Manuel Turizo: “Estamos en el momento más feminista del reguetón”
Manuel Turizo (Montería, Colombia, abril de 2000) es sinónimo de pasión. De la pasión que despierta con su música y de la pasión que siente haciéndola. Su éxito se mide en cifras. ‘La Bachata’, su último single, suma más de 370 millones de reproducciones en Spotify, las cuales la han elevado al top 1 de las canciones más escuchadas en nuestro país. Un primer puesto que el colombiano ya ha ostentado hasta en nueve ocasiones. El próximo viernes, 4 de noviembre, podemos verle en concierto en Madrid.
En un hotel céntrico de Madrid, Manuel, un chico de apenas 22 años, nos recibe para sincerarse y romper con los estigmas. En distancias cortas, su humildad desborda y apaga la suntuosidad propia del que no conoce el fracaso. Sus orígenes, siempre presentes en su cabeza, le recuerdan de dónde viene. Y es que Turizo canta para el mundo pero, sobre todo, canta para animar el alma a los suyos, esos compatriotas colombianos que “se parten el lomo” para poder sobrevivir, a pesar de los políticos corruptos que los gobiernan. “Lo único que quieren es que los ricos siempre sean ricos y los pobres siempre sigan siendo pobres”, como él mismo nos dice.
Muchos dirán que es fácil lo que hace este joven. Nostálgicos del jazz que sólo ven en el colombiano un peón comercial más de la tan denostada “industria del reguetón”. La realidad es que con su música dibuja sonrisas, derriba fronteras y construye himnos generacionales. Y eso no es nada sencillo.
Como reza una de sus canciones –“quiéreme mientras se pueda, que esta vida es pasajera”–, muchos lo querrán de por vida, pero él, en realidad, quiere ser eterno. Ha cumplido su sueño, pero aún sueña con dejar un legado en la música. Su ambición es inabarcable. Está en la edad de soñar, sólo tiene 22 años…
Con 16 años ya estabas dando conciertos, has conocido el éxito a una edad muy temprana…
La música me encanta desde niño. Siempre lo tuve claro. Me obsesioné con la música. Mi cabeza no podía pensar en otra cosa. Y siento que mi vida ha sido eso, desde los 16 años que me empecé a dedicar a ello. Aunque mi vida ha sido mucho más sencilla de lo que la gente se imagina. Aparte de la música, me gusta mucho estar con mi familia, con mis amigos de toda la vida, con mi pareja. Mis amigos me dicen que vivo como si ya fuera un viejo, como si no tuviera la vida que tiene un joven de mi edad.
¿Y tú qué piensas?¿Has disfrutado de tu juventud de la forma que has querido?
Para mí esto es una bendición, muy pocas personas encuentran en la vida lo que de verdad les gusta. Hay gente que incluso se muere sin saber lo que realmente le gusta. Hay gente que es esclava de su trabajo, solamente se esfuerzan para trabajar y poder sobrevivir. Y yo me siento muy afortunado de poder vivir bien de lo que me apasiona. Puedo tener a mi familia tranquila, puedo darles todo lo que necesitan. Eso lo valoro mucho.
Pero también es cierto que, desde bien joven, mi vida ha sido diferente. No he vivido lo que suele vivir el común de la gente. El crecer en la calle, con tus amigos del barrio… Por eso pienso que para llegar a lo más alto tienes que sacrificar otras muchas cosas. Vas a sacrificar tiempo, relaciones… Al fin y al cabo, todo tiene un precio. Hay una canción de mi álbum que dice: «Yo siempre supe lo que quise, pero yo no sabía el precio que iba a pagar por eso».
En tus primeros pequeños conciertos, hace ya seis años, ibas acompañado de tu hermano y de un ukelele. Ahora no hay lugar en el mundo donde no suenen tus canciones. Has ganado mucho hasta llegar aquí, pero ¿hay algo que eches en falta de esos inicios?
Esos inicios los recuerdo con mucha nostalgia. Son momentos de mucha adrenalina, hermano. Íbamos 15 personas del equipo metidos en una caravana, recorriendo kilómetros, durante infinitas horas… Acabábamos agotados hasta no poder más, pero nunca nos faltó el buen rollo, la risa… Nos poníamos a improvisar canciones. Tenemos tantas historias increíbles juntos. Y esos momentos son los que luego uno recuerda con más cariño. A medida que vas creciendo todo se va formalizando. Se pierde ese grado de locura de los inicios, esa adrenalina, la euforia con la que todo lo vives…
¿Cuánto queda de eso?
Yo he intentado mantener eso. Por eso he mantenido mi círculo más cercano, para disfrutar del éxito con ellos. Intento que no se pierda la camaradería con el equipo, que no se pierda nunca la ilusión y poder seguir emocionándome con cada canción, con cada concierto, y compartirlo con los míos.
