Nueva literatura brasileña: sin falsas piruetas
Es un país y es casi un continente. Un gigante con grandes autores desconocidos en España. Brasil ofrece una narrativa rica y fascinante. Clarice Lispector, José Mauro de Vasconcelos y Jorge Amado son los más conocidos, pero las nuevas voces reflejan al país del convulso crecimiento. Son Carla Guimarães, Santiago Nazarian, Otávio Júnior. El interés que generan crece con la promesa de mostrarnos su alegría, su intensidad, su ternura y su mirada cargada de ganas de vivir. Retratan su realidad sin esconder nada. Sin falsas piruetas. Reflejan una fuerza a reconocer. Así son. Así escriben. Una guía de lectura hacia el gran gigante desconocido.
Puedes seguir a la autora en Twitter: @sardiflor
¿Quién conoce o ha leído autores brasileños? No tantos lectores como podría parecer. Últimamente se ha puesto de moda Clarice Lispector entre los más hipster, y no sin razón, es una escritora que transforma a sus lectores en cada página. Puede que suene el nombre de Jorge Amado o de José Mauro de Vasconcelos. El desconocimiento nace de la infraestructura editorial mundial. Y también de que los vecinos hispanohablantes han tenido más oportunidades de entrar en el mercado literario internacional. No hay agencias literarias internacionales poderosas que escrutinen en aquel mercado porque mundialmente se lee todo en inglés, o casi todo. Si un título no está traducido a dicho idioma no alcanza determinadas agencias. Por eso leemos más a autores que escriben en la lengua de Shakespeare. Si tenemos a dos autores, pongamos a caso a un brasileño y un estadounidense o británico, que cuentan con el mismo número de ventas, el brasileño tendrá muchas menos oportunidades de ser adquirido por una editorial española. Además casi no hay editores que lean en portugués. Y a todo ello hay que añadir las peculiaridades de una industria convencida de que un autor brasileño no tendrá el éxito que otros sí en cambio puede alcanzar. Así que el desconocimiento no es culpa del lector, muchas veces, sino de eso que eufemística y sarcásticamente llaman «barreras del idioma». Pausa musical.
Hace un año, la revista Granta publicó un número especial dedicado a los nuevos autores brasileños. Granta nació en manos de estudiantes de Cambridge en 1979 y se convirtió en la guía literaria más renovadora e influyente en lengua inglesa. No hay un número que no abarque contenido novedoso e interesante para todos los gustos. También hay versión española desde el año 2003. El número del 5 de julio de 2012, The Best of Young Brazilian Novelists, nace para celebrar el centenario del magnífico autor Jorge Amado. Lo citan para explicar la gran variedad de estilos: “Brasil no es un país, es un continente”. En ese número de Granta nos encontramos con drama doméstico, realismo más y menos mágico, con surrealismo, prosa lúdica, estilo muy intelectual, Luisa Geisler es la más joven y la más vanguardista. También se acercan a la narrativa de la más comercial. Hay para todos los gustos. Podemos leer relatos de Cristhiano Aguiar, Vanessa Barbara, Carol Bensimon, Javier Arancibia Contreras, Miguel del Castillo, Laura Erber, Emilio Fraia, Julian Fuks, Daniel Galera, Luisa Geisler, Vinicius Jatoba, Michel Laub, Ricardo Lisias, Chico Mattoso, Antonio Prata, Carola Saavendra, Leandro Sarmatz y Antonio Xerxenesky. Es bastante evidente que, salvo en el caso de Tatiana Salem Levy y J.P. Cuenca, los autores elegidos comparten el gusto por un estilo global, lo cual los hace más “vendibles” y atractivos para poder competir con sus rivales europeos y norteamericanos. Los nuevos autores brasileños recorren el mundo, especialmente el del norte. Muchos han emigrado o pasado una temporada larga por Europa y por Estados Unidos. El relato de Laura Erber transcurre entre Londres y Rumanía. Ricardo Lisias cuenta la historia de un jugador de ajedrez que recorre las salas de espera de aeropuertos internacionales con escasa presencia latinoamericana. La denuncia social hace parte de la cultura más cotidiana también. Las letras de los sambas que compiten en cada carnaval por el premio al mejor tema, son de tono social. La telenovela de las ocho es casi una religión en sí misma, las de más éxito han servido para mostrar los grandes problemas del país. La música brasileña habla del amor y de la pobreza, pero siempre con una sonrisa y un ritmo que invita a bailar. Otra pausa musical.
