Paco Roca recupera la memoria histórica (por mucho que otros no quieran)

Portada de ‘El abismo del olvido’.

Ha sido uno de los fenómenos editoriales de 2024. Y ahora Álex Montoya anuncia que llevará esta historia al cine. Con ‘El Abismo del Olvido’ (Astiberri, 2023), el dibujante Paco Roca, junto al periodista Rodrigo Terrasa, logran escarbar en la memoria histórica a través de relatos de vidas como la de Pepica Celda, que quería recuperar los restos de su abuelo fusilado y enterrado en una fosa común en el cementerio de Paterna. Se suma la historia real de Leoncio Badía, un culto maestro republicano, obligado a trabajar de sepulturero, que ayudó a muchas mujeres y familias a reconocer a sus familiares con objetos personales. Hemos hablado con los autores.

Recordar es un acto esclarecedor, y también revelador, que supone aprender del pasado, de la historia. Las grandes obras son las que calan por dentro, y aquí estamos ante una de ellas. Paco Roca ya logró hacer un trabajo concienzudo y bien documentado en Los surcos del azar (Astiberri, 2018) y lo ha repetido con El abismo del olvido, reflejando desde ángulos personales e historias vitales la dureza de los efectos de la Guerra Civil. Una obra que deja un poso y un lugar para la reflexión. Repara el dolor contando estas historias trágicas, reconcilia al desvelarse la identidad de los enterrados en las fosas comunes y al posibilitarse el entierro de los asesinados. La presencia del periodista valenciano Rodrigo Terrasa le da empaque a la historia, que se construye utilizando también la mitología griega y mostrando las dos caras de la moneda. La historia debe contarse como fue, en todos sus ángulos, para colocar las cosas en su sitio y generar, de una vez, la paz necesaria.

No sé si es la primera vez que colaboras codo con codo con alguien, Paco. Fue una crónica de algo anunciado que teníais que trabajar juntos y sacar un proyecto adelante, tal y como cuenta Rodrigo en el epílogo.

Paco Roca: Normalmente trabajo solo. Pero ya había colaborado, por ejemplo, con Guillermo Corral, haciendo El Tesoro del Cisne Negro y con José Manuel Casán en La encrucijada. Y aunque me gusta trabajar solo, es verdad que cuando trabajas con alguien, primero es más divertido, y segundo llegas a lugares donde igual tú solo no llegarías. Con Rodrigo era el punto de poder llegar a esa visión periodística a la que yo no llegaría solo. Nos conocemos desde hace muchos años y siempre habíamos estado hablando de esta posibilidad del cómic periodístico, de cómo se podría dar otra dimensión a la narrativa habitual de ficción con la que trabajo. Pero no encontrábamos el proyecto. Rodrigo apareció con este artículo para El Mundo, y ahí sí encajó. Cada vez me apetece más esta parte, porque el trabajo solitario me gusta, pero se hace muy largo. La verdad es que se agradece tener durante años a alguien al lado, con quien dialogar todas esas dudas y todo lo que va surgiendo.

Doble página de 'El abismo del olvido'.

Doble página de ‘El abismo del olvido’.

Trabajar con una imagen tan consolidada como la de Paco ¿da profundidad a ese periodismo, a esa investigación?

Rodrigo Terrassa: Para mí hay dos fases. Mi idea cuando yo le comenté a Paco que hiciera esta historia, este cómic. Somos amigos hace un montón de tiempo y veía muy claro que había algo más que contar en aquella historia que conté en 2013, que al final era un reportaje muy breve en el periódico. Sobre todo en torno al personaje de Leoncio Badía había mucho más que contar.

Yo ni siquiera me lo llegué a plantear, porque tenía mucha fuerza. Y yo lo que quería era que Paco hiciera un cómic suyo con esto. Cuando nos planteamos hacerlo juntos, para mí fue un regalo: ha sido una experiencia alucinante. Te relaja trabajar con Paco, porque sabes que lo va a liderar él. Te adaptas a su lenguaje y a su forma de trabajar. Yo he trabajado encantado de la vida con cero problemas.

En general, a mí me parece muy complicado escribir cosas a medias, porque creo que es muy difícil compartir estilos. Pero con Paco ha sido súper cómodo y súper fácil: ha sido un lujo. A nivel periodístico me ha parecido un proyecto muy enriquecedor, porque sabía que Paco es un periodista cojonudo en su manera de narrar, y sobre todo tiene una exigencia a nivel de documentación, para que toda la información sea lo más veraz posible, lo más fiel posible.

Ya lo habías hecho con ‘Los surcos del azar’, también con mucho respeto por contar esa historia y por dejar ese espacio a las personas a las que se había olvidado. Es importante hablar de memoria, recuerdo, de olvido… Al final, sin memoria no somos sociedad. ¿Ahí tocáis con la historia vertebral de esta obra?

