Os recomendamos 2 exposiciones y 7 libros para un marzo verde

‘Paradisea minor’, del fotógrafo Luis Castelo, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Hoy os proponemos en nuestra ‘Área de Descanso’ dos exposiciones en el Museo Nacional de Ciencias Naturales –como guinda verde a tanta feria y propuesta en la gran Semana del Arte en Madrid– y siete eco-libros, desde‘Vertedero’, de Oliver Franklin-Wallis, a ‘El Oasis’, de Simon Hureau. Nueve nutritivas píldoras para congraciarnos con la vida y el género ‘sapiens’. Y empezar mañana la semana con buen pie.

En esta época en la que escasean las buenas noticias, hay que aferrarse a los pequeños detalles. Fui hace un par de semanas al Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), en Madrid, y me alegró ver que estaba lleno de familias con niños y niñas. Se detenían en la exposición permanente sobre la biodiversidad y, cómo no, en la parte de los dinosaurios, en el otro edificio, con un recorrido previo y fascinante sobre el origen de los humanos, de nuestra evolución y de los compañeros de viaje de los sapiens, los neandertales, con quienes al parecer nos mezclamos y a quienes, también, exterminamos, cómo no.

Se pueden visitar, además, dos exposiciones temporales ineludibles. Una de ellas es Emociones en peligro, del prestigioso fotógrafo de la naturaleza Tim Flach, con retratos impresionantes de especies amenazadas o en peligro de extinción. Uno se queda embobado mientras contempla, por ejemplo, la imagen de dos bonobos en un gesto de ternura que podría darse entre dos humanos (absténgase gente como Donald Trump o Elon Musk).

Otro fotógrafo, en este caso español, Luis Castelo, parece haber detenido el tiempo, incluso la vida, en las 40 fotografías de Historia natural, en las que el autor utiliza una técnica poco habitual, y muy original, la escenografía, con el objetivo de unir la ciencia y el arte.

Después de salir del museo y congraciarme con la vida y el arte, pensé que tal vez todavía haya posibilidades de evitar los peores escenarios. Estos niños son el futuro, me dije, y puede que algún poso quede en ellos del mundo tan maravilloso que hemos heredado. Se nos ha dado tanta belleza (Editorial Tundra), escribe la periodista Maribel Orgaz en su particular paseo por la Cuenca Alta del Manzanares. Provista de un cuaderno, nada le resulta ajeno a esta aguda observadora de lo pequeño y de lo grande, en una deliciosa caminata por un espacio natural amenazado por la presión humana, por los sapiens, y en la que es posible encontrar tanto maravillas, como la floración de los narcisos, como verdaderos espantos, como las antenas de la Bola del Mundo. Un libro maravilloso de liternatura, un género que cada vez cuenta con árboles más florecidos en las editoriales españolas, tanto generalistas como las que han apostado desde siempre por este linaje, por esta unión entre la escritura y la naturaleza.

La exposición 'Emociones en peligro' del fotógrafo Tim Flash en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

La exposición ‘Emociones en peligro’, del fotógrafo Tim Flach en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Entre las primeras, las de las multinacionales, cabe mencionar el trabajo de dos autoras españolas que, desde distintas perspectivas, abordan el trabajo y el medioambiente, algo que no es muy frecuente. En Laberinto mar, de Noemí Sabugal, publicado por Alfaguara. Sabugal navega por el litoral español en un libro híbrido, de los que a mí me gustan, en el que se mezclan el gran reportaje y la novela de no ficción para construir un fresco de nuestras costas. Con un gran trabajo de campo, en el que se mezclan numerosas entrevistas, lecturas y  vivencias, Sabugal ha escrito un libro poliédrico en el que se entreveran distintas miradas desde los trabajos relacionados del mar, como el de los percebeiros o los pescadores, con la salud de los océanos o el impacto del turismo masivo que nos ha llevado a alicatar las costas.

Por su parte, Txani Rodríguez nos trae una novela de ficción que, además de aspectos como la soledad, la vulnerabilidad o las dependencias emocionales, pone el foco en el conflicto entre el llamado desarrollo y la preservación del paisaje, entre quienes apuestan por mantener un entorno poco intervenido por los humanos y quienes viven en el mundo rural, abiertos a esos cambios empujados muchas veces por razones económicas y laborales. De todo ello nos habla en La seca, publicado por Seix Barral.

Entre las editoriales independientes, hay varios sellos que llevan apostando desde hace tiempo por autores que critican nuestro modelo económico y la relación con la naturaleza. Podríamos mencionar a Libros de la Catarata, Icaria, La oveja roja, Baile del Sol, Nórdica, Plaza y Valdés, Errata Naturae o Capitán Swing. Esta última comparte con los lectores españoles Vertedero, de Oliver Franklin-Wallis. Este periodista de investigación nos sitúa frente al espejo en nuestra relación con el planeta. Y lo que devuelve el espejo –y perdónenme– es mucha inmundicia, el retrato de la basura que tiramos. Hemos convertido el planeta en un vertedero. Es la tesis de este británico que se ha pasado años de su vida tratando de averiguar el rastro de nuestra basura. Y lo que descubre es realmente alarmante. Solo reciclamos el 12% de lo que consumimos, y más de la mitad de lo que producimos lo llevamos a los países del Sur. El viaje que nos propone Franklin-Wallis es casi como el Conrad en El Corazón en las tinieblas, solo que las tinieblas, en este caso, son nuestros desechos.

‘Ornithorhynchus anatinus’, fotografía de Luis Castelo en el MNCN.

El lado amable del espejo nos lo cuenta el dibujante francés Simon Hureau. Cuando él y su familia se van a vivir a una vieja casa con un jardín abandonado, descubren que la vida ha desaparecido de allí. Movido por una intuición y un propósito, decide restituir esa tierra baldía en un jardín biodiverso. Con mucho humor, nos lo cuenta en un libro bellísimo, ilustrado, que titula El oasis, publicado por Errata Naturae. Simon Hureau descubre en su huerto a la otra gente, que diría Manuel Rivas, a los otros habitantes. Aunque no los veamos, han estado siempre ahí. Y los hemos incorporado y hecho protagonistas de nuestros relatos, ¿no?

Lo cuenta muy bien el ensayo Las aves y las letras. Los personajes alados de la literatura universal, de Weselina Gacisnska, publicado por Eirene Editorial. Es un libro fascinante, lleno de lecturas, en la que la autora polaca y filóloga española traza los puentes entre el mundo alado y el literario a lo largo de los siglos. Puentes que tienen algo de espiritual, que muestran la conexión ineludible de los humanos con la naturaleza, de la que formamos parte.

Lo vio claramente hace un par de siglos Emily Dickinson. Jesús Marchamalo, ha escrito Dickinson y las violetas, una breve y dickinsoniana biografía de la poeta norteamericana, tan escueta como sus poemas, que aún nos hablan después de tanto tiempo. Publicada por Nórdica, las palabras de Marchamalo dialogan con las ilustraciones de Antonio Santos, con quien ya ha colaborado en otros proyectos.

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