40 años de lucha de un ecologista sin obsolescencia programada
Iba a haber titulado este artículo de modo más directo: ’40 años de lucha de un ecologista cabezota’. Para destacar su principal virtud: la tenacidad, la persistencia. Pero como no quiero que se deslice ningún tinte peyorativo hacia un ecologista al que admiro desde los años 90, me decidí por este otro. Todo esto viene a cuento del libro ‘Río arriba’, en el que Santiago Martín Barajas cuenta sus 40 años de militancia ecologista. Sus victorias y sus sinsabores. De 1979 a 2019.
Publicado por Libros en Acción (editorial de Ecologistas en Acción), Río Arriba da cuenta de una manera personal de esos 40 años de movimientos ecologistas y rinde homenaje a algunos de los nombres que han acompañado a Martín Barajas en mil batallas. Con especial dedicación a Theo Oberhuber, uno de los puntales de Ecologistas en Acción, y Juan López de Uralde, ahora diputado y que fue director de Greenpeace y uno de los fundadores de Equo (ambos acompañaron al autor en la presentación del libro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, cuando aún se podía presentar libros y reunirse la gente), más un tercero, tristemente fallecido de forma repentina, Ladislao Martínez, que fue una de las caras más reconocibles de Aedenat. Y tanto Theo como Juantxo destacan como gran valor de Martín Barajas su persistencia, fundamental para aportar argamasa al movimiento ecologista español, tan atomizado en décadas pasadas.
Dicen Theo Oberhuber, Erika González y Marta Pascual, miembros de Ecologistas en Acción, en el prólogo del libro: “Uno de los hilos conductores de la vida de Santi ha sido la participación en grupos ecologistas y el intento de unificar esas iniciativas locales en plataformas más grandes y más poderosas. Aepden, Coda, Gedea, Comaden, Aedenat, Ecologistas en Acción… son las estaciones de una cronología de la unificación (…) El gran acierto que hizo posible la trayectoria del movimiento ecologista fue crear un puente entre unas posturas más políticas, centradas en la lucha antinuclear, y otras más conservacionistas, dedicadas a la defensa de especies amenazadas. Comaden, Aedenat y la Coda se fueron vinculando gracias a personas con voluntad de hacer bisagra entre miradas diversas, que en ocasiones se percibían como discrepantes. Santi fue una de esas personas”.
Y un poco más adelante escriben: “Cuando Santi decide perseguir una idea no la abandona hasta que se hace realidad. Sabe manejar el tira y afloja hasta conseguir su objetivo. Esa persistencia le ha convertido en pesadilla de gestores y políticos, y permitido ganar batallas por desesperación del contrincante. (…) Sin fundamentalismos en las relaciones, sin miedo a meterse en el barro, Santi negocia lo innegociable con interlocutores de todos los pelajes. Y lo hace sin vergüenza, sin achicarse ante un ministro o una directora general. Todo ello envuelto en un sentido del humor y una capacidad inesperada de risa que genera distensión en momentos difíciles. El estudio minucioso, el rigor en el conocimiento, el trabajo incansable, han sido a menudo la llave de puertas que parecían infranqueables. Y esa intensidad no ha decaído en cuatro décadas”.
De Cabañeros al Plan Hidrológico de Borrell
Con esos mimbres, Martín Barajas repasa en Río Arriba lo que considera algunos de sus principales éxitos, aparte de contribuir decisivamente a la creación de esa gran agrupación de asociaciones verdes bajo el paraguas de Ecologistas en Acción, que nació a finales de 1998. Estos son algunos de sus otros triunfos: La defensa de los valores naturales de Cabañeros, que evitaron que se convirtiera en polígono militar de tiro y ha acabado siendo declarado parque nacional. La oposición al Plan Hidrológico Nacional que propuso en los años 90 el ministro socialista Josep Borrell y que contemplaba la construcción de nada menos que 272 nuevos embalses y 14 trasvases entre cuencas; finalmente fue retirado. La expropiación y desmantelamiento de la estación de esquí de Valcotos, en Madrid, con la paralización del bárbaro desarrollo urbanístico que se contemplaba en torno suyo. La indudable buena vista cuando decidió dar todo el apoyo a la creación del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil. Y la creación de la figura de reservas naturales fluviales, que actualmente abarcan 3.200 kilómetros de ríos en toda España.
Y hay un logro del que se siente especialmente satisfecho este hombre verde, y así lo escribe: “Pero de todos los proyectos y campañas que promovimos o en los que participamos activamente durante estos últimos años, posiblemente del que personalmente estoy más satisfecho es de la renaturalización del tramo urbano del río Manzanares, en Madrid”.
A esos logros, Martín Barajas añade todos los valles salvados –50 dice él, porque 50 es el número de embalses no construidos por su intervención, directa o indirecta–. Entre ellos, destacar algunos que suponían un enorme impacto, como el de Hozgarganta, en Cádiz, en el corazón del parque natural de los Alcornocales, o el de Matallana, en el río Jarama, en Guadalajara. Y el último: el embalse de Barrón-Añana, en Álava, descartado a principios de este año.
“Prefiero fijarme en las victorias”
Martín Barajas, ingeniero agrónomo de profesión, hace balance de dónde estamos ahora: “En España, en estos 40 años hemos conseguido salvar muchas zonas de la depredación humana y la especulación, ha aumentado mucho la conciencia ambiental en la sociedad y en la Administración, se ha avanzado en la gestión de residuos y del agua, en energías renovables, y la declaración de espacios protegidos se ha disparado, hemos pasado de una veintena en los años 70 a casi 1.800 en la actualidad. Lo amargo, el cambio climático con todas sus consecuencias, como los refugiados ambientales, más la extinción masiva de especies, la sobreexplotación de los recursos naturales, las islas de plástico en los océanos… Lo negativo en España, un desarrollo urbanístico sin ton ni son, que ahora vuelve, la construcción de grandes infraestructuras también sin criterio, la sobreexplotación de recursos hídricos, el nuevo boom de la minería. Pero, a pesar del panorama desalentador, yo prefiero fijarme en las victorias, y la última es la paralización de ese embalse alavés, que iba a destruir un valle precioso”.
Los embalses de Riaño e Itoiz
De todos los sinsabores en sus 40 años de lucha, hay dos que le han dolido especialmente: no haber conseguido paralizar la construcción de los muy polémicos embalses que demostraron la nula conciencia ambiental del Gobierno del PSOE de Felipe González: Riaño (León), cuyas compuertas se cerraron el 31 de diciembre de 1987, e Itoiz (Navarra), cuyo llenado comenzó en enero de 2004. Lo recordaba Juantxo en la presentación del libro: “El embalse de Riaño es algo inexplicable, algo que nos marcó, que nos impactó, por la cerrazón de quienes teníamos delante. Aún hoy nadie ha sabido explicar la necesidad de Riaño”.
Fue Juantxo quien cerró la presentación del libro en Madrid subrayando lo que él considera las cinco características más destacables de Santi: “1. Un compromiso inalterable con la naturaleza. 2. Hacer fácil lo difícil. 3. Persistencia; es cabezota como pocos he conocido. 4. Saber dar una respuesta colectiva a la crisis ecológica, saber ver la necesidad de actuar de forma colectiva, en vez de apelar al individualismo. Y 5. Saber darle importancia a las victorias, aunque algunas puedan parecer pequeñas, para animarnos en esta lucha”.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
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