‘Moby Dick’ en Canarias: el mítico rodaje cumple 70 años
En los últimos 15 años, los incentivos fiscales al cine han propiciado que las Islas Canarias hayan acogido numerosos rodajes de películas y series nacionales e internacionales. Pero nada ha superado la filmación más importante de su historia, ‘Moby Dick’ (1956), dirigida por John Huston y protagonizada por Gregory Peck. Un hito cultural del que estos días se cumplen 70 años. El autor de este artículo lleva desde 2003 recuperando la memoria de aquel fastuoso rodaje, lleno de anécdotas que os contamos aquí.
Moby Dick, producida por Moulin Productions y distribuida por Warner Bros, fue la película más taquillera en Estados Unidos el año de su estreno, con 10,4 millones de dólares de recaudación. La National Board of Review la eligió entre las 10 mejores de ese año y otorgó el premio a mejor director del año a John Huston y mejor actor de reparto a Richard Basehart. Huston también recibió el galardón a mejor director del Círculo de Críticos de Nueva York. Su relevancia ha ido agrandándose con el tiempo. Asociados a ella aparecen, además de los mencionados Huston y Peck, otros grandes nombres de la cultura mundial, como Ray Bradbury (coguionista), Orson Welles (actor) y Herman Melville (autor de la novela). La historia se basa en un acontecimiento real. En 1820, el barco ballenero Essex fue embestido y hundido por un cachalote. La novela fue publicada en 1851. Está considerada una de las cimas de la literatura mundial.
Moby Dick es de los pocos nombres reconocibles en todo el planeta por personas de todas las edades y culturas. Basten estas palabras de Antonio Muñoz Molina para explicar su trascendencia: “Ahab y Moby Dick son personajes que viven en la conciencia común igual que Don Quijote o don Juan o Hamlet o Robinson Crusoe, pero van más allá en su poder sobre la imaginación, porque tienen además la fuerza añadida y única de construir los elementos de un relato que es mitológico por su capacidad de resumir una categoría profunda de la experiencia humana en su peripecia. Los mitos son primitivos y anónimos: que yo sepa, el único mito creado por un escritor individual, al menos en los últimos siglos, es el de Moby Dick”.
En España, el rodaje de Moby Dick se realizó durante cinco semanas, entre el viernes 17 de diciembre de 1954 y el miércoles 19 de enero de 1955, casi todo en el mar que rodea a Las Palmas de Gran Canaria. En Canarias se rodó la caza de la ballena, el epílogo con Ismael agarrado a un ataúd en el océano, secuencias en la cubierta del barco ballenero Pequod, escenas interiores en los camarotes e imágenes de las tres batidas en las cuatro barcas balleneras que salen en la película.
Los únicos que arribaron a Gran Canaria en avión por el aeropuerto de la isla, entonces un aeródromo de tercera categoría, fueron Gregory Peck y John Huston. Fue el 16 de diciembre de 1954, tras una escala en Madrid de cuatro días con visita a lugares emblemáticos de la capital de España y una multitudinaria rueda de prensa en el aeropuerto de Barajas. Las primeras palabras de Peck en Gran Canaria fueron: “Me siento como si estuviera en Califonia”. Los demás actores (Richard Basehart, Leo Genn, James Robertson Justice, Harry Andrews, Seamus Kelly, Friedrich von Ledebur, Bernard Miles, Tom Cleeg y Edric Connor), más el equipo técnico, así como el voluminoso material de rodaje, llegaron directamente al puerto de la Luz los días previos en hidroaviones.
La filmación significó todo un acontecimiento en la ciudad, que entonces contaba 180.000 habitantes, la mitad que hoy. Se trasladaron 150 personas desde Inglaterra, que se sumaron a unos 60 locales, la mayoría destinados a la construcción de las piezas de atrezzo y decorado necesarias: la ballena blanca; una sección del lomo de la ballena, en un decorado basculante, montado sobre una gabarra; una sección de la cubierta del barco ballenero Pequod, con la cofa del barco; y, al menos, uno de los cuatro botes balleneros. La cola articulada del cachalote se trajo de Inglaterra.
