Macrogranjas con 20.000 vacas: de la España vacía a gigantescos cementerios

Un ternero en una granja. Foto: Pixabay

Un ternero en una granja. Foto: Pixabay

Un ternero en una granja. Foto: Pixabay

Un ternero en una granja. Foto: Pixabay

Hoy recomendamos la lectura de ‘El primer peldaño. Y otros escritos sobre vegetarianismo’, reflexiones que hizo Tolstói en torno al maltrato y sacrificio animal en los mataderos. Y a partir de ahí nos preguntamos que pensaría el autor de ‘Guerra y Paz’ si leyera el proyecto para construir una ‘macrogranja’ con 20.000 vacas lecheras en Soria, un inmenso campo de concentración de animales que consumiría más agua que todos los habitantes de esta provincia.

Siempre me han gustado las biografías y más aún las biografías de escritores. Una de las más interesantes es la de Lev Tolstói. En el último tramo de su larga vida, el autor de una de las obras cumbres de todos los tiempos, Guerra y Paz, evolucionó hacia la espiritualidad de los primeros cristianos, la austeridad y el pacifismo. Desde su residencia en Yásnaia Poliana impulsó numerosos proyectos educativos, renunció a sus lujos (era de origen noble) y se convirtió en un referente de la no violencia. Gandhi siempre le mostró su admiración. De esta última etapa son algunas de sus obras maestras, como las novelas cortas Sonata a Kreutzer, La muerte de Iván Ilich y Hadji Murat , publicada póstumamente.

Como buen cristiano (la iglesia oficial le excomulgó), Tolstói pensaba que el no matarás del Testamento incluía también el no asesinar a los animales. Se hizo vegetariano y dedicó gran parte de sus energías a intentar convencer a sus contemporáneos de que no solo era posible, sino también deseable, alimentarse exclusivamente con alimentos de origen vegetal. “La compasión por los animales es algo tan natural en nosotros que solo la costumbre, la tradición y la inculcación pueden lograr que nos volvamos insensibles ante su sufrimiento y muerte”, escribió. Palabras que siguen más vigentes que nunca y que son fruto de una reflexión que hunde sus raíces en los clásicos, en los pitagóricos, en Plutarco. El veganismo es una moda, se defienden hoy quienes prefieren mirar hacia otro lado. Sí, una moda con más de 2.000 años de antigüedad.

Algunas de las reflexiones de Tolstói en torno al vegetarianismo las he leído en El primer peldaño. Y otros escritos sobre vegetarianismo (Editorial Kairós). El capítulo nueve de este breve ensayo de poco más de 50 páginas debería ser de lectura obligatoria. Tolstói era un escritor concienzudo. Cuando escribía Guerra y Paz, por ejemplo, se desplazó al lugar donde ocurrieron las batallas de los rusos contra el ejército napoleónico y estudió a fondo las estrategias militares (le ayudó su paso por el ejército).

Cuando se hizo vegetariano, para tener toda la información, quiso ver y ser testigo de cómo se mataba a los animales en los mataderos y visitó el de Tula, su ciudad. “Este matadero ha sido construido siguiendo un sistema nuevo y perfeccionado –igual que en las grandes ciudades– para que los animales que son sacrificados sufran lo menos posible”, escribe. Y de nuevo estas palabras podrían haber sido escritas hoy mismo. Sin embargo, lo que se encuentra allí no se ajusta a lo que le habían dicho. “Uno de los matarifes nos contó cómo mataban, y nos enseñó el lugar donde lo hacían. No acabé de entender el proceso, y me hice una idea falsa, aunque terrible, de cómo sería. Y pensé –como suele suceder– que la realidad me causaría una impresión menos fuerte que mi imaginación. Pero me equivocaba”.

Les invito a que lean lo que vio. Anestesiados como estamos por la sobreabundancia de imágenes terribles, quizás las palabras y el testimonio de uno de los escritores más grandes de la historia puedan hacerles cambiar su mirada sobre el sufrimiento animal. “No podemos fingir que no sabemos todo eso”, dice un poco más adelante, en el siguiente capítulo. Y si la sociedad sabe que es inmoral, ¿por qué seguimos haciéndolo?, se pregunta. Y responde: “La respuesta a esta pregunta está en que todo avance moral de la humanidad –que constituye la base de cualquier avance– es lento por definición; pero no es casualidad que lo que caracterice a este movimiento sea que es imparable y que cada vez se acelere más”.

Más de un siglo después, me pregunto yo qué pensaría Tolstói de las granjas industriales de producción animal, verdaderos campos de concentración. El único criterio que los ha llevado allí es el de ser explotados con el menor coste posible. El hecho de que se llame granja a un lugar para el exterminio de animales no deja de ser un eufemismo macabro.

Una de estas granjas, dedicada a la producción de leche, va a instalarse en la provincia de Soria, en Noviercas. Varios eurodiputados han pedido al Gobierno que paralice el proyecto. Los efectos de las macrogranjas sobre el empleo, el medioambiente y la salud son conocidos: contaminación de acuíferos, emisiones de gases de efecto invernadero, sobreexplotación de los recursos hídricos, pérdida de derechos laborales, despoblamiento de las zonas afectadas. Y, claro, animales esclavizados al servicio de los intereses de las grandes empresas. Algunos quieren convertir la España vacía de la que habla Sergio del Molino en un enorme cementerio.

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Comentarios

  • Jos

    Por Jos, el 10 marzo 2019

    Muy intetesante este publicacion , llena de conciencia y de humanismo real….. solo una pequeña cuestion , no todas las granjas son iguales , ni en todas se maltratan a los animales , habemos gente que queremos y cuidamos , vivimos una relacion natural humano- animal en balance y para nada me gusta el sufrimiento…. yo doy al animal y el animal me da a mi en armonia ….sin lastimarnos…

  • Alba

    Por Alba, el 16 marzo 2019

    Tú no sales lastimado, el animal muere…¿de verdad necesitas una explicación de la palabra: armonía…?

  • Alba

    Por Alba, el 16 marzo 2019

    Querido Jos, infórmate sobre los años de vida de una vaca en condiciones de vida «normal», sin ser explotada por su leche (y lo que la producción de leche les conlleva).

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