Mahamat-Saleh: “Las mujeres siempre encuentran la forma de ayudarse entre ellas”
En Chad, las noticias sobre bebés abandonados, muchas veces sin vida, y sobre muertes por abortos clandestinos aumentan de forma alarmante cada día. “El problema es acuciante”, asegura el reconocido cineasta Mahamat-Saleh, que dedica su nueva película, ‘Lingui, los vínculos sagrados’ a ello y a las mujeres chadianas “solteras, viudas o divorciadas, que crían solas a sus hijos y que son despreciadas por la sociedad”.
En un país donde el aborto está penado por la ley, prohibido por la religión y señalado por la sociedad, Amina, una madre sola, descubre que su única hija, María, de 15 años, está embarazada. La película sigue a estas dos mujeres en su aventura para que la joven pueda abortar y reinterpreta la tradicional palabra chadiana ‘lingui’, que significa vínculo o conexión, y que en esta historia implica de una manera sobresaliente la sororidad entre mujeres.
Mahamat-Saleh, sin duda el cineasta más prestigioso y reconocido de Chad, distinguido con el Premio Robert Bresson en la Mostra de Venecia por su obra completa y en 2013, con la Medalla Fellini que otorga la UNESCO, entre otros muchos galardones, firma esta historia feminista de un país donde “el feminismo no existe como teoría o conjunto de creencias, pero existe en la vida cotidiana”. Hemos hablado con él.
‘Lingui’ es una palabra de Chad que se refiere a la ayuda entre seres humanos…
Es una filosofía de vida. Tú, como española, puedes entenderlo, porque en España se conoce la gente y cuidan unos de otros. En Francia es diferente, la gente vive en su apartamento y no conoce a su vecino. Vivas donde vivas, es muy importante para tu propia vida conocer a tus vecinos y tener buenas relaciones con ellos. En nuestra cultura se dice que cuando mueres y llegas al cielo, la primera pregunta que te hace Dios es ¿cómo están tus vecinos?, ¿podría decirme algo sobre sus vecinos? Y si no sabes nada acerca de ellos, es muy malo para ti. Es la idea del vínculo, de cuidarnos unos a otros, compartir el mismo espacio, pertenecer a la misma comunidad.
Ese vínculo funciona de un modo especial entre mujeres, la sororidad, ¿es lo que quiere mostrar su película?
Sí, así es. Pero lingui se refiere a esa ayuda entre todos, también entre mujeres y hombres. Es mucho más evidente entre mujeres, la sororidad, las mujeres siempre encuentran la forma de solucionar problemas, de enfrentarlos y de ayudarse entre ellas. Ellas comparten la memoria, tienen el mismo recuerdo y saben que cualquier otra mujer tiene su mismo destino. Para una mujer, salvar a otra cuando es joven es estar cambiando la historia. Es una pelea vital.
Esta es su primera película protagonizada por mujeres, ¿qué ha cambiado para que ponga el foco en ellas?
Leí un artículo sobre una mujer joven que se quedó embaraza y cuando tuvo el bebé, recién nacido lo mató y lo tiró. Ese es un problema diario, cada semana, cada dos semanas, cada mes hay este tipo de artículos en los periódicos. Entonces comencé a pensar en cómo contar una historia sobre ello. Me moví desde mi situación de hombre al lado de las mujeres y descubrí muchos problemas. Entonces, decidí hacer esta película como un tributo a esta heroica mujer cotidiana en Chad.
¿Cuál es la situación real hoy en Chad respecto a abortos clandestinos, muertes, embarazos de adolescentes…?
El aborto está prohibido y, por tanto, hay muchos abortos clandestinos. Cuando una mujer muere por un aborto clandestino, nadie habla de ello porque es una vergüenza. Y si escondes el problema, no puedes llegar a conocerlo bien. No sabemos cuántas mujeres pierden la vida por abortos clandestinos por este motivo. Es un gran problema y quería ponerlo sobre la mesa y que la gente reflexione sobre ello.
¿La película ha abierto el debate sobre el aborto en Chad?
Sí, se ha abierto un debate interesantísimo, porque hay dos asociaciones que a partir de la película, la enseñan viajando por el país y después abren una conversación con el público. El cine puede cambiar las cosas. La reacción ante la película ha sido muy buena entre la gente joven y las mujeres en Chad. Las mujeres sienten que ésta es una historia real sobre ellas y yo me siento muy orgulloso. Es la primera vez que hablo de esto.