¿Es ese el antídoto para poder seguir siendo humilde, a pesar de todo?
Sí, yo creo que es muy importante cuidar tu núcleo. No olvidar dónde empezaste. Somos personas que por suerte hemos tenido éxito. Hemos tenido la oportunidad de dedicarnos a lo que nos gusta, pero somos cualquier samaritano más que está quebrándose el lomo por conseguir sus sueños en la vida. Y siento que debo tener eso siempre bien presente. No por tener cierto dinero en el banco o un grado de fama, te tienes que desorientar.
Si volvieras atrás y pudieras hablar contigo de niño, ¿qué consejo le darías?
No le diría nada, porque todo lo bueno y lo malo que te pasa en la vida va construyendo y moldeando lo que al fin y al cabo tú eres. En la vida todo pasa como tiene que pasar. Todo lo que te pasa te hace aprender. Y siento que todo lo que he vivido ha conseguido que hoy sea quien soy. Uno tiene que dejar que las cosas sucedan. Hay momentos malos de frustración, todos tomamos malas decisiones, nos equivocamos, pero tenemos que pasar por eso. Ese niño chiquito, que de pronto se frustraba y tenía ansiedad, al final ha conseguido sus metas.
Tu música bebe de la bachata, del merengue, de la salsa. Tiene mérito hacer las canciones que haces; si no, no llegarían a tanta gente. Pero también hay otra mucha gente detractora que crítica el reguetón, y utiliza este término de forma despectiva para definir lo que haces. ¿Por qué genera tanto amor y tanto odio a la vez?
Hay muchos detractores que sueltan comentarios como: «Eso es fácil, ya no es como antes, ya todo se hace por ordenador, esos no son músicos…». Y yo les digo que si es tan fácil, siéntate y hazlo. Ha mutado la manera de hacer música, las mismas personas que se sientan delante de un ordenador a crear reguetón tienen que tener muchas ideas musicales en su cabeza; si no las tuvieran, no podrían hacerlo, al igual que el músico que toca un instrumento. Ahora el instrumento es una computadora o un controlador…
El origen de la música urbana, no sólo el reguetón, viene de las calles. Y por lo tanto, tiene lenguajes fuertes, explícitos. El lenguaje que yo utilizo y la energía que a mí me gusta transmitir con la música, a pesar de que me tengan catalogado como urbano, bebe de ahí. Me gusta hacer música para que todo el mundo se pueda sentir identificado con lo que cuento y despertar sentimientos que son universales para cualquier ser humano.
¿Qué música te emociona?
La salsa, el merengue, las baladas, el vallenato (que es de mi país). Todas las canciones que me hacen sentir cosas, que me remueven por dentro, que hacen que se me erice la piel o se me ponga un nudo en la garganta. Mi música bebe de muchos estilos y así intenté crear mi propio estilo y mi propia identidad como músico. Yo no era el típico niño que sólo escuchaba un género, yo escuchaba de todo. En la costa de Colombia, en Montería, que es de donde vengo, se escucha vallenato en todas las esquinas.
En cuanto al reguetón, yo nací en la era en la que se volvió un boom increíble y era lo que nos ponía a bailar y a perrear. También me gustaba mucho escuchar salsa, la manera en la que componían, en cómo contaban historias a través de canciones de seis minutos con arreglos musicales y les daba igual la duración de las canciones para que pudieran entrar en la radio. Ellos hacían arte. Y todo eso quedó dentro de mí…
Pero es imposible conseguir que le gustes a todo el mundo. Y eso pasa en todos los géneros musicales. Hay gente a la que no le gusta la salsa ni la bachata, como también hay gente a la que no le gusta el rock o el rap. Y yo respeto mucho esa pluralidad porque, aparte de hacer música, yo también soy oyente, y cada uno tiene su propuesta y su identidad y expresa lo que le ha quedado en su subconsciente de toda la música que ha escuchado a lo largo de su vida y lo ha emocionado. La música es música, y si tú sientes conexión con algo, sin importar el género, de eso se trata.
Sin embargo, uno de los motivos principales de que el reguetón reciba tantas críticas es porque sus letras son machistas. ¿Es el reguetón machista?
Yo creo que estamos en el momento más feminista del reguetón. Antes veías una o dos mujeres artistas. Y hoy en día hay mucha más paridad. Mira en Argentina cuántas mujeres hay haciendo género urbano en estos momentos. Aquí en España: Rosalía, Aitana, Ana Mena, haciendo música urbana, aunque se muevan también en el pop. En Colombia: Karol G, que puede ser la artista más influyente de Colombia en estos momentos y es mujer. Y si sales a la calle y le preguntas a las mujeres qué les gusta escuchar, seguramente sean más las que te digan que les gusta el reguetón que las que te digan que no. Y es cierto que sigue habiendo reguetón machista, sólo hay que escuchar las letras. Letras como… no sé. No te voy a poner ejemplos, pero ya sabemos que existen ciertas letras así… Pero hoy en día también existen muchas otras letras con mensajes feministas.
