Miguel Delibes de Castro: gracias a los zorros, hongos, ostras, buitres
Al biólogo Miguel Delibes de Castro, que fue director de la Estación Biológica de Doñana durante ocho años, le gusta transmitirnos que la naturaleza es indispensable. Así lo ha querido plasmar en su libro ‘Gracias a la vida’. “Los humanos somos parte de la naturaleza, hemos evolucionado con ella, y en consecuencia toda nos es necesaria”. ‘Gracias a la vida’ es un texto de agradecimiento, de celebración. Como cuenta el autor en el prólogo, “Violeta Parra se suicidó, algo de lo que recibía de la vida falló y decidió que no merecía la pena seguir. Destruyendo la naturaleza, la humanidad está en trance de suicidarse también, aunque nos cueste admitirlo y ocurra muy a nuestro pesar”. ‘El Asombrario’ ha hablado con él.
Este libro da las gracias a las malas hierbas que nos curan, a las lombrices que colaboran en la formación y el mantenimiento del suelo fértil, al fitoplancton que recibe carbono, libera oxígeno y fabrica materia viva. También al zorro, a los murciélagos, los hongos, las ostras, los polinizadores, a los buitres.
Miguel Delibes de Castro es uno de los biólogos más reconocidos en España. Desde 1988 hasta 1996 fue director de la Estación Biológica de Doñana y desde 2013 a 2024 presidente de su Consejo de Participación. Como él cuenta, ahora todavía investiga un poquito y cuida de sus nietos.
Después de 15 años ha podido cumplir con la palabra dada a su padre Miguel Delibes de explicarle la importancia de la biodiversidad.
Efectivamente. El libro lo ha motivado la relación con mi padre a lo largo de los años. Las conversaciones que mantenía con él me llevaron a pensar que tenía que convencerlo con argumentos más nutridos que los que había utilizado hasta entonces para explicarle la importancia de la biodiversidad. Siempre le decía: escribiré un libro y te lo demostraré. Lamentablemente, no lo cumplí cuando él vivía y, probablemente, si no hubiera surgido la pandemia, que me encerró en casa y me hizo escribir, no lo hubiera escrito tampoco.
Su libro trata de la biodiversidad en el planeta y la necesidad que tenemos de ella. Se acaba de celebrar la Cumbre de la Biodiversidad en Colombia (COP16) y ahora acaba de comenzar la del Clima. ¿Qué opina de estas reuniones?
Tienen sentido al ser una llamada de atención a la responsabilidad. Hacen falta, pero también es cierto que son mucho menos eficaces de lo que pensábamos al principio. Cuando la Cumbre de la Biodiversidad Biológica que se celebró en Río en 1992, parecía que íbamos a cambiar el mundo. Luego todo se atasca al surgir otros problemas. Creo que son necesarias, pero deberían ser más ágiles a la hora de implementar los acuerdos. Es fácil generar acuerdos que no impliquen obligaciones. Es fácil recomendar, desear y el que quiera que cumpla o no. Aún así marcan un camino.
¿Cree que se tiene en cuenta la importancia de ciertos animales en los ciclos biológicos y, por lo tanto, no hay que despreciar a ninguno?
En las personas hay dos pulsiones, una que nos lleva a apreciar animales bonitos, carismáticos, y otra que nos hace tener repulsión por alguno de ellos, incluso sabiendo que nos son útiles, que nos vienen bien. Hay personas a las que le disgustan los murciélagos o las arañas. De niño yo tenía un amiga que no podía ver un pájaro, incluso una pluma le generaba una cierta histeria.
Yo he escogido especies poco atractivas para decir que esas también nos vienen bien, no solo las golondrinas, las mariposas o las orquídeas. Hay plantas que pinchan y eso que denominamos malas hierbas. Los insectos nos pican, muerden y otros se han vuelto plagas a lo largo de la Historia. Así que entra dentro de lo normal que unos nos gusten y otros no.
De pequeños nos decían que las golondrinas habían quitado las espinas a la corona de Cristo o que las cigüeñas traían a los niños, así que a estos animales lo respetábamos. Lógicamente, esto se ha sustituido por un pensamiento más racional que es el que he volcado en el libro.
Dentro de nuestros ecosistemas, ¿a qué especies deberíamos estar prestando más atención por estar amenazadas?
