Micah P. Hinson, único y delicado, cierra el festival Bee Week
Personaje único y estrafalario, artista delicado y atribulado, Micah P. Hinson es un cantautor nacido en Memphis, Tennessee, hace 42 años, que está presentando su nuevo disco, ‘I Lie To You’. Atrás quedan un buen racimo de discos llenos de canciones con sabor a tierra, con humedad de lágrimas en los estribillos, con los dedos amarillos de la nicotina que se impregna tras los muchos cigarrillos consumidos durante toda una mala noche de insomnio. Este inclasificable músico cierra la programación del Bee Week, un nuevo festival musical que se está celebrando toda esta semana en diversas salas de Madrid.
I Lie To You redunda en el estilo del tejano; resulta un trabajo introspectivo que exhibe el músculo de la fragilidad. Micah es el arquetipo de una América extraña y peculiar, en la que cohabitan las sectas cristianas, los amigos del rifle y los adictos al fentanilo. Una América que él padece y disfruta a través de canciones frágiles, pero profundas. Un especialista lo metería en el cajón del Altcountry o Americana, pero hasta en ese lugar resultaría una rara avis, quizá porque la lindes entre el personaje y la persona se confunden.
¿Cómo te sientes cuando dicen de ti que eres un artista maldito?
Me atrevo a decir que ser considerado como tal puede ser una influencia anormal en la mente humana. El refrán dice: ‘Si camina como un pato, es un pato’, y yo caí en este concepto. Me resulta extraño que me consideren maldito. No me ayudó –ni me sirvió de nada– en mi carrera. Fui yo quien ayudó a mover esta idea –con algunas de mis acciones y mis palabras–, así que soy el primer responsable. Me parece un proceso de pensamiento agotador que maldiga, todavía hoy lo hago, las cosas que la gente escribe, y dice, sobre mí. Al final, no soy un pato, y no camino como un pato.
Desde el principio se habló de drogas, de locura y de todos esos temas clasificados y salaces que llenaban las páginas de periódicos y revistas. Era una buena historia: chico de Texas, toca canciones tristes, problemas con la ley y la vida… Sí, lo entiendo. Y, mira, funcionó. A cualquier escala, grande o pequeña, se hablaba de esas cosas. Había pasado por aquello, de alguna forma o manera, pero era un agujero negro –la forma en que me veían–, era un agujero negro que me absorbió. Mi mentalidad era: «Si la gente lo piensa, pues a la mierda, inclínate por ello, sé el forastero, sé el paleto tejano triste con una pila de penas a su lado, a la izquierda, y una pila de canciones a la derecha». Quizá fue efectivo, pero tengo que filosofar sobre el concepto: ¿Qué precio he pagado?
Has grabado este disco en cinco días (con sus noches), ¿cuánto tiempo te llevó componerlas?
Los primeros días en Calitri (Italia), cuando empecé a grabar con mi productor, Asso, fueron cinco días, pero luego llegó La Plaga y la forma en que trabajamos en el disco, la forma en que nos vimos obligados a trabajar en el disco, debido a las restricciones de salud y de viaje, todos conocemos el resultado… Durante ese tiempo, Asso trabajó con un batería y grabó gran parte del álbum. Yo no disponía del equipo que utilizaba Asso, así que no tenía mucho sentido que grabara nada en Texas, por lo que Asso cogía lo que yo escribía, las partes que le enviaba, y las grababa de la mejor manera posible. Hay algunas canciones en las que no toco ningún instrumento.
La composición de las canciones del álbum se remonta a toda mi vida. Cuando trabajaba en I Lie To You, me di cuenta de que todas mis canciones, o gran parte de ellas, hablaban del pasado –utilizaba recuerdos y cosas del pasado para escribir canciones– y eso me hizo pensar que si sólo escribía en pasado, ¿qué iba a ser de mi presente? Y, más aún, ¿de mi futuro? Quedarme en el pasado no me permitía progresar, ni musical ni personalmente. Cuando escribí Ignore The Days (primer single del nuevo disco), sentí que era el momento de dar la espalda a mi antigua forma de vida: cantar sobre cosas muertas y gente muerta. Decidí que escribir desde mi presente, o desde mi perspectiva de futuro, era el único lugar desde el que escribir, y desde ahí he escrito más canciones que en los últimos 10 años, desde la concepción de I Lie To You.