El puerto de la Luz, el más importante del Atlántico Medio, fue clave. Gracias a la existencia de casas consignatarias inglesas en el puerto, la réplica del cachalote blanco albino, de 25,6 metros de largo y 100 toneladas de peso máximo, empezó a construirse el 25 de noviembre de 1954 en los talleres Hull Blyth, propiedad de Miller & Co. Su botadura fue el 29 de diciembre. Amalita Guillén, de nueve años, hija del gobernador civil de Las Palmas, Santiago Guillén Moreno, fue la encargada de estampar la botella de champán contra la cabeza del falso cachalote construido con madera, tela metálica y látex sobre un barco aljibe o chata por entre 40 y 50 obreros del puerto, entre ellos, 15 carpinteros de ribera, los especializados en hacer embarcaciones de madera.
La chata se llenaba más o menos de agua según el nivel de flotación que se requería. Moby Dick llevaba un grillete sumergido en la proa y amarrado ahí un cabo de 70 metros unido al remolcador Fortunate de la Casa Miller. Para rodar, John Huston primero daba orden de dar mucha potencia para que la ballena levantara el morro. Después, pedía parar en seco y, de esta forma, la ballena hundía su cabeza en el mar. Como apoyo, iban un yate para los artistas y tres falúas con avituallamiento, mangueras y aspersores para lanzar chorros de agua sobre el cachalote.
También había que atraer a las gaviotas. Para ello, los ingleses pedían comprar carne de res como cebo. Pero los precios de la carne eran entonces prohibitivos y la gente del barrio de La Isleta se quedaba con parte de aquellas toneladas de carne y al mar echaban las sobras del pescado. En La Isleta todavía se dice que gracias a Moby Dick se pudo comer mucha carne en el barrio.
Huston: “La película es una blasfemia”
La expectación en la ciudad era máxima. La producción había empezado en mayo de 1954 en la bahía de Funchal. Las escenas del puerto de Nantucket (EE UU) se filmaron en Youghal y Cork (Irlanda). Allí tiene lugar la famosísima secuencia en que el Padre Mapple (Orson Welles) sermonea a la población desde un púlpito con forma de mascarón de proa. Welles había llevado Moby Dick al teatro y fue uno de los muchos cineastas que soñaron con adaptarla al cine.
Los problemas graves empezaron en la costa de Gales, donde estaba previsto finalizar el rodaje, más unos planos que se harían en estudio. La película costó siete millones de dólares, encareciéndose tres sobre lo inicialmente presupuestado. Esto escribió Huston en sus memorias, A libro abierto: “Moby Dick fue la película más difícil que he hecho en mi vida. Perdí tantas batallas mientras la hacía que llegué a pensar que mi ayudante de dirección estaba conspirando contra mí. Luego comprendí que era solamente Dios. (…) La película, como la novela de Herman Melville, es una blasfemia, así que supongo que podemos pensar que cuando Dios nos envió aquellos terribles vientos y aquellas espantosas olas estaba defendiéndose”.
En Gales, la producción perdió dos ballenas por las tormentas. Gracias al empresario canario Juan Domínguez Guedes, el rodaje vino a Canarias. Domínguez Guedes era compañero de golf del actor Leo Genn y pasaba gran parte del año en Inglaterra por sus negocios. Prestó una ayuda logística decisiva para enlazar la producción con las autoridades locales, portuarias y casas consignatarias inglesas del puerto.
Juergas, fútbol y boxeo
Muchas jóvenes de las familias inglesas de Las Palmas estudiaban en colegios privados de Inglaterra durante todo el año. Como el rodaje coincidió con las vacaciones navideñas, muchas recuerdan detalles del acontecimiento, pues regresaban a la ciudad y participaron en las numerosas recepciones y fiestas que se celebraron. La colección de anécdotas incluye frecuentes juergas de los miembros del equipo y cómo muchas de ellas se empataban con el trabajo de la mañana siguiente. También corrió el rumor del incidente que protagonizó el director John Huston con un alto cargo franquista, cuando, en estado de embriaguez, quiso besar los pies a su esposa por debajo de la mesa durante una comida en su casa. Gegory Peck hizo un saque de honor en el Estadio Insular. Chutó tan fuerte que alguien gritó desde la grada: “¡Que lo fiche Las Palmas!”. El equipo local había subido ese año a la primera división y durante el rodaje coincidió el partido contra el Real Madrid de Di Stefano, Puskás y Gento. Técnicos ingleses y actores como Leo Genn fueron a verlo, 1-1.