Hay que conservarlas todas. No creo que lo mejor sea fijarnos en una sola. Se habla del visón europeo, también del gato montés. Pero la amenaza también se está dando en el mar. Recuerdo que hace unos años vinieron a Doñana unos investigadores daneses, ¡creo!, que estudiaban una especie de grillo que vivía en las costas ibéricas y que había desaparecido de ellas menos en Doñana, al estar menos urbanizada. Era el único sitio para estudiar la comunicación acústica del grillo.
Cuando se pierde un bosque, cuando se seca un humedal o un río, desaparecen especies que incluso no están inventariadas y son fundamentales.
Supongo que cuando se recupera una especie, en este caso una que ha tenido vinculación con usted como es el lince, estará contentísimo…
Sí, estoy muy contento. Uno de mis pesares más íntimos y afectivos, más que racional, era pensar que el lince pudiera desaparecer de la Tierra antes que yo. Así que deseaba que no fuera así. Me alegra que en 2024 haya más de los que yo imaginé. Y estoy vivo.
¿Tenía algún interés particular por las especies de las que habla en el libro?
No. Es curioso, nadie me había preguntado esto. La aproximación que hice a ellas fue partiendo de la idea que quería exponer en cada capítulo. Una vez definida, busqué a los animales y plantas que la ejemplifican. Siempre poniendo el foco en lo que nos aportan. Quería hablar de los medicamentos, ya que estos se han podido obtener de las hierbas, de los caracoles, de los hongos. Podría haber escogido el sauce para explicar la síntesis de la aspirina, pero me parecía más llamativo hablar de malas hierbas.
Otros motivos de interés eran escribir sobre la depuración de los residuos, la contaminación, la limpieza del aire y del mar. Así que puse en valor a los buitres, a las ostras, entre otros.
Su libro también guarda una vinculación con el lenguaje. Muy pocas veces utilizamos ya la palabra diáspora en sentido positivo como ocurre en la naturaleza con las semillas.
La diáspora en ciencia es cualquier elemento que viaja y que porta con él algo, una información sea genética o de origen. La diáspora de las semillas permite que las planta y los árboles se muevan de sitio. La diáspora del polen mediante los polinizadores y el viento ayuda a fecundar a las plantas. Nosotros la asociamos a movimientos trágicos, la diáspora de los judíos, a migraciones forzadas y dolorosas. No conocemos si fue forzada o no la salida de los humanos de África para colonizar todo el mundo.
Piensa que no solo hay que tratar a la Amazonia como el pulmón del mundo, ya que todos los ecosistemas lo son.
Sí, tendemos a hacer metáforas para sensibilizar a la gente. Eso del pulmón de planeta no sé si tiene mucho sentido. En el planeta hay muchos elementos que toman CO2 y emiten oxígeno, entre ellos el fitoplancton marino.
¿Así que hay que insistir en que cuidar el planeta en su conjunto?
Sin duda, hay que decir que, si no cuidamos todo, lo vamos a pasar mal. De hecho, ya lo estamos pasando mal con las sequías, la olas de calor, Danas, inundaciones, fenómenos vinculados al cambio climático. Posiblemente nuestros hijos y nietos vivirán en un planeta más difícil; esto trasmite un poco de miedo, de inquietud, pero es necesario, como también sentir fascinación por la naturaleza que nos permite vivir.
Hay que dar el palo y la zanahoria. Debemos tener una aproximación de cariño a la naturaleza. Emocionarnos y preocuparnos por ese árbol que está en la calle y parece que molesta para aparcar. Pensar que tal vez es más valioso por su sombra que por su madera, te está refrescando, evaporando agua como si fuera un aire acondicionado doméstico, está soltando oxígeno para que respiremos. Asómbrate por eso y disfruta, porque además es bonito.
No le gusta mucho hablar de economía…
Dicen que el dinero mueve el mundo. Cuando los científicos hablan de la contribución de la naturaleza a las personas se refieren a lo no monetario.
Las emociones producidas por la pertenencia a un lugar, a un paisaje, toda esa contribución no se mide en dinero. Nuestro sistema cree que todo se puede destruir y luego recomponer, así que se piensa que destruir es rentable. La reconstrucción genera puestos de trabajo, se invierten fondos y el producto global crece.