En España estamos de suerte porque el año pasado nació una editorial dedicada a autores brasileños con propuestas sumamente interesantes. Se trata de Ediciones Ambulantes. Rescatan tanto a los más clásicos como a los más modernos. Entre ellos cabe destacar a Carla Guimarães que vive en España y ha colaborado con diferentes medios como Efe y El País. Su estilo está cargado de frescura y excelente sentido del humor, incluso en los temas más duros consigue que la leamos con una sonrisa, algo que es una característica muy brasileña.
Nací madrileña a los treinta años. Es lo que dice una carta que he recibido esta mañana. Bueno, no dice exactamente eso, pero es como la interpreto. Finalmente he conseguido la nacionalidad y en pocos días estaré jurando fidelidad a su majestad el Rey, a la Constitución y a las demás leyes españolas. Con lo republicana que yo soy… Que me perdonen los monárquicos, pero en Brasil por no haber, no hay ni Reyes Magos. Carla Guimarães : Diario de una brasileña en Madrid
Santiago Nazarian con Masticando humanos. Una novela psicodélica nos cuenta sobre un caimán que decide vivir en las cloacas y que no pretende una vida bucólica en los pantanos ya que su intención es conocer el lado más oscuro de la ciudad y de la humanidad.
Estos autores reflejan perfectamente a todos esos manifestantes que empezaron lo que en Brasil se conoce como la “Revuelta del vinagre” debido a que la gente lleva botellines de agua con vinagre para protegerse de los gases lacrimógenos. Son los jóvenes educados y de clase media y clase media alta los que comenzaron a protestar y luego se unieron los ciudadanos de barrios menos pudientes. Todos viven momentos de circunstancias inciertas, de las cuales la menos importante es la cuestión de la subida de 20 céntimos de los autobuses. Los casos de corrupción, descubrir el pasado más reciente y la necesidad de infraestructuras han hecho saltar la alarma de los jóvenes más educados y cultos. Los políticos de los recientes casos de corrupción están libres ya que están protegidos con inmunidad. Finalmente ha salido a relucir lo que ocurriera en el país de la alegría durante los años de la dictadura. La presidente Dilma Roussef fue víctima de torturas. Los militares brasileños fueron tristemente famosos por crear métodos que luego se utilizaron en Argentina y Chile. Los paramilitares invadían Brasil mientras se jugaba al fútbol y se celebraban los carnavales durante la dictadura. A todo ello hay que añadir que la población brasileña ha gozado de los beneficios de la reforma educativa impulsada por Lula y del fomento de la cultura. Los gastos que implican los grandes eventos deportivos podrían suponer una mejora importante en servicios básicos muy necesarios. Y para colmo, subió el autobús. Ya no se podía más. Pausa musical.
Libros del Asteroide ha publicado la delicada novela de José Mauro de Vasconcelos, Mi planta de naranja lima. Es la historia de Zezé, un niño que no podía cantar para fuera y comienza a hacerlo para adentro. Es un relato que enamora de principio a fin por sus ganas de vivir, su inocencia y la mirada limpia del protagonista frente a un mundo en crisis permanente. Denuncia social y alegría, mucha alegría vital. La cultura brasileña nace con un secreto gen envidiable y estos autores nos lo transmiten de forma indiscutible
—Totoca.
—¿Qué?
—¿Se nota cuando ya se tiene uso de razón?
—¿Qué tontería es ésa?
—Fue el tío Edmundo quien me lo dijo. Dijo que yo era «precoz» y que pronto iba a llegar a tener uso de
razón. Y yo no siento ninguna diferencia.
—El tío Edmundo es un bobo. No para de meterte cosas en la cabeza.
—No es bobo. Es sabio y, cuando yo crezca, quiero ser sabio y poeta y llevar corbata de lazo. Un día me
haré una foto con corbata de lazo.
—¿Por qué con corbata de lazo?
—Porque nadie es poeta sin corbata de lazo. Cuando el tío Edmundo me enseña retratos de poetas en una revista, todos llevan corbatas de lazo.
—Zezé, deja de creer en todo lo que te dice el tío Edmundo: está un poco chalado y es un poco mentiroso.
—Entonces, ¿es un hijo de puta?
—Mira que ya has cobrado en la boca por tanto decir palabrotas, ¿eh? El tío Edmundo no es eso. He dicho
«chalado», un poco loco.
—Has dicho que era mentiroso.
—Una cosa nada tiene que ver con la otra.
—Sí que tiene que ver. El otro día, Papá estaba hablando con el señor Severino, el que juega a las cartas
con él y habló así del señor Labonne: «Ese viejo hijo de puta miente con avaricia»… Y nadie le dio en la
boca.
—Los mayores pueden decirlo, no tiene importancia.
José Mauro de Vasconcelos: Mi pie de naranja lima
¿Una pausa musical? No me hacen falta excusas.