Tu tono y timbre de voz me recuerda a William S. Burroughs, tengo varios discos suyos haciendo ‘spokenword’…, ¿te lo habían dicho antes?, ¿qué te parece este polifacético escritor?
Era un ser humano interesante. Intenté leer El almuerzo desnudo, pero, tan joven como era, no lo entendí. Leí un montón de Kerouac. Un montón de Bukowski. Leí una vertiente diferente de la Generación Beatnik, aunque teniendo en cuenta la edad que tenía Burroughs cuando todo eso estaba ocurriendo, me resulta interesante encajarlo en esa burbuja específica. No puedo decir que sepa lo suficiente como para tener una opinión sólida y clara sobre el hombre.
Tuve una severa adicción al Fentyl, esencialmente heroína en su base. Era una droga que me recetaron los médicos de Texas. Tomé la droga durante más de 10 años. Un día me miré al espejo, parecía un esqueleto, y supe que si no dejaba el hábito –o el tratamiento que me había recetado el médico– iba a morir. No era una metáfora. No era una fantasía. Me estaba muriendo. Les dije a los médicos que quería dejarlo. No me ayudaron. Me dijeron que dejar la droga iba a ser fácil. Estaban terriblemente equivocados. Fue un año salvaje de mi vida desintoxicándome de esa droga. Durante ese tiempo, leí un artículo de Burroughs en el que hablaba de una forma de opio que no colocaba a la persona. Creo que esta pieza fue escrita en los 60. Claramente esta droga no se puso de moda y, en muchos sentidos, las drogas empeoraron.
Tú también escribes, en España tienes publicada una novela, ¿qué más material escrito tienes publicado en EE UU? ¿En qué andas ahora metido en esa faceta tuya de escritor?
Sí, tengo una novela. Se titula No voy a salir de aquí, aunque originalmente se llamaba Puedes vestirme, pero no sacarme. Fue publicada por Alpha Decay y distribuida en la mayoría de los países de habla hispana de todo el mundo. El libro nunca se ha publicado en inglés. Sigo en contacto con mi editor. He enviado algunas otras cosas y he trabajado en algunas novelas más, pero nada ha dado en el clavo. Tengo más dentro de mí. Espero escribir algún día algo importante.
Hace no mucho (en 2020) trabajabas en una pizzería y un videoclub cuando no estabas dando conciertos, ¿puedes ahora ya vivir al 100% de tu música?
Ojalá fuera una explicación fácil contarte la razón por la que estaba trabajando en esos sitios y no iba tanto de gira, pero no es fácil. Había algo que me pasaba durante ese tiempo –era mi música, era mi discográfica, era la gente que reservaba mis conciertos, era la vida– y eso es un pozo profundo en el que caer. Incluso antes de The Holy Strangers (2017), estaba luchando con muchos aspectos de mi vida y sentía que esos últimos discos iban a ser los últimos. No disfrutaba tocando música. Demonios, no estaba disfrutando de la vida.
Estando así, trabajar en esos sitios era una experiencia infernal. Cuando llegó La Plaga, el jefe de la pizzería mantuvo el local abierto. Yo hacía la masa para el local, lo que significaba que no tenía que estar cerca del público, así que trabajaba cuando quería; lo único que importaba era hacer el trabajo. Pasé una cantidad increíble de horas contemplando la vida y filosofando sobre la existencia: lo necesitaba. Escuché algunos podcasts sobre Historia antigua –horas y horas de estos programas–, así que aprendí mucho. Y, sin que haga falta decirlo, el videoclub era muy extraño y maravilloso. Los tipos de personas que todavía alquilan películas físicas son fascinantes.
Tienes una relación especial con España, más aún con la catedral de Santiago de Compostela… Viniendo de una familia muy religiosa, ¿crees en serio en los milagros?