He contado alguna vez que cuando la presa de Aznalcóllar se rompió en Doñana, los dos años siguientes el producto interior bruto en la comarca creció. Se generó riqueza, no pobreza. Pero un sistema que destruye el capital natural y produce riqueza está mal enfocado y debemos cambiarlo. Prescindir de la naturaleza nos cuesta dinero a corto plazo y, a largo, no la podemos sustituir.
La naturaleza también necesita de unos plazos.
Eso es lo que pasa en Doñana. El acuífero se va rellenando cuando llueve, pero hay que darle tiempo para que se recargue, de ahí la importancia de no esquilmarlos. La naturaleza es como el dinero, si gastas más de lo que ingresas la agotas.
¿Añora algo de su estancia en la Estación Biológica de Doñana?
Todo tiene su ciclo. Echo de menos la Doñana de 1972, cuando llegué ahí, pero esta ya no existe, era muy salvaje para bien y para mal. Los guardas del coto nos daban las gracias, porque hicimos casas con cuartos de baño. Yo les decía que unos trabajadores públicos no podían estar sin él. El mérito no era mío. En ese aspecto ha cambiado para bien. Pero es natural tener nostalgia de los veintitantos años. Ahora está todo mucho más ordenado, más cuadriculado.
¡Muy ordenada no parece con tanto pozo ilegal!
Bueno, hablo dentro de Doñana. En aquella época no sabíamos que lo de fuera podía afectar tanto. Hemos tardado más de lo debido en advertir los riesgos de estos pozos ilegales. En los últimos cinco años ya se apreciaba un declive. Pensaba que dentro de 50 años seguiría existiendo, aunque tal vez de una manera más artificial. Pero el bajón que ha pegado en estos últimos años te hace dudar.
Considerado uno de los ecosistemas mas bellos de Europa, ¿por qué la sensibilidad política no está a la altura?
La sensibilidad política atiende a muchas cosas distintas. Se puede ser sensible a Doñana y también a tus votantes que están regando allí o a la economía de la provincia. Lo que no existe es una decisión clara. Hay una falta de confianza en los científicos, que llevamos mucho tiempo manifestando preocupación por su deterioro. Los políticos se engañan al pensar que todo es compatible. Me pone muy nervioso comprobar que el acuerdo que se firmó con Doñana no avance más. Se sigue sacando la misma cantidad de agua, se siguen cultivando las mismas hectáreas. Me dicen que España es garantista, que hay que esperar a que se resuelvan los recursos, pero no vamos todo lo deprisa que sería conveniente. Habría que declarar una emergencia.
¿Cree que la Ley de la Regeneración de la Naturaleza recientemente aprobada a nivel europeo será de utilidad?
Creo que es importante, pero debemos pensar en lo que alteramos también fuera de nuestra casa. En Europa podemos regenerar hábitats, pero no a costa de deteriorar los de Bolivia o Borneo u otros lugares; estamos trasladando nuestro impacto ambiental a otros países. Creo que esto no lo estamos considerando suficientemente. Me parece importante además cambiar las normas de comercio, ya que si vamos a comprar aceite de palma a Indonesia debemos restaurar la naturaleza allí, donde se ha destruido la selva para producirlo.
En Europa se pierden relativamente pocas especies, se conservan relativamente bien los hábitats. Doñana nos parece un escándalo, porque es Europa, pero en el mundo hay muchos humedales que se han perdido y se están perdiendo, como en Brasil, por la fuerte sequía que están padeciendo. Debe preocuparnos también lo que ocurre fuera de nuestra casa, ya que en gran medida lo estamos provocando nosotros y nuestro consumo.
Ahora, ¿cuáles son sus intereses personales o profesionales? ¿Va a escribir otro libro?
No lo sé, soy perezoso, me cuesta escribir, corrijo y me exijo mucho. Me han preguntado muchas veces cómo es que ningún hijo de mi padre había salido escritor y decía que era por autocensura. Nos cuesta hacerlo mal. Te echas muchas cargas a la hora de escribir. Actualmente todavía sigo muy activo. Presido la sección de ciencias naturales en la Academia de Ciencias, eso conlleva preparar debates, conferencias, sigo siendo profesor honorífico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas: allí investigo un poquito. Tengo nietos, atiendo a la familia.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
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