Usted vive en París, pero volvió a Chad para contar esta historia después de muchos años, ¿por qué?
Mi anterior película la hice en Francia en 2017, yo vivo en París y parte de mis memorias están allí. Puedo hacer una película en Francia y otra en Chad, ¿por qué no? Elegí rodar en Chad y allí trabajamos con una asociación de mujeres. Fuimos todos los días durante una semana y un día una mujer vino a preguntarnos si Amina, la protagonista, iba a convertirse en representante de todas ellas. Ahora, con este gravísimo problema, tenía una muy buena oportunidad de hacer mi primera película sobre mujeres, para dar un rostro y una voz a las mujeres.
Son mujeres llenas de vida, ¿cree que en Europa sabemos de verdad cómo es la vida de las mujeres en África?
Incluso nosotros tenemos que descubrirlo. En África no hemos tenido muchas mujeres cineastas y, por tanto, no tenemos muchas historias contadas por ellas. Pero ahora hay muchas más historias sobre las mujeres, porque en Chad y en otros países, las mujeres son las que manejan un montón de asuntos… Los hijos, ellas conservan la memoria transmitiendo la historia… Son toda la fuerza que necesitamos. En una casa africana la estabilidad la consigue la mujer. Por eso debemos continuar contando historias sobre las mujeres.
En ‘Lingui’ los hombres están muy poco presentes, ¿por qué?
Porque quería respetar de algún modo la arquitectura del espacio del Chad, la gente no vive en pisos allí, vive en casas, y todas las casas tienen dos espacios, el primero es para los hombres y el segundo es para las mujeres. Los hombres viven entre hombres y las mujeres, entre mujeres. A veces hay un espacio donde hombres y mujeres se encuentran. Por eso hice esa elección, por la construcción del espacio. Es la realidad, también quería mostrar que eso provoca problemas. Por eso también existe esa sororidad. Creo de verdad que las mujeres comparten mucho más la memoria y las experiencias que los hombres. Si pones en una habitación a una mujer africana, una española, una finlandesa, una americana… ellas empezarán a hablar y dará igual la clase social de la que sea cada una porque entre las mujeres no es una cuestión de poder, es más un tema de cómo manejar la vida. Tenéis más conexiones entre vosotras que los hombres entre nosotros.
¿En el mundo de hoy hay que contar la tragedia para que exista?
Absolutamente, es muy importante hacerlo y es muy importante hacerlo en nuestra lengua. Si no cuentas esta historia en nuestra lengua, la historia no existe, no existe el problema. Efectivamente, la tragedia no existe si no se cuenta. Mi deber es contar esta clase de historias.
¿Es importante para el país, no solo para el cine, que su película se viera en el Festival de Cannes?
Es muy importante para el Chad, pero también para el resto de países africanos. Hasta los gobiernos se alegran de ello, incluso si la película critica la situación en Chad, hay muchos puntos en positivo porque estamos hablando de Chad a todo el mundo. La gente allí está orgullosa de ello.
¿Cuál es la situación del cine en Chad?
No es muy buena, tenemos jóvenes cineastas, pero carecen de educación cinematográfica. Proceden de la televisión nacional y sus películas no acceden a los festivales internacionales. Ahora tenemos un proyecto de crear una Escuela de Cine, para educar a la gente joven a contar historias artísticas. Yo estoy involucrado, el gobierno también. Esperamos que en uno o dos años podamos tener a la gente joven estudiando cine.
¿Cómo trabajó con las dos actrices protagonistas?
La madre, Achouackh Abakar Souleyman, estudió Comunicación en EE UU, vivió allí diez años y ama el cine. Quería ser actriz y es una madre sola, así que conectó con el personaje inmediatamente. Encontré a la hija, Rihane Khalil Alio, que es una chica con orgullo, y vi que estaban bien juntas. Pregunté a Achouackh si ella podría vivir dos meses con Rihane y luego empezaríamos a rodar. Crearon un vínculo muy fuerte, mucho más que de dos actrices en una película. No teníamos el presupuesto de una película de Hollywood, pero sí la riqueza humana.
Son sus primeros personajes femeninos protagonistas, ¿encontró dificultad en crearlos?
No fue muy difícil. Yo tengo un lado femenino y otro masculino y no fue difícil moverme de uno a otro. No es difícil cuando de verdad entiendes o intentas entender a alguien. Si quieres entender a alguien, tienes que intentarlo, puedes hacerlo porque es un problema humano. Y todos pertenecemos a la comunidad humana.
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