Nueva York ama el paisaje como estudio de grabación
Son un colectivo singular y magnífico con sede en Nueva York. Apuestan por lo analógico y por los espacios naturales como estudios de grabación, y su música se contagia de la maravilla del paisaje. Se llaman Music Jar Manson, están capitaneados por Josh Garrels y ya tienen un documental titulado The Sea In Between.
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La falta de espacios musicales en las televisiones al uso se ha ido supliendo en los últimos años con los canales creados por los propios artistas o sellos discográficos. Segmentos musicales que se extienden en la red para dar cabida a toda clase de músicas en lugares inimaginables y donde la acústica juega un papel muy importante. Es inevitable no recordar los grandes momentos musicales que nos han ofrecido grandes estrellas o bandas emergentes en los últimos años en lugares tan inesperados e inverosímiles como un taxi londinense, una fábrica de mantequilla a las afueras de Sidney, una estación de tren, una iglesia o los propios locales de ensayo, cada día más acondicionados.
Laura Gibson
Lo auténtico es cada día más In, está de moda y sorprende a las nuevas generaciones, artistas o no. Y, por encima de todo, envían un mensaje al mundo musical. Lo digital y lo analógico conviven cada vez más cerca en el siglo XXI. Es como si a tanto progreso le quisiéramos advertir que queremos seguir aferrados a nuestro pasado, sin obviar todas las herramientas puestas a nuestro alcance en un futuro cada vez más inmediato. Un grito para no olvidar qué fuimos y qué conseguimos en todos estos años desde que la industria musical empezara.
”Vamos a tomar estas pequeñas cámaras de alta definición y esas grabadoras que ahora pueden grabar 10 canales, y los llevamos a cualquier parte del mundo para hacer algo increíble con ello. En lugar de programar todos nuestros instrumentos, vamos a conseguir que el sonido sea más real, más verosímil». Tal vez esta pudo ser una de las muchas reflexiones a las que llegaran Jon Seale y Dan Knobler, cofundadores y productores de Music Jar Mason, el colectivo de audio/vídeo y productora con sede en Brooklyn, Nueva York, donde muestran, además de su actitud empresarial, una lógica manera de presentar al mundo los artistas que van conociendo o llegan hasta ellos.
La compañía está compuesta por más de 15 personas -músicos, cámaras, productores del mundo audiovisual-, magos de la imagen y el sonido y, por encima de todo, amantes de la música. Un colectivo que ha conseguido casar hogar y sede de trabajo, conviviendo juntos en un gigantesco loft. El pasado año, Mason Jar Music fue nombrada una de las diez compañías de música más innovadora por Fast Company y aclamada por la prensa especializada en el último año.
Inspirados por el extenso y exquisito trabajo de La Blogothèque, en Mason Jar Music producen sus vídeos musicales de una manera totalmente nueva. Combinando las herramientas digitales con el sistema analógico, creando audios de alta calidad en mayúsculas. En vez de grabar un vídeo musical al uso, con una narrativa donde los labios de artista se sincronizan con su canción, dan prioridad a otras muchas cosas que la simple estética del videoclip .
Mason Jar Music presenta a Josh Garrels
Son determinantes las propiedades acústicas de la localización; según el lugar, logra cambiar la forma en la que se percibe el sonido de cada instrumento tocado o la voz, y por supuesto la proximidad entre “escuchantes” y músicos a la hora de realizar la actuación. Una manera de revelar algo que la mayoría de los aficionados al vinilo ya sabemos y que cada vez cobra más adeptos a la hora de escuchar o ver a los músicos en acción con todas las circunstancias que rodean una grabación. “La emoción de la grabación de música en vivo es lo que nos motiva, ver el proceso de desarrollo, los músicos ensayando, todo un equipo inmerso en la creación, desde la localización, colocación estudiada de los micros, averiguar los planes de cámara y la iluminación… Todo lo que realmente une a la gente en ese proceso de esperar; el antes y el después que les recuerde que la música, el cine y el audio son todos los oficios que requieren imaginación y habilidad”, dicen sus creadores.
TOWN HALL, ‘Good Boy’
Aunque las ventas de música grabada han caído, la gente está consumiendo más contenido musical que nunca. Los grandes estudios de grabación son una especie en extinción, y un nuevo paradigma debe reemplazarlos. La tecnología ha hecho más fácil y más asequible para que el consumidor medio pueda producir y distribuir su música, y hasta cierto punto eso significa la muerte del productor, ingeniero y el arte de la grabación. Pero en realidad, para los miembros de Mason Jar Music significa que la estructura de poder de la industria discográfica ha cambiado, el control está en manos de los creadores de contenidos. Y es obvio que ahora, más que nunca, la gente necesita profesionales capacitados, con un estilo distinto y la pasión por la creación de todo tipo de música en cualquier formato, para llevar sus proyectos a buen término.
BEN SOLLEE, ‘A Few Honest Words’ at the Lincoln Memorial
Sirva como ejemplo la reciente experiencia vivida junto al músico Josh Garrels y plasmado en el documental The Sea in Between, estrenado el pasado enero. Una recopilación de historias que se fueron reuniendo poco a poco y donde nos invitan a una incursión en el mundo visual y sonoro de este cantante.
The Sea In Between surgió de un acto audaz de generosidad por parte de un ingeniero de Vancouver (Canadá), Blayne Johnson, quien invitó al músico Josh Garrels a su casa en Mayne Island. A toda la familia de Johnson le encantaba la música de Garrels y simplemente querían oírlo tocar en persona. La invitación hecha a Garrels por su benefactor se hizo extensible a los miembros de Mason Jar Music para unirse a ellos y ayudar a recrear y grabar algunas de esas experiencias sonoras.
El documental es un resumen de cinco días y 12 actuaciones musicales, además de las entrevistas, en su mayoría al aire libre en distintos puntos de la isla, desde el interior de una iglesia anglicana a una granja, pasando por distintos puntos a lo largo de las bahías que rodean la ínsula de 21 kilómetros cuadrados. En cada pieza musical destaca un aspecto diferente de Josh Garrel, la propia vida como esposo y padre de tres niños pequeños, como compositor perfeccionando su arte y como ser humano tratando de asegurar su fe (Garrels es profundamente religioso) y encontrar su lugar en este mundo.
Gracias a esas obsesión de Mason Jar Music por convertir los espacios naturales en estudios de grabación, se ha logrado que llegue a buen puerto esta aventura musical hecha película, Garrels Josh: The Sea In Between. Días que no estuvieron exentos de anécdotas en el transcurso de las sesiones de grabación, como una marea que les sorprendía en plena grabación de la canción Sailor Waltz. The Sea In Between no es solo una historia acerca de cómo hacer música, sino una historia sobre las dificultades de crear arte en un mundo donde ser artista es casi imposible. Esperemos que cunda el ejemplo de este colectivo.
JOSH GARRELS, ‘Slip Away’ (from ‘The Sea In Between’)
JOSH GARRELS, ‘Pilot Me’ (from ‘The Sea In Between’)
Puedes seguir a Mason Jason Music y Josh Garrels en:
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