‘Qué puede salir mal’ con Muchachito Bombo Infierno
Cada disco de Muchachito Bombo Infierno abre una etapa en su desarrollo como compositor; ahora le toca el turno a ‘Qué puede salir mal’, su quinto disco, donde agarra con una mano la rumba y con la otra el sonido de New Orleans para crear el ‘Sonido Rumbaorleans’. La urgencia por mestizarse musicalmente y el orgullo de barrio humilde son dos cualidades inquebrantables en el estilo de Muchachito Bombo Infierno, algo genético que viene demostrando desde 2005, cuando publicó su primer disco, ‘Vamos que nos vamos’, más marcadas aún en este nuevo trabajo, donde el indomable artista catalán se lanza en aras de dos músicas de calle, de raíz, creando así un lienzo donde trabajar sus obras llenas de colores y de purpurina para el ánimo.
Qué puede salir mal, según nos explica Jairo (aka Muchachito Bombo Infierno), ha sido grabado con incertidumbre al principio y con calma después. Un disco que empezó a trabajar antes de la pandemia y que terminó al final del verano. Entre medias, me dice off the record Muchachito, le han sucedido muchísimas cosas, pero no de la música. Me dice que no me quiere liar con otros asuntos, que está presentando este disco, pero que ya tiene grabado un futuro lanzamiento donde canta y toca el bombo y la guitarra, one man band, él solo; es más, el título que ha pensado es Cuando el perrico se queda solo. Pero ya hablaremos de eso en otro momento. Si miramos el presente, la parranda multitudinaria está asegurada para los conciertos de la gira que presentará por todo el país este reconfortante disco.
¿Qué ha sido de ti en este tiempo?
He estado unos años de aquí para allá, sin saber dónde poner mi culo.
Vayamos al disco, una afirmación llena de deseos: ‘Qué puede salir mal’.
Lo empezamos a grabar en Madrid, en el antiguo local que tuve allí, y lo hemos acabado en el nuevo que tengo ahora aquí en Barcelona. Ha sido un viaje.
Qué puede salir mal. Ha sido un proceso de casi tres años, ¿me equivoco?
El detonante fue la película El club del paro (estrenada en 2021, dirigida por David Marqués); yo estaba por otros derroteros para entonces, pero el director me insistía en que tenía que hacer la banda sonora. No me veía para hacerlo y se lo dije, pero me contó una movida que me abrió la puerta y, ya entonces, me involucré a tope. Era hacer una canción o una banda sonora a partir de guiones, porque aún no estaba rodada. Empecé con esa canción, fue el detonante. El tema tiene esa ironía de la rumba antigua, ese lenguaje.
Todo ese lenguaje de la rumba antigua se fue extendiendo a lo largo de los siguientes temas que fui componiendo; en este disco no hay canciones de amor, se habla de cosas más sociales, hay metáforas, hay picardía de barrio, historias de barrio que bien podrían ser viñetas de un cómic. El Gato (Gato Pérez) era el mejor manejando ese lenguaje para tratar las circunstancias del barrio; mientras escuchabas la canción, podías hacerte un cortometraje en la cabeza con aquello que te estaba cantando, con aquellas localizaciones y aquellos personajes. Pues esa ha sido la movida: jugar con ese lenguaje.
Has ido sacando alguna canción, previo al lanzamiento del álbum completo, ¿no es así?
Es la forma, se hace así ahora otra vez. Me ayuda, la verdad, es otro tiempo y en esta ocasión me ha venido muy bien. Empezamos a trabajar en 2021 y, desde entonces, han salido tres singles, que cuando leas esto serán ya cuatro. Todos esos singles iban con su videoclip. Me es más cómodo, supone centrarme más en la canción que en el álbum. Grabar un disco completo siempre es de una intensidad muy alta.
‘Qué puede salir mal’ anuncia un “Sonido Rumbaorleans”, ¿en qué consiste?
Es un disco de banda, cadencia de rumba, pero ambiente New Orleans. Jugar en esos ambientes tan de raíz, ese encuentro de la música de la calle. Ritmos que gestionan las despedidas, también los nacimientos, incluso los encuentros.
