Malas, mujeres de aldeas y el deseo de las mayores

Organizadoras del proyecto ‘Hilvanando Historias’.

Dieciséis proyectos han sido los seleccionados este año para contar con el apoyo institucional y económico del Instituto de las Mujeres, que ofrece esta ayuda por primera vez. El objetivo es contribuir al arte con intervención social comunitaria y perspectiva de género, con la pretensión de que estas ayudas continúen en el tiempo. Variedad en formato –teatro, audiovisual, podcast, collage, textil, etc…– y en temáticas. En total, 200.000 euros, con un máximo de 15.000 euros por proyecto.

“Entendemos”, explican desde la organización, “por prácticas culturales colaborativas o cultura comunitaria el conjunto de tradiciones, procesos, creaciones y transformaciones que conciben la creación, mediación y participación artística como parte de las comunidades en las que se inscriben”. Y así lo entendieron entidades y personas como el Laboratorio Teatral Cómo Me Pone La Lavadora. Su proyecto Malas ha sido seleccionado para facilitar un montaje escénico colaborativo que podrá verse en el madrileño Teatro del Barrio el día 24 de marzo.

“Es un proyecto colaborativo de investigación sobre la maldad, la libertad y el placer. Y hay más de 40 mujeres en escena, poniendo en relación mujeres autóctonas con inmigrantes, a través de la mediación artística y la creación colaborativa”, explica el colectivo. Respecto a la ayuda y lo que implica, lo tienen claro: “Supone un reconocimiento personal a nuestra trayectoria como Laboratorio teatral desde hace 11 años y nos da impulso para llevar a cabo otras investigaciones teatrales, como hemos hecho con las mujeres del barrio de Lavapiés (Madrid) y mujeres artistas de distintas disciplinas: directoras de escena, dramaturgas, actrices, performers, fotógrafas, filósofas, coreógrafas, bailarinas, músicas…, reunidas en este happening tan peculiar”.

Desde la Sierra de Aracena (Huelva) viene la propuesta, también seleccionada, Juliana, Zulema y todas las demás. Su impulsora, María Alcaide, plantea hacer una película sobre hidrofeminismo, leyendas y ficciones, hecha por mujeres rurales. “Más que la película, me interesaba el proceso de construcción de las imágenes, de los textos, cómo podríamos buscar entre todas la igualdad y la inclusión de todos los perfiles disidentes de este sistema patriarcal a partir de las posibilidades que nos brinda la ficción”, explica la artista a El Asombrario. “Se trata entonces de una revisión crítica de las dinámicas de transmisión, basándonos en las leyendas que componen el imaginario popular de la Sierra de Aracena desde una perspectiva feminista, a la vez que supone un ejercicio de puesta en valor de los saberes tradicionales transmitidos por las mujeres de generación en generación”.

En su opinión, “realizar esta película con personas de diferentes grupos de edad y niveles educativos, ha permitido el acceso de las participantes a recursos técnicos y teóricos que les permiten desplegar otras posibilidades creativas y otras herramientas, tanto en el terreno de la ficción como en su vida cotidiana. Para mí, el mayor reconocimiento ha sido poder llevar a cabo el proyecto en mi pueblo y poder compartir todo ese proceso con lxs participantes”.

El Laboratorio Teatral Cómo Me Pone La Lavadora y su proyecto ‘Malas’.

Por su parte, Cecilia Barriga presentó Memoria reeditada, y el Instituto de las Mujeres apostó por su iniciativa. La idea es ampliar las narraciones que contiene en el filme Memoria Reeditada (De Beijing 1995 a Santiago de Chile 2022). Grupos de mujeres y disidencias sexo genéricas que viven fuera de las grandes ciudades “han sido invitadas a visionar una película que presenta distintas reflexiones del feminismo de estas últimas décadas”. “Se les invita a que hagan su propia relectura y crítica, con el fin de establecer un diálogo que normalmente no se produce. Pocas veces se debate en pueblos y aldeas alejadas del mundo académico o urbano”, indica Barriga. “Con ello”, sigue, “se pone de manifiesto la actualidad que siguen teniendo hoy, casi 30 años después, cuestiones que no han sido resueltas. Tales como pobreza, exclusión y violencia sistémica contra las mujeres y el brutal deterioro del ecosistema en el planeta”.

Respecto a la ayuda, la artista confirma que le ha sido de gran ayuda para ampliar el proyecto. “Hemos activado seis nodos de debate feminista que se han interrelacionado entre sí, compartiendo herramientas que se han generado en cada lugar. Cantabria, Galicia, Islas Canarias, Madrid, Baleares, Extremadura. El producto final será una nueva Memoria Reeditada del documental primigenio, que incluirá nuevas voces, con sus aportaciones”.

‘Relatos del deseo’, de Pandora Mirabillia Género y Comunicación S Coop Madrid.

Relatos del deseo es un proyecto de Pandora Mirabilia Género y Comunicación S Coop Madrid que ahonda en el deseo y la sexualidad de las mujeres mayores de 65 años. “El objetivo de esta iniciativa es visibilizar a estas como sujetos deseantes a través de la expresión artística y la creación colectiva, más allá de los estereotipos de género y edadistas que tratan de reprimirlas”, explica el colectivo, que trabaja esta meta gracias a la fotografía y al sonido. “El hecho de darle el papel protagónico y de artistas a las participantes en la creación de la exposición, en su inauguración y en las visitas guiadas, ha generado que se apropiasen de la misma y la hiciesen suya, con mucho orgullo individual y colectivo”, indican, y amplían que cada conjunto de imágenes cuenta con un relato sonoro que enriquece la experiencia tanto creativa como expositiva.

Para este colectivo, “la implicación de las instituciones es fundamental para democratizar el arte y hacer que los procesos de creación artística sean accesibles. Las mujeres mayores tienen la opción de expresar sus deseos, que no se corresponde con el imaginario edadista y patriarcal, como se ha puesto de manifiesto en la exposición Retratos del Deseo”.

Por último, otro de los proyectos consultados por El Asombrario es Hilvanando historias. La Asociación Cultural Artística y de Cooperación para el Desarrollo Mottainai Zgz, desde Zaragoza, con impacto en Huesca, Soria, Salamanca, L’Hospitalet de Llobregat y Barcelona. El textil es el enlace para promover la participación artística de colectivos en la periferia. “Destacamos la profundidad con la que se aborda la igualdad; la selección de la historia preferida nos permite que personas de diferentes edades y condiciones socioeconómicas compartan sus historias de agresiones machistas y desigualdad, a la vez que se genera un discurso común gestor de identidad y empoderamiento”. “Plasmar las experiencias y los ideales en las telas hizo que muchas manos expresaran el mundo que queremos habitar desde una práctica que pasa toda esa información por el cuerpo, el corazón y la conciencia social”. “En muchos escenarios culturales”, concluye el colectivo, “no se llega a entender la importancia de que fondo y forma dialoguen, y mucho menos que desde la labor de aguja se cree arte textil con un claro trasfondo social. Por ello contar con el apoyo del Ministerio de Igualdad nos consolida en nuestras practicas de arte comunitario eco-feminista que abre espacios para el aprendizaje, la observación, la reflexión y la creación”.

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