Escuchando tus canciones, creo que nadie podría decir que tus letras son machistas. Hablas mucho de amor, de relaciones sentimentales, pero no cosificas a la mujer como puedan hacer otros que podríamos citar… Eres consciente, imagino…
Soy totalmente consciente. Uno crea al artista que quiere ser, pero ese artista también está hecho de la persona que tú eres, de los valores que tienes, de lo que piensas sobre determinados temas. A mí siempre me ha gustado hacer música para que todo el mundo se sienta identificado y la disfrute. Me encantan las mujeres y la gran mayoría de mis letras hablan de ellas. Y hay gente a la que quizá no le gusta la música de Manuel Turizo porque es más romántica y menos explícita.
¿Haces música pensando en el público o pensando en ti?
Las dos cosas. Sí es verdad que pienso mucho en lo que quiero transmitir a la gente, pero obviamente disfrutándolo y sintiéndome cómodo con lo que cuento. Tú haces música principalmente para ti, porque tú no puedes defender un ideal con el que no estés de acuerdo, y eso es lo que luego vas a transmitir a través de tus canciones.
Tus canciones atraviesan fronteras, no entienden de clases sociales ni de razas, triunfan igual en un barrio de Medellín que en un pueblo perdido de España. ¿Cuál es la clave de tu éxito?
Siento que eso mismo que estamos hablando. Aunque no todas las canciones conectan igual, de ningún artista del mundo, ni siquiera el más grande. Yo creo que la clave es hablar de cosas que a todos nos pasan, que todos vivimos, hacer como cuentos costumbristas en los que todos nos sentimos reflejados. Y eso es lo que hace conectar, como tú has dicho, con cualquier persona de cualquier lugar, de cualquier raza o de cualquier cultura, porque todas las personas somos diferentes, pero al final nuestras vidas giran en torno a las mismas cosas, compartimos los mismos sentimientos, deseamos lo mismo, nos preocupan las mismas cosas… Y eso es algo universal que nos conecta a todos.
Y hablando de lo universal, quiero ir a algo más concreto, tu país, para hablar de algo también universal como es la pobreza. Según datos oficiales, Colombia es el país donde más están creciendo los niveles de pobreza durante este año 2022. Cerca del 40% de la población vive con menos de 80 euros al mes. ¿Cómo acabarías con la pobreza en tu país?
La realidad es que la corrupción es algo tremendo en mi país y que afecta mucho a la sociedad. Al final, la gente que dirige un país y tiene el poder de solucionarlo lo ven como un negocio para ganar votos. Ellos no luchan para que la gente prospere. Al contrario, quieren a la gente pobre para poder lucrarse de la situación. Es decir, quieren que los ricos siempre sean ricos y los pobres siempre sigan siendo pobres. Que haya una clase obrera que se parta el lomo y, a pesar de eso, siga pasando hambre. Quieren mantener dividida a la sociedad.
No es fácil escuchar a una figura internacional reivindicando a la clase obrera…
Yo vengo de allá, y de allá seré hasta que me muera. Y precisamente por eso crecí viendo toda esa situación y sé de primera mano que existe ese problema. Y me siento orgulloso de que el 90% de mi equipo sea colombiano. Y poder ayudar a gente de mi país que viene del mismo lugar que a mí me tocó vivir. Y creo que esa es la clave para cambiar la situación, ser crítico y empezar ayudando a tu círculo más cercano. Entre todos podemos generar un cambio poniendo un grano de arena para que las cosas evolucionen a mejor. De esta forma, hacemos frente a la corrupción, que en los países latinos, sobre todo, es brutal.
¿Te quedan sueños por cumplir?
Me quedan todos los sueños por cumplir. Sueño con tener familia, tener cuatro hijos con la misma mujer, crear mi hogar… Y sueño con escribir mi historia en la música. Yo quiero que este momento de éxito me acompañe el resto de mi vida, que no sólo sea un momento y se acabe. Yo quiero que todos esos cimientos que he ido construyendo desde que soy bien joven se mantengan en pie para siempre. Quiero que con 70 años quede una historia bien bonita de Manuel Turizo, como lo han hecho tantos otros… Vicente Fernández en México, por ejemplo, que empezó siendo muy joven y murió dejando un legado musical que durará toda la eternidad. Eso es lo que sueño.
¿Tienes miedo a no ser eterno?
Sinceramente, a lo que más miedo tengo es a perder a las personas que quiero, que sean ellas las que no sean eternas…
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