Jorge Amado es otro de los escritores brasileños imprescindibles: “Utilizo el humor como un arma para denunciar hechos muy graves y para defender los intereses del pueblo. Más traicionero que la política, sólo la justicia. Por eso andan siempre juntas, de la mano”. Su prosa refleja una tierra alegre, sensual, luminosa y cálida. Las páginas de sus más de cien novelas muestra el Brasil eterno en su alegría, su tristeza profunda, su desesperanza, su cabezonería y su ternura. Gran conocedor de la mujer, sus heroínas son innumerables. Doña Flor se casó con la pasión de su vida, un hombre divertido, pero con el que no se podía contar para nada. Después de múltiples desengaños ella le pide a los dioses que la liberen de él. Su esposo fallece. Doña Flor se casa luego con un hombre que le da la seguridad que buscaba y anhelaba con ahínco. Pero se aburre mortalmente. Así que acaba pidiendo a los dioses que le devuelvan a su primer marido. Doña Flor acaba viviendo con los dos y se convierte en Doña flor y sus dos maridos. Jorge Amado influenció a diversas generaciones de autores como Clarice Lispector, Ana María Machado, César Antonio Molina, Juan Manuel Bonet, Joao Ubaldo Ribeiro, Basilio Losada, Alberto da Costa e Silva, Eduardo de Assis Duarte, Eduardo Portella, Myriam Fraga y Joâo Almino.
El consejo de familia no duró mucho. Discutieron en la mesa de un restaurante en la Bajada del Zapatero. Por la concurrida calle pasaba la multitud, alegre y apresurada. En la vereda de enfrente había un cine. El cadáver había quedado confiado a los cuidados de una empresa funeraria, propiedad de un amigo de tío Eduardo. Veinte por ciento de descuento.
Tío Eduardo explicaba:
-Lo más caro es el cajón. Y los automóviles, si hay mucha gente. Una fortuna. Hoy en día ya no se puede ni morir.
En las inmediaciones habían comprado un traje nuevo, negro (la tela no era gran cosa pero, como decía Eduardo, para que se la comieran los gusanos, hasta era demasiado buena), un par de zapatos también negros, camisa blanca, corbata, un par de medias. Calzoncillo, no era necesario. Eduardo anotaba todos los gastos en un cuadernito. Experto en finanzas, su negocio prosperaba.
Jorge Amado: La muerte y la muerte de Quincas
Clarice Lispector debutó a los 23 años con la novela Cerca del corazón salvaje. Corría el año 1943. Por entonce la literatura brasileña ya contaba con una gran tradición encarnada por Machado de Assis, Rachel de Queiroz, Jorge Amado y la vaguardia modernista de 1922. La autora implicó un cambio espectacular en la forma de escribir y de comunicar, proponiendo nuevas maneras de lenguaje y narrativa. Osada, misteriosa, espiritual, trascendente y rabiosa, Clarice Lispector pone su voz femenina a todas las transgresiones, hasta las más insospechadas.
Quiero escribir el borrón rojo de la sangre con gotas y coágulos goteando de dentro para dentro. Quiero escribir amarillo-oro con rayos translœcidos. Que no me entiendan poco me importa. Nada tengo que perder. Me lo juego todo en la violencia que siempre me habitó, el grito áspero y agudo y prolongado, el grito que yo, por falso respeto humano, no di. Mas aquí va mi berrido rasgando las profundas entrañas de donde brota el estertor que ambiciono. Quiero abarcar el mundo con el terremoto causado por el grito. Clarice Lispector.
Sí, más música.
La narrativa brasileña nos ofrece dos vertientes: tradición nacional y cosmopolita a través del Brasil rural y del más urbano donde ciudades como Sao Paulo alberga a 12 millones de habitantes y nada tiene que envidiar a Nueva York. Sus autores saben comunicar una energía vital a prueba de bomba nuclear. También son muy conscientes de la necesidad de estar en el mundo y proyectarse sin olvidarse del individuo. Sin lugar a dudas, una literatura que refleja una cultura rica, cuyo tesoro nos está esperando a todos.
Muy felices lecturas, mucha música y más música.
Comentarios
Por Hilaría, el 22 junio 2013
Evohé! Brasil infinito.
Por José, el 27 junio 2013
Enhorabuena y mil gracias por tan buen artículo. Los que adoramos este país , su gente y su cultura hemos encontrado gracias a ti muchos más autores y cantantes.
Por Sardiflor, el 27 junio 2013
José,
muchas gracias por tu comentario y por tu aliento. Me alegra muchísimo que gracias a mi trabajo sepas más de la cultura que te atrapa.
Beijos,
Sardiflor
Por Sardiflor, el 27 junio 2013
Hilaria, muchas gracias 🙂 por dejar tu comentario tan feliz.
Beijos,
Sardiflor