Hay cosas que he escrito o dicho en entrevistas o artículos sobre la idea de los milagros. Pensando en el pasado, estoy seguro de que en algún momento creí que los milagros eran verdaderos o reales. Ahora, no lo sé. Hay muchas cosas que no sé, los milagros son una de ellas, y, además, este concepto de Dios, Moralidad y similares… La religión cristiana (casi todas las religiones, en realidad) basa sus dogmas en el miedo, el castigo, el pecado, no debes salirte del camino, te está vigilando Dios. Las imágenes terribles de Cristo sangrando, flagelado… ¿qué puede tener de bueno o de esperanza semejante mezcla de sangre y penitencia?
No hay nada bueno, ni esperanza, en mi opinión, que salga de la religión. Me crie en una secta del cristianismo llamada La Iglesia de Cristo. Era una secta que se formó a mediados del siglo XX. Creían en el bautismo y, más tarde lo supe, en la Nueva Tierra. A través de esta religión me enseñaron sobre el odio, la separación, la cultura de la violación, el pecado, la vergüenza, la deslealtad, entre muchas otras cosas. Podría escribir un puto libro sólo sobre este tema; cómo afectó e influyó en mi vida. Es una situación demasiado profunda para intentar explicarla aquí.
Un pariente mío me dijo no hace mucho: «Esta moral va a hacer que me meta una bala en la cabeza», después de haber intentado suicidarse. Eso explica muchas cosas. Y como me dijo una amiga el otro día, mientras hablábamos de este tema: «Ya no siento culpa». Ambas afirmaciones muestran la sencillez para explicar el trauma que se perpetra en nombre de Dios.
¿Te has instalado en España con toda la familia o vas y vienes de Europa a los EE UU?
Voy y vengo. Mitad en España, mitad en Texas. Es una maldita larga historia.
¿Desde qué parte de tu cuerpo sientes que te salen las canciones?
No estoy muy seguro respecto a esta pregunta. No creo que mis canciones provengan de ningún lugar místico.
Cuando compones, ¿tienes alguna guitarra especial que te acompañe en ese proceso y a la que guardes especial cariño?
El año pasado estuve en Colombia con mi novia. Estábamos en una ciudad donde ella pintaba, es muralista de profesión. No me había llevado la guitarra. Quería tocar mientras estaba en el país, así que los dos nos dirigimos calle arriba a una serie de tiendas de música. Vi una que era de madera clara; era ligera, con cuerdas de nailon. La compré por 37 dólares. Me sentí como un ladrón. Era un ladrón. Es la mejor guitarra que he tocado. Es ligera y soy capaz de sacarle multitud de sonidos. Me alegro de tenerla.
¿Qué música escuchabas de niño?
De joven escuchaba a Ministry, The Cure, My Bloody Valentine, John Denver, Skinny Puppy, Sunny Day Real Estate, Built To Spill, Reverend Horton Heat, Nirvana, Jeremy Enigk, Pedro The Lion, The Velvet Underground, Nitzer Ebb, Starflyer 59, HUM, etcétera.
¿Cuáles son tus bandas o artistas favoritos de aquí?
Xoel López y Lorena Álvarez.
¿Has escuchado a Chavela Vargas? ¿Qué te parece?
Sí, ciertamente he escuchado a Chavela Vargas. Mi novia es de Colombia y me impresiona su gran y vasto conocimiento de todas las cosas bellas y sinceras.
El concierto de Micah P. Hinson cierra la primera edición del festival Bee Week el próximo lunes, 20 de marzo, en la Sala Moby Dick de Madrid.
La primera edición de Bee Week quiere rendir homenaje a la vida en armonía, a la sostenibilidad entre ciudad, naturaleza y música en directo. Arrancó el lunes 13 de marzo y se celebrará hasta el 20 de marzo, con 18 bandas en las mejores salas de la capital Hoy jueves: el rock de NoProcede en Copérnico, el folk de Tribu Cendra en Cadavra y La Demoscópica de Mondo Sonoro en Teatro Barceló. Mañana viernes: una de las revelaciones de este año: shego en Teatro Barceló, el rock de autor de Kike M en Siroco y el blues de Los DelTonos en The Basmnt. El sábado, el indie de Niños Mutantes en Teatro Barceló, el rock de autor de Lucas Colman en The Bassmnt. El domingo, el rock de autor de Alejo en Vesta y el indie rock de Repion en El Sol. Y el lunes, cierre con Micah P. Hinson.
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