Un maratón hacia una moda reciclada, más justa y sostenible

‘Estación de reparación’, en el maratón de moda de La Casa Encendida, Madrid.

No hay más que darse una vuelta por el centro de nuestras ciudades para comprobar que existe una tendencia que parecen no tener fin: la de las compras de moda ‘de usar y tirar’ en el círculo vicioso del consumo sin fin. Si hay una catástrofe, provocada, que sirvió para abrir los ojos a lo que supone este negocio fue el colapso del edificio Rana Plaza en Bangladesh, hace ahora 10 años, donde murieron más de 1.000 trabajadoras de la confección. Este fin de semana, La Casa Encendida de Madrid ha vuelto a poner el foco en un sector que mueve cientos de miles de millones de euros al año; lo hace con una nueva edición del ‘Maratón del reciclaje textil’ para reflexionar sobre lo que supone lo que llevamos puesto.

Una montaña con 26 kilos de ropa usada nos recibe nada más traspasar la puerta de este centro de cultura y sostenibilidad. A su alrededor, cinco creadoras diseñan y crean sus prendas a través de la técnica del upcycling, es decir, reutilizando los materiales para darles una nueva vida. Una confecciona una chaqueta con un pantalón vaquero corto y un chubasquero, otra tiñe una sábana y las terceras aún andan pensando en el diseño en una mesa llena de prendas usadas.

Para hacerse idea de lo que es la ropa y el calzado, la ONG Earth ofrece algunos datos en un informe reciente: cada año se producen 92 millones de toneladas de residuos textiles en el mundo; es decir, el equivalente a un camión de basura lleno de ropa termina en los vertederos cada segundo; si la tendencia continúa –y nada parece frenarla– se espera que la cantidad de desechos se dispare hasta 134 millones de toneladas al año para finales de la década.

La Casa Encendida se une al movimiento Fashion Revolution, surgido en homenaje a la masacre en Rana Plaza y con presencia en 70 países, con una programación que incluye actividades, talleres y foros para el debate. Entre las invitadas, el jueves estuvieron la investigadora Lis J. Suárez y la periodista Brenda Chávez, del colectivo de investigación Carro de Combate. Ambas recordaban  la situación laboral en ese mundo laboral que vende glamur y está formado, sobre todo, por mujeres. Y es que mirar las etiquetas al comprar puede ayudar a relacionar esa camiseta a 6 euros con el hecho de que el 35% y el 40% de quienes las fabrican ni siquiera cobren el salario mínimo para subsistir, ni en India, ni en Camboya, ni en Bangladesh… Investigadora en economía circular en la Universidad de Utrecht (Países Bajos), Suárez han lanzado varias iniciativas para promover la moda ética y sostenible en un negocio que mueve facturaciones astronómicas y llena los contenedores de ropa a un ritmo desorbitante.

VII maratón de reciclaje textil en La Casa Encendida.

¿Y qué hacer con tanto residuo?¿Por qué no ponerlo de nuevo en valor, dado que las empresas no parecen dispuestas a dejar de producir colección tras colección? En eso lleva años la diseñadora francesa Maroussia Rebecq, que en 2002 fundó el colectivo Andrea Crews para poner el valor el reciclaje de la ropa, un proyecto de innovación social y sostenibilidad ambiental. Tuvo tanto éxito la marca que, finalmente, se convirtió en una más del mercado y Rebecq acabó saliéndose del colectivo para crear algo nuevo en 2022: Upcycle Solution. Su objetivo, trabajar con los excedentes industriales, es decir, esos stocks fabricados que no se venden y en algunos casos acaban abandonados en el desierto de Atacama (Chile). Ella quería darle un nuevo valor y, de hecho –contaba el viernes–, llegó a un acuerdo con una gran empresa, pero finalmente la dirección vio que no podía sacar una producción tan elevada como pretendía y acabó desistiendo de la solución upcycling.

“De la moda me interesan las personas, que se muestren de todo tipo de cuerpos, al margen de la edad, porque así es la realidad… Y seguiré insistiendo con las empresas para darles una solución. Está claro que hay que decrecer y deconstruir el sistema actual y, aunque es verdad que algunas hacen greenwashing con el tema de vender su ropa de segunda mano o se adueñan del upcycling, cada vez más marcas se esfuerzan en trabajar estos temas, y si surge una demanda, será bueno para todos los que trabajamos en ello”, señaló la diseñadora.

La programación continuó ayer, desde las 12 a las 20 horas, con una performance participativa con la propia Rebecq, quien –con un equipo de estilistas y expertos en costura, maquillaje, peluquería, fotografía y vídeo– transformó el patio de La Casa Encendida en un estudio de diseño en el que el público se convirtió en modelo y experimentó un cambio de imagen a partir del reciclaje. Por la tarde, además, se organizó un taller de joyas realizadas con residuos de textiles. No sólo se explicó cómo es el proceso para reutilizar el material, sino que los asistentes pudieron realizar las piezas que pudieron llevarse. Toda la ropa usada en el evento proviene de Recumadrid, una entidad de inserción socio laboral con la que se colabora desde las primeras ediciones del Maratón.

Y para hoy, domingo, el Maratón ofrece un espacio dedicado al movimiento europeo Right to Repair (Derecho a Reparar), donde los asistentes pueden realizar pequeños arreglos y reparaciones a sus prendas bajo la batuta del colectivo Costura Remake. Explican desde La Casa Encendida que será una “estación de reparación” para aprender de forma colaborativa a tareas sencillas como poner botones, arreglar bajos, parcheados, zurcidos, cremalleras y bolsillos. Para facilitar estos arreglos se dispondrá de todos los materiales y herramientas necesarios.

“Es un encuentro anual que genera mucha comunicación y complicidad entre los que vienen. Nos hemos olvidado de coser y ahora solo compramos, pero es una actividad que, hecha en grupo, resulta atractiva. No hay lugares donde adquirir prendas recicladas en otras, pero siempre podemos intentarlo con esa ropa que ya no nos ponemos, y aquí surgen muchas ideas”, comentaba la comisaria del maratón, Zaloa Basaldua, socia fundadora de Altrapo Lab y experta en sostenibilidad y circularidad textil.

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