Marc Parera: “Muchas veces necesitamos que nos quieran”

Marc Parera, autor de ‘La noche más clara’. Foto: Albert Rodríguez.

Marc Parera (Barcelona, 1979) es licenciado en Filología Catalana y en Periodismo. Además de ser profesor y traductor, ha trabajado como coordinador y redactor del programa de debate ‘Millennium’ en la televisión autonómica de Cataluña y ha colaborado con ‘La Vanguardia’ y la ‘Revista Musical Catalana’. En 2024 vio la luz su primera novela, ‘La nit més clara’ (La Magrana), y ahora Dos Bigotes publica el texto en castellano, traducido por el propio autor. El conflicto principal reside en que, por azar y por cuestiones económicas, el protagonista se adentra en el mundo de la prostitución. Hemos hablado con Marc.

¿Qué te llevó a escribir ‘La noche más clara’

La historia surgió hace unos 15 años. Vi Opening Night, de John Cassavetes, y me fascinó tanto la película como su protagonista. No quería replicar una Gena Rowlands como personaje principal de mi novela, así que se me ocurrió trasladar el foco hacia un chico que sufre una pérdida familiar. El conflicto principal reside en que, por azar y por cuestiones económicas, se adentra en el mundo de la prostitución, un mundo que inicialmente va a hacerle sentirse deseado, pero que no va a darle el afecto que necesita. 

La muerte del padre de Damià, el protagonista, es el detonante de su viaje emocional. ¿Consideras que el duelo y la soledad son los dos pilares centrales de la novela? 

Toda la novela es el camino que realiza el protagonista, Damià, partiendo del duelo. El dolor lo empuja a realizar un recorrido inesperado. Desde el inicio, la herida emocional por la pérdida de su padre está ahí para ser sanada, pero tienen que transcurrir varios años hasta que regrese al punto de partida para cerrar el círculo. Hay otros temas, como la prostitución o el paso del tiempo. 

En las primeras páginas, el protagonista se pregunta: “¿Y si hiciera como mi padre y redujera el lenguaje al mínimo? ¿Disminuiría mi dolor a través del silencio?”. ¿Consideras, como él, que el sufrimiento puede ocultarse bajo capas de hormigón y tierra?

El lenguaje permite exteriorizar bien lo que pensamos, aunque no sé si es tan efectivo para describir lo que sentimos. Por otro lado, Damià también se da cuenta de que las palabras no permiten liberar su dolor. Por eso opta por el silencio. Imita también a su padre. Es un error. La herida sigue ahí. 

Damià es un personaje atrapado entre dos realidades: la del estudiante formal durante el día y la del hombre que vende su cuerpo por las noches. ¿Qué buscabas transmitir con esta dualidad? ¿Te resultó difícil abordar el tema de la prostitución masculina?

Ese contraste me permitía narrar unas escenas de un club de prostitución junto con descripciones de la vida urbana que Damià observa. Estas últimas suponían aire fresco al relato, son un reflejo de lo que él siente y muchas veces iluminan la historia. Me gustaba definir al protagonista a través del entorno. Cuando empecé a escribir la novela, no había demasiada información sobre prostitución masculina. Es un asunto muy complejo y, a pesar de que he utilizado trazos poéticos para suavizar escenas que podrían ser sórdidas, he intentado no frivolizar sobre el tema. En la novela también hay mujeres que ejercen la prostitución y la mayoría de ellas tienen un drama que las ha llevado hasta ahí. 

Sus clientes aparecen como figuras fugaces, unas veces inquietantes (incluso peligrosas) y otras, patéticas. ¿Qué papel juega el sexo con desconocidos en la experiencia personal del personaje? ¿Se trata de una huida o, más bien, de una búsqueda?

El protagonista necesita afecto. Él accede al sexo, pero en cierto modo huye del contacto con los clientes por dos motivos. Estos solo quieren su cuerpo para concederse placer o bien intentan formar un vínculo para nutrir sus carencias emocionales. Quizá es una de las respuestas más sabias que realiza. 

El escritor Marc Parera.

El escritor Marc Parera.

En la novela, el cuerpo es un objeto de deseo y una herramienta de supervivencia, pero también una máquina que se deteriora y, en ocasiones, deja de funcionar. ¿Qué reflexión propones sobre nuestra relación con el cuerpo en ‘La noche más clara’?

La novela no solo plantea la evidencia de que el cuerpo evoluciona con el paso del tiempo, sino la disociación que tiene el protagonista entre su cuerpo y mente. Al inicio, ambos están alineados, pero poco a poco se produce un desajuste. No sucede por desvincular el sexo del amor, sino porque nunca ha experimentado el afecto y el sexo juntos por alguien. Para otras personas esto no sería significativo, pero es lo que él necesita.   

La Barcelona nocturna es un personaje más: inquietante, silenciosa, pero a la vez llena de vida. ¿Cómo has construido este viaje a lo largo del camino de baldosas grises?

En la novela, la ciudad de Barcelona acostumbra a tener una dualidad. Por un lado, hay una naturaleza emergente, luminosa, apasionante y muchas veces desconocida. Por otro lado, una gran ciudad puede suponer también un entorno algo hostil. Es una novela de contrastes: luz y oscuridad… Podría haber sucedido en cualquier gran ciudad, pero en cuanto a estas características, solo he vivido en Barcelona, así que surgió de modo natural

Al adentrarse en sus páginas, el lector casi llega a sentir el frío de la ciudad o a percibir la oscuridad que envuelve sus calles. De igual modo, es como si uno pudiera escuchar la música que el protagonista oye en su mente cuando necesita disociarse. ¿Fue un efecto buscado? ¿Tenías la intención de escribir una novela sensorial?