Huston, Peck y Kelly preferían los combates de boxeo. En lo que hoy es el patio del Teatro Cuyás se celebró el 30 de diciembre un combate benéfico con miembros del equipo que logró una recaudación de 10.000 pesetas. Los púgiles fueron el actor Tom Cleeg y el especialista Joe Powell. Ejercieron de ayudantes Gregory Peck, John Huston y Leo Genn. Seamus Kelly fue el cronometrador. Harry Andrews ejerció de maestro de ceremonias. Y Edric Connor cantó el espiritual Ol´Man River.
Los planos más complicados
El rodaje se llevó cabo tanto por el litoral este de Las Palmas, donde se sitúa el puerto de La Luz, como por poniente, donde queda la playa de Las Canteras. Por el este se rodó la toma más peligrosa para Gregory Peck. El cuerpo inerte del Capitán Ahab, con una pierna metida en la ballena, atrapado por las propias sogas de los arpones con los que se había intentado dar caza a la ballena, debía hundirse bajo el agua unos segundos y luego volver a emerger. Todo ello moviendo un sistema mecánico que manejaba a manivela un operario llamado Sindo. Peck hizo la toma dos veces sin recurrir a un especialista y las dos salió perfecta. Al acabar, el actor agradeció a Sindo su pericia, le dijo que su vida había estado en sus manos.
También en el litoral de naciente se rodó el que John Huston consideró el plano más importante de la película: cuando vemos al Capitán Ahab ahogado, atrapado en las sogas usadas para arponear a Moby Dick, moviendo el brazo inerte, como si indicara a los marineros que deben continuar la caza. Huston confesó que fue un plano no previsto en el plan de rodaje que surgió por el propio movimiento del mar.
El rodaje se desarrolló sin grandes contratiempos con una única excepción. El 31 de diciembre de 1954, segundo de rodaje con la ballena, se soltó el cable que unía la maqueta con el remolcador. La ballena había quedado a la deriva y se dirigía hacia la costa. Fue el mismo accidente que en Gales, así que, para evitar un nuevo desastre, John Huston se introdujo por una escotilla dentro del cachalote después de agarrar una botella de whisky. “Hasta el año que viene”, les dijo a los que estaban fuera, después de saludar militarmente a la tripulación y dar un largo trago. No solo se trataba de recuperar la ballena, sino también de salvar la vida al director. El cabo se logró recuperar gracias a la pericia del ayudante de dirección Kevin McClory y su asistente, Isidoro Martínez Ferry, campeón de natación, que se lanzaron al mar. “Grandes olas levantaban la ballena fuera del agua y luego la dejaban caer de golpe. Esos hombres arriesgaron su vida”, escribió Huston en sus memorias.
El divorcio y la barba de Gregory Peck
La popularidad de Peck era enorme. Su estancia en Las Palmas coincidió, además, con el estreno en la ciudad de uno de los grandes éxitos de su carrera, Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953). Con su novia, la periodista francesa Veronique Passani, se alojó en el hotel Santa Catalina, el más lujoso de la ciudad, aunque en habitaciones separadas. Peck estaba en trámites de divorcio de su primera mujer, Greta Kukkonen. El divorcio se formalizó mientras rodaba en Las Palmas. Un año después, el 31 de diciembre de 1955, se casó con Passani, con la que vivió los restantes 48 años de su vida. En el hotel Santa Catalina también se alojaron John Huston, Leo Genn, Richard Basehart y los técnicos más importantes del equipo. El resto se quedó en el hotel Parque, junto al Parque San Telmo, muy cerca de donde estaba el antiguo muelle de Las Palmas.
Varios fotógrafos y las cámaras del NO-DO tomaron registro de Gregory Peck afeitándose la barba que caracteriza al Capitán Ahab. Llevaba seis meses con ella. Fue su último día de rodaje, el 13 de enero de 1955. En Moby Dick, Peck encarnó a un personaje muy distinto a sus papeles habituales, un tipo maniático, amargado, obsesionado, vengativo, persuasivo e iluminado. Desprenderse de la barba significaba dejar atrás uno de sus más carismáticos personajes, que hoy forma parte de la historia del cine. El honor correspondió al barbero local del hotel Santa Catalina César de Llanos Santana. Se hizo en el mar, sobre la cubierta del remolcador Gran Canaria. En su despedida de Las Palmas, Gregory Peck afirmó: “Marcho verdaderamente entusiasmado. Donde quiera que esté, considero un honor y un deber hablar de lo maravillosa que es esta isla, de las grandes bellezas naturales y del clima único que posee. Creo que vendrán muchas películas; es un sitio ideal para el cine”
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