Ni mileurista, ni ‘nini’, ni ‘millennial’… ¡Cincuentona!
Seguimos con las novedades en ‘El Asombrario’ para el nuevo curso. Estrenamos columna de opinión. Cada 15 días, la escritora Marta Rañada nos acercará, con humor, ironía y desparpajo, la actualidad cotidiana a la que se han de enfrentar las mujeres que están en los 50. Será nuestra ‘cincuentista’ favorita. Y a mucha honra. Le acompañará a los lápices la ilustradora Concha Pasamar, otra que pisa los 50.
Después de un largo descanso, vuelvo al ataque con mis desahogos quincenales, esta vez en El Asombrario, a pesar de que, a esta edad, una ya se asombra de muy pocas cosas, y mucho menos de las que desaparecen y vuelven a aparecer cuando menos te lo esperas —vosotras ya me entendéis…
A quienes tenéis la suerte de no conocerme, simplemente os diré que soy una cincuentona feliz. Sí, sí, cincuentona y feliz —os juro que es posible, bueno… feliz dentro de un orden, claro—. Lo digo bien alto y con todas las letras, aunque, cada vez que lo hago, algún alma bienintencionada trata de suavizar la cosa y, entre toses, afirma: “Mujer, no eres cincuentona, eres cincuentañera”. Ya sé que lo hacen para halagarme, pero he de confesar que me sienta como una patada en el… sí… lo digo: en el culo —que nadie se moleste, pues una de las ventajas de la edad es que aprendes a decir al pan, pan y al vino, vino— porque no es que tenga nada en contra de la palabra “cincuentañera” —Dios me libre—, pero, qué quieres que te diga, no me identifico con ella: me parece un tanto autocomplaciente. ¡Donde esté un rotundo cincuentona que se quite todo lo demás!
Cincuentona encierra en sí misma la dosis justa de sarcasmo, reivindicación y transgresión que identifica a la verdadera mujer madura. Sí, esa que ha dejado atrás las tonterías, que se ríe hasta de su sombra y que está dispuesta —a veces obligada— a romper todas sus ataduras.
Además, estamos de suerte, porque, no sé si os habéis fijado, pero las mujeres de 50 nos hemos puesto de moda —somos trending topic, que dirían los jóvenes—. He leído en algún lugar que nos hemos convertido en target para muchas empresas. ¡Qué ilusión, la verdad, yo nunca antes había sido target de nadie! Nací demasiado pronto para ser mileurista —ya me hubiera gustado: mi primer sueldo fue de 65.000 pesetas, 390€ para los amigos—, nini o millennial; así que me conformo con ser una cincuentona, y a mucha honra, en la cresta de la ola.
Después de este rollo de autoafirmación y, como los años me han enseñado a amar la contradicción dejando atrás las certezas, os propongo una alternativa bastante digna a esta palabreja que parece haceros sentir incómodos: “cincuentista” —encima es neutra y vale para todos—, que, en mi diccionario particular, se definiría como: cuentista de más de cincuenta que, quizás gracias a la presbicia, es capaz de cambiar el foco para extraer de la vida toda su miga.
Comentarios
Por marian vidal de la pena, el 22 septiembre 2017
Despues de leer 2 veces LAS UVAS DE LA HIDRA y haber pasado momentos tan buenos con el libro, no me pienso perder ninguno de los articulos que escriba MARTA RAÑADA.
Por Marta Rañada, el 24 septiembre 2017
¿Dos veces, Marian? Que feliz me haces!!! Espero que no me abandones!!!
Por Laura, el 23 septiembre 2017
Como siempre, genial!! Espero con muchísima ilusión cada uno de los siguientes artículos! Gracias Marta!
Por Marta Rañada, el 24 septiembre 2017
Y yo espero no decepcionarte, Laura!!! Un beso!!!
Por Mari, el 24 septiembre 2017
Martuchi, otra vez a la carga, ¡ me encanta!
Hermanita, tenemos una cita quincenal!
Besitossss.
Por Marta Rañada, el 24 septiembre 2017
Hermana!!!! Vuelvo al ataque, siiii!!! Felicidades de nuevoy te espero aquí cada quince días, ya sabes!!!
Por M Mercedes Diez Menendez, el 02 octubre 2017
Lo has vuelto a hacer! Bravo!
Por Marta Rañada, el 10 octubre 2017
Efectivamente, Merche, vuelvo a la carga. Ya sabes que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.