Pensé que la alternancia entre una perspectiva general y un punto de vista muy concreto construiría el universo de la novela. Además, añadí una gran capacidad sensible del protagonista hacia detalles que pueden pasar desapercibidos por la mayoría. De este modo, el duelo se magnificaba. Quise centrarme en lo crucial para la trama. Sabemos qué siente Damià, qué piensa y cómo actúa, pero por ejemplo no describo cómo es. 

La relación de Damià con su abuela refleja una gran ternura, lo que ayuda a digerir otros pasajes más duros. ¿Qué importancia tiene un vínculo así en medio de una realidad que, a menudo, se nos presenta como cruel y deshumanizada?

El personaje de la abuela de Damià es un punto de luz de la novela. Él la ama y la cuida y supone un flotador en el mar incierto en el que se mueve. Crear vínculos en los que impere el afecto y el amor es importantísimo. Muchas veces necesitamos que nos quieran, nos centramos en ese vacío y no nos damos cuenta de que amar a los demás también es un regalo, nos permite conectarnos con nuestra mejor versión. 

El vínculo que establece con sus compañeras prostitutas y las muestras de afecto entre ellas suponen un remanso de paz en medio de la violencia y la sordidez del mundo de la noche. ¿Son las relaciones interpersonales lo único que puede salvarnos de la vulnerabilidad y del desamparo?

Quizá no lo único, pero sí algo muy importante. Es esencial formar vínculos con personas de nuestro entorno y sobre todo que estas relaciones sean saludables. Las chicas del club están igual de atrapadas que él, aunque por otras circunstancias. Quise que fueran tejiendo una red que los uniera, que formaran una especie de familia.  

En tu opinión, ¿la vida es como un túnel eterno de autopista, donde, “por mucho que intentes encontrar un punto de luz al final, este nunca llega” o, por el contrario, es más como un cubo de Rubik y, a veces, “un movimiento inesperado ayuda a alcanzar el orden perfecto”?

Depende del momento vital en el que me encuentre. (Risas). Pero visto con distancia, me inclino a pensar más en la segunda frase. Las cosas más sorprendentes me han llegado cuando no las he esperado. A pesar de que suelo ser insistente, a veces creo que no hace falta dedicar tanta energía a cosas que no dependen exclusivamente de uno mismo. 

¿Qué representa esa «noche más clara» a la que hace referencia el título? ¿Podemos confiar en la posibilidad de hallar luz en medio de las tinieblas?

La noche más clara hace referencia, de hecho, a una de las noches más cortas del año. En el libro se trata de uno de los momentos más felices que tiene el protagonista. Sin duda, siempre hay luz en medio de las tinieblas. Lo ideal es ser capaces de ver la multitud de elementos y personas en nuestro entorno que son el faro que a veces necesitamos.

Sin duda, uno de esos faros sería el personaje de Albor, un joven de unos 15 años que, de alguna manera, arroja un poco de luz en la vida de Damià. En un momento dado, el protagonista le dice que “el amor no es como en las películas”. ¿Qué sucede cuando estamos en plena fase de enamoramiento y todo nos parece ideal? ¿Deberíamos dejarnos llevar y disfrutar de un romance cinematográfico o, por el contrario, estar prevenidos para cuando la comedia romántica se convierta en drama bélico?

Responde a una de las partes que más me gustan del libro, porque de repente Damià descubre que el mundo le habla con un nuevo lenguaje. Albor no deja de ser un espejo del Damià inocente que un día llegó a ser.  El enamoramiento es una fase pasajera, pero el amor puede ser permanente. Damià experimenta esto último de un modo sublime. Esto le permite recordar todas las identidades que ha sido, para seguir mutando de un modo más amoroso y constructivo hacia una mejor versión de sí mismo. 

‘La noche más clara’ es una novela que se bebe a pequeños sorbos y, en ocasiones, a chupitos de un licor fuerte y amargo. ¿Por qué has elegido escribir esta historia fragmentada en pequeños párrafos? ¿Te has sentido influenciado por autoras como Agota Kristof, célebre por su estilo breve, directo y perturbador, cuyo libro de relatos ‘Tant és’ (Àmsterdam, 2024) tradujiste al catalán?

El gran cuaderno de Agota Kristof me marcó. Me resultó impresionante el uso del lenguaje conciso y objetivo, y creo que es una autora con una voz singular y un universo propio. Estuve años y años eliminando palabras de mi novela para que solo quedara lo esencial. Como si así pudiera compartir esa pasión con el lenguaje con Kristof. A su vez, intenté distanciarme de su influencia con un uso más poético para suavizar la historia. 

En la parte de Agradecimientos mencionas a importantes directores de cine: Pedro Almodóvar, los Javis, Luca Guadagnino, John Cassavetes, Jean-LucGodard y Krzysztof Kieslowski. ¿Cuáles de sus trabajos cinematográficos te han inspirado a la hora de escribir la novela? 

Los tres primeros son autores a los que admiro y a los que me gustaría conocer. Para La noche más clara quería el duelo de Azul, de Kieslowski, el drama interno que vive la protagonista de Vivir su vida, de Godard. La alusión al paso del tiempo y a la necesidad de afecto de Opening Night impregna el primer fragmento de la novela. La ventaja de la literatura no es solo beber de otras artes, sino fusionarlas. 

¿Tienes ya en mente futuros proyectos literarios? 

Mi agencia literaria va a valorar una segunda novela bastante diferente que escribí hace tiempo y que revisé hace unos meses. Todavía no sé si va a salir adelante. Por el momento, me gustaría ver traducida La noche más clara a otros idiomas, pero esto no depende de mí y, a veces, es una especie de fantasía. También me encantaría volver a colaborar con algún medio de comunicación. En conclusión, agradezco lo que me ha ocurrido hasta ahora y siento ilusión por lo que pueda venir.

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