Paco: Sí, sin duda. Se trataba sobre todo de eso, de intentar comprender a las familias. Tiene un componente muy humano. Estamos hablando de memoria social, pero también de toda esa memoria individual. Cuando te vas entrevistando con todas las familias, empiezas a comprender su drama, lo que supuso para la gente que lo vivió (las madres, las hermanas o las esposas de todos aquellos fusilados), pero también entiendes a los descendientes (a las hijas de aquellos fusilados o nietas), el por qué intentan exhumar a sus seres queridos. Ante todo es una historia muy de sentimientos. Y lo que hemos intentado justamente ha sido despojar a este tema de toda la política que lo rodea.

Cuando has conocido a todas estas personas, tú mismo ya te emocionas. Entonces, tratas de contar todo esto desde una delicadeza, tienes muy presente a esas familias cuando estás haciendo esta historia, lo haces con el máximo respeto.

Rodrigo: Cuando cambias el foco y dejas de fijarte en las estrecheces, en la visión política y electoral de todo esto, ves que al final la lucha de Pepica es profundamente política, pero cuando se convierte en propaganda electoral de uno y otro bando, se estrecha mucho la mirada. Cuando te sientas delante de alguien como Pepica Celda, que con 80 años te cuenta toda su epopeya para rescatar los huesos de su padre, al final es una historia universal, que es un poco lo que cuenta el Gold Comic, a través de la parte más clásica con Aquiles y demás. No es una cuestión electoral ni de apoyar a un partido o a otro, ni siquiera de una ideología u otra, aunque evidentemente todos los protagonistas tuvieran su ideología, sino que es una historia de derechos humanos. Y creo que uno de los éxitos del cómic es ese, que pone el foco en una historia absolutamente universal, aunque ocurra en un pueblecito de Valencia.

Paco: Todo el tema de las exhumaciones se vende desde ese electoralismo. Hasta oímos comentarios como que las familias solo se acuerdan de los suyos cuando hay subvenciones. Se ha podrido toda esa mirada de lo que es. Y en el fondo, lo que tratábamos era de limpiar todo eso, ir a los orígenes, de por qué es importante ese enterramiento. Y el ser humano se da cuenta de que la muerte es un punto de inflexión; a partir de ahí empezamos a tener unos rituales hacia el muerto como un respeto. Pero también para los que se quedan, el tener una despedida, un pasar página y un cerrar heridas. Eso es lo se les negó a todas estas familias: un entierro digno para su ser querido. En muchos casos ni tan siquiera saben dónde estaba enterrado. Y a día de hoy, seguimos en el mismo punto.

Seguimos sin que los descendientes de toda esa gente tengan un entierro digno para sus seres queridos. Para conseguir por fin también algo que les permita pasar página. Y por eso era importante también contar esta historia de la Ilíada, para darnos cuenta de lo grave que era para Homero robar el cuerpo, negar a una familia que tuviese el cuerpo de su ser querido para el entierro digno y para ese poder pasar página. Nos parecía que todo esto, bien contado, explicado, todo ese discurso político era una sinrazón. Es algo que no tiene ningún sentido y que es fruto de una incultura total, fruto de una crueldad solamente comparable a la que en aquellos años de dictadura tuvo la gente que también prohibió estas cosas.

Las cosas, porque te digan que no tienes que recordarlas, no desaparecen. Las nuevas generaciones siguen encontrando, siguen mirando atrás porque es algo normal. Y también es otra de esas falacias que se nos ha hecho creer, que los españoles somos diferentes, que los que condenan este tipo de cosas somos como revanchistas que no hacemos más que mirar para atrás, somos unos raritos. No es una rareza de España, la rareza es que en un país democrático haya un partido democrático que blanquee la dictadura y que quiera pasar de puntillas, sobre una época, prohibiendo o intentando que no se hable de determinados temas.

Rodrigo: La típica frase de que esto reabre las heridas; es radicalmente lo contrario. Ves a Pepica Celda y a su familia hoy en día y te das cuenta de que ellos han cerrado su herida, porque han conseguido la última voluntad de su padre y el mandato de su madre, que era recuperar sus huesos. Así es como se cierran las heridas. Lo contrario es mantenerlas abiertas.

Con esta historia habéis hecho justicia con tanta gente que se sabía inocente y a los que les denunciaban. Representáis ese ambiente de venganza, por ejemplo, en el personaje del Morret. O en la prisión de mujeres, la rabia y odio ante el otro. Luego también aparece la hermandad que mantienen las mujeres de estos presos. Hay una lucha entre la ruptura y la resistencia.

Rodrigo: Recuerdo haberlo hablado con Paco. Nos preocupaba que había algunas escenas en la historia que podían resultar incluso increíbles por excesivamente crueles. Algunos amigos que lo leían nos preguntaban si lo habíamos inventado. Les decía que no. Lo más bestia es que leas la historia tal cual nos la han contado. Te das cuenta de que está bien introducirlo porque refleja ese clima, por un lado, de impunidad total, y por otro, de deshumanización absoluta del otro. Que en cierto modo, y salvando unas distancias, conecta mucho con la actualidad en esta polarización que vivimos ahora, en la que ya no ves al otro como alguien que piensa diferente a ti, sino como alguien que no tiene derecho a existir, al que se le invalida. O sea, es el enemigo. Eso lleva a sendas muy peligrosas. Y a la vez fomenta alianzas muy fuertes para combatir eso.

Al final parece que los protagonistas evidentes de esta historia son Leoncio y Pepica, cada uno en su tiempo. Pero yo creo que esa red de mujeres que colaboran con Leoncio, y que han mantenido viva la memoria y la dignidad por la lucha de la memoria histórica durante décadas, también son las heroínas de toda esta historia.

Paco: Queríamos ver esa otra cara de las víctimas. Todas esas familias que hacían todo lo posible para poder tener esa despedida, que intentaban colarse en el cementerio, de cómo se apoyaban unas a otras sabiendo la importancia de todo ese simbolismo (objetos, prendas). Devolver un poco de dignidad a sus seres queridos. Ese simbolismo nos hace sentirnos mejor. Y para todas estas mujeres todo aquello era muy importante. El papel clave de Leoncio y cómo con esos pequeños detalles consigue mitigar un poco el dolor de todas estas mujeres.

Como bien dice Rodrigo, nos hemos ido dando cuenta con las entrevistas, que toda esta memoria en la mayoría de los casos ha ido pasando de madres a hijas. Y siempre casi como un secreto, aunque estuviésemos ya en democracia; todavía con ese miedo a contar determinadas cosas. Los 40 años de silencio se han quedado ahí en la forma de relatar lo que habían sufrido todas estas mujeres.

Conectando con la simbología. Esos objetos de los asesinados tienen un poder mayor de lo que contienen, como si fuera algo espiritual, una gran importancia en vuestra obra.

Paco: Se ha de humanizar todo esto, porque a veces perdemos la perspectiva. Se nos habla, por ejemplo, de que en esta fosa 126, únicamente hay 200 personas, también se trata de poner cara a toda esa gente para ver el drama. Detrás de esos números lógicamente hay vidas que esta represión intentó borrar. Con las exhumaciones empiezas a encontrarte las historias de cada uno de ellos, pero también objetos. Empiezas a ver que esos números tienen nombres, que tenían vidas y que son muy parecidas a nuestras vidas, gracias a estas exhumaciones en las que se vuelve a recobrar la memoria de toda esa España que durante tanto tiempo se enterró y se silenció.

A nivel político también se puede decir que no se ha hablado mucho de las personas a las que mataron los republicanos.

Paco: Pero en el cómic hablamos también de ello. Muchas veces ese discurso viene desde un cierto sector de la política, de determinadas élites, para mezclarlo todo. Y alegan: “Pero no habláis de la represión republicana”. Espera, vamos a ver, nosotros estamos hablando de algo muy concreto, que es la represión en tiempos de paz. La represión después de la Guerra Civil, durante la dictadura. Es decir, ya había terminado la guerra. O sea, no me compares esto con lo otro. Y en el cómic hablamos también de lo otro. Hay un tipo de represión, lógicamente, que no se puede ocultar. Ningún historiador serio ni nadie a estas alturas niega ni oculta los datos de la represión republicana, que se hizo por unos motivos y durante un tiempo determinado. Luego tenemos la represión de los golpistas, que fue durante toda la guerra y después. O sea, no queremos ocultar nada, porque además es importante para el desarrollo de los hechos.

Pero es verdad que se intenta mezclar todo, y meterlo en el mismo saco para enrarecerlo y embarrarlo todo, para que sea mejor no hablar, que es lo que siempre se ha intentado desde determinados sectores.

Rodrigo: La sensación que teníamos al final era que hay un plan de olvido que en muchos aspectos ha funcionado en este país respecto a nuestro pasado. Es una estrategia para que todo se esconda debajo de la alfombra de la historia de España, y funciona a menudo. Es este mantra de “otra vez estos con la Guerra Civil”. Cuando nos hemos dado cuenta de la poquísima información que hay, de lo poco que se ha hablado de esto, de lo poco que se ha escrito, o de la poca memoria visual que existe, que es otro de los grandes valores del cómic.

En la fase de documentación, nos dimos cuenta de lo falso que es este mantra de que esto esté muy manoseado, porque no hay apenas información. Era muy difícil buscar los datos de la represión republicana, muy difícil encontrar los datos de la represión franquista, muy difícil saber cuántas fosas comunes hay en este país, cuántas quedan por exhumar, cuántas quedan por localizar, cuántos desaparecidos hay… De todo eso no hay datos fiables ni objetivos, manejamos unas horquillas enormes, y no te cuento ya a nivel de imágenes (como es una fosa común, etcétera). Hay muchísimas lagunas. Y no te cuento ya en la postguerra. De la guerra todavía hay bastante información, pero en el año 1940 aparece una enorme laguna en la memoria de este país. De eso no se habla.

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