror en festivales literarios, ferias del libro y otros eventos literarios. Cuando la novelista y dramaturga Vanessa Montfort se une al proyecto, la cosa da un giro escénico: aquellos relatos podrían contarse sobre los escenarios. Así nace la compañía teatral Hijos de Mary Shelley, a la que reivindican como la primera española en dedicarse al género de terror, o de fantasía… o gótico… o romántico. Desde esta semana, desde el 21 de septiembre, y hasta el 9 de octubre, podrán verse en el Teatro María Guerrero, del Centro Dramático Nacional, sus primeras creaciones. Dos programas, compuestos por tres piezas cortas cada uno, bajo la dirección y dramaturgia de Monfort y con textos de Marías, Espido Freire, Sanchis Sinisterra y la propia Monfort. El título: El hogar del monstruo.
“Nos gusta la idea de que somos una troupe de monstruos que va recorriendo el país”, dice Marías. A través de las diferentes piezas van apareciendo personajes clásicos como el monstruo de Frankestein o la propia Mary Shelley, junto con otras historias más contemporáneas. Interpretan los actores Ruth González, Miguel Ángel Muñoz, Jorge Usón y Enrique Sánchez-Ramos, aunque también se subirán a escena escritores como Freire y Marías. Todo ello a través de una puesta en escena desnuda, despojada de efectismo y sustentada en la emoción y en la elección cuidadosa de las materias primas: texto, interpretación, luz y sonido, según explica la directora.
Lo cierto es que el género fantástico y terrorífico no se da mucho sobre las tablas. Una de las obras más conocidas es La mujer de negro, que hace no mucho estuvo en el Teatro Fernán-Gómez, de la mano de Emilio Gutiérrez Caba. Pero parece un género más afín hoy en día al cine o la televisión, donde se le reviste de numerosos efectos especiales, maquillajes y vestuarios. “Lo que pasa es que en el cine se han rescatado muchas figuras del género, como el vampiro, para simplificarlas: monstruo bueno o malo, monstruo que da sustos. Nosotros recuperamos la complejidad del monstruo decimonónico, que tenían una parte metafísica o tierna, como el propio monstruo de Frankenstein. Nos interesa indagar a través de ellos en la condición humana”, explica Marías.
Así, Drácula es un vampiro chupasangre, pero también una metáfora del deseo, del mal, de la psicopatía. Y Jekyll y Hyde representan la politoxicomanía o la convivencia del bien y el mal dentro de cada uno de nosotros. Las historias, aunque fantásticas, también pueden tener una lectura social o de actualidad. Es el caso de La criatura, que interpreta Usón, que podría verse como un correlato de las minorías perseguidas, o de la sirena negra, que interpreta González, una sirena de alcantarilla que nace a partir de los rigores de la crisis madrileña.
¿Puede el teatro de terror llegar a unas mentes acostumbradas al trepidante terror del cine? “Para dar a imaginar, que es nuestro trabajo como actores, no hacen faltas ordenadores”, dice Usón, que se ha inspirado para su trabajo en grandes figuras del género como Bela Lugosi o Boris Karloff. “El terror va a estar dentro de la cabeza de los espectadores, llegará a través de la palabra y los conceptos. Y quien tenga más imaginación, más fuerte lo experimentará”, concluye González.
Y aunque la cosa no vaya de sustos, Fernando Marías garantiza al menos dos por función.
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