¿Quiénes habéis creado ese sonido?
David Carrasco está en todo momento ahí conmigo, arreglamos entre los dos, pero él sabe llevarse eso a Plutón: si yo le doy una idea, él la sabe subir a lo más alto. El disco lo hemos producido entre ambos. David fue de los primeros en estar en el Bombo Infierno, nos tenemos tomada la medida perfectamente.
¿Hay una línea argumental en el disco?, al margen del sonido.
Cada canción tiene su vestido. A todas las une el lenguaje. Las letras te llevan por un camino irónico, vitalistas, sin penas.
El disco se abre con una preciosa pieza instrumental, pero no hay solo una, dos piezas más similares se reparten entre las canciones del disco
Es la parte funki de New Orleans. Buscaba una intro para el disco, una introducción musical antes de empezar las canciones, es algo que me gusta hacer. Pero este disco es muy especial, intentaba igualar al menos la que hice en el disco Vamos que nos vamos (2005)… Pero en vez de una intro, encontré buen rollazo, tanto que me dije: voy a estar más rato. Entonces han salido tres, que están repartidas entre las canciones del repertorio de Qué puede salir mal.
Sergi Estella y La Perra Blanco son las guitarras invitadas a colaborar. Dos personalidades, él y ella, muy destacadas en el underground de raíz ‘blusera’ en estos momentos.
Soy muy fan de ambos. Me gustan mucho. Yo no hago solos de guitarra, no los sé hacer, así que han venido para ocuparse de eso, cada una hace un solo magistral.
¿Has estado en Nueva Orleans, has conocido aquello en persona?
Pues no, tengo miles de imágenes en mi cabeza, muchísimos discos de allí, pero es de los sitios a los que no he conseguido ir. Ese rollo de las bandas de calle me da un punto muy guay. Es toda una cultura que ha surgido de la calle, áspera, divertida. Al no conocerlo de primera mano, al no haber estado, he impregnado con rumba esa sonoridad de allí.
Me ha gustado mucho ‘El bailarín nocturno’, ¿qué me puedes decir de ella?
Es una canción que tiene parte de experimento; durante la grabación hemos jugado con esos acordes de la rumba y del dixie. La canción trata sobre irte de fiesta tu solo, salir y pasarte una buena fiesta, pero sin compañía, salir a encontrarte, todo un arte. Esta canción es parte de la búsqueda de ese sonido New Orleans.
En ‘Tus labios son’ saltas a la pista de baile.
¿Sabes? Esa canción la tenía guardada desde hace más de 20 años. Esta canción la tocábamos con Trimelón, pero nunca llegamos a grabarla y estaba ahí, esperando a ser grabada. Se había quedado ahí y habrá quién la conozca de los conciertos de hace 23 años. Bebe de los grandes como James Brown o Prince, pero buscando la sencillez.
En el disco hay dos versiones. ¿Qué nos puedes decir sobre ‘Los besos que tomé’ y ‘Gitanitos y morenos’?
La primera es de Melón Maguilaz, vosotros conocisteis a Melón cuando me conocisteis a mí, él también estaba en Trimelón de Naranjus [Jairo se formó como músico tocando en la calle, y más tarde, con su primera banda, Trimelón, con la que grabó dos discos]. Cuando terminó aquello, formó Melón Maguilaz y en 2012 falleció. Mi gran amigo Melón, esa canción está ahí por pura justicia poética y por derecho, tenía una forma de expresarse cuando componía totalmente rumbera. La versión de Gato Pérez, Gitanitos y morenos, es un himno de la calle. Las canciones de Gato eran una fiesta y, al escucharlas, entrabas en ese sarao que sucedía en el barrio, que pertenecía a la calle. Con poco te contaba mucho, recorrías barrios de Barcelona, calles concretas.
Muchachito Bombo Infierno ya ha anunciado sus conciertos de enero en Madrid y Barcelona: Madrid (La Riviera / Inverfest), día 20. Barcelona (Sala Salamandra